Excelente artículo, sí señora.
Y supongamos, para rematar el acertadísimo comentario de Paradus al excelente artículo de Cristina, que ese puñetazo se lo hubiera dado Neira al agresor (de cuyo nombre no quiero acordarme), con idéntico resultado: golpearse la caberza violentamente contra el suelo, y el sujeto en coma y en peligro de muerte. Si ya la novia, a quien Neira quiso defender del impresentable, vendió el asunto a una cadena de televisión para defender a "su hombre", podemos imaginarnos y horrorizarnos con el tratamiento del tema pongamos en Telecinco.
Sí, confieso que, a veces, he podido intervenir en algún asunto de éstos (mucho más leves, no se alarmen), pero, al final, me he aguantado las ganas.
Cristina ,gracias, me reconforta su análisisy me lleva a pensar que no todo está perdido. Ese relativismo imperante, parejo con la ausencia de "esfuerzo", (es una palabra que hemos borrado del diccionario), nos ha llevado a huir de nuestros deberes como personas dejándonos arrastrar por un hedonismo como fin último . Contra éso me revelo.El desorden moral está servido con los ejemplos constantes de las tvs. con las gansadas en boca de tanto indocumentado, pero con poder y de ese periodismo sin escrúpulos que es consecuente con lo que ha aprendido en éso que llamamos familia?, universidad?
Estoy con usted al 100x100.
Sra. Losada: Nuestra existencia como seres humanos es puro relativismo. Medimos la duración de nuestra existencia de acuerdo a un patrón tiempo que casi nadie discute. Estamos separados por una distancia que medimos conforme a otro patrón que tampoco discutimos. Consumimos más o menos en virtud de otros patrones que hemos aceptado como válidos. Somos relativistas.
El problema viene cuando tratamos de las relaciones personales. Hasta hace “relativamente” poco tiempo aceptábamos como patrón válido una tradición cristiana asentada en la ley natural. Aceptábamos que existían “hombres” y “mujeres” y que ; aunque con los mismos derechos y obligaciones ante la ley , eran sustancialmente diferentes. Aceptábamos que el bien ere bien y el mal era mal.
De un tiempo a esta parte hemos matado al “REFERENTE” y hemos dejado de ser “RELATIVISTAS”. La botella no está ni medio llena ni medio vacía; simplemente NO HAY BOTELLA
Como verá con lo que no estoy de acuerdo es con el término "RELATIVISTA" para definir la situación actual. Más bien opino que lo que hay es AUSENCIA DE RELATIVISMO AL HABER MATADO EL REFERENTE.
Excelente artículo, Cristina. Efectivamente, primero la sociedad elimina los valores y luego pretende que los ciudadanos los respetemos o que seamos nosotros los que saltemos ante el incumplimiento de dichos valores por otros. Es la paradoja del relativismo. Todo vale, no hay normas. Un embrión se puede abortar hasta la semana 22 ó 14 según quién cómo y cuándo. No hay normas fijas, ni leyes morales, ni valores. Todo depende de lo que digan los políticos en cada momento. La moral, la ética, ya no son objetivas, las impone el gobierno a su antojo y las cambia radicalmente cuando le da la gana. Hoy negocio con ETA, mañana pacto con el PP la expulsión del PNV, etc. Así con todo. La vida se convierte en un albur en el que el gobierno decide lo que está bien y está mal según le convenga.
Artículo para enmarcar; radiografia precisa de nuestro tiempo.
Dentro de nuestras posibilidades deberiamos recuperar cada uno de nosotros la defensa activa de los valores basicos de civismo y urbanidad, aunque ello nos pueda suponer un riesgo. Yo soy de los que todavia creo que hay que llamar la atencion por dejar caer un papel al suelo, aunque sea consciente que me puedo meter un problema.
Si no paramos cada uno de nosotros las conductas vandalas e incivicas que vemos a diario, la descomposicion moral en la que nos encontramos se acelerara irrmediablemente
Ecelente artículo, Cristina, y muy atinado, pero creo que le falta un detalle para poder terminar de explicar el porqué de la pasividad de la sociedad ante el hecho delictivo.
Supongamos que Neira hubiese tenido éxito en su empresa; supongamos que, lejos de haber quedado malherido y al borde de la muerte, hubiese conseguido arrancar a esa mujer de las garras de su agresor; supongamos que, en el proceso, le hubiese propinado al vándalo un puñetazo que le hubiese dejado un ojo a la funerala, le hubiese roto las gafas o descacharrado el móvil. Neira se habría enfrentado inmediatamente a una demanda por agresión que probablemente no le hubiese llevado a la cárcel, pero sí le habría supuesto una cuantiosa multa.
Vivimos en una sociedad en la que hay auténtico pánico a enfrentarse con el delincuente. Pánico no sólo de la ciudadanía, sino de las propias administraciones, que no quieren aparecer como autoritarias.
Así nos luce el pelo.
Visite paradus.blogspot.com
Cristina Losada: Quiero expresarle a usted que esto sí que es cociente intelectual del bueno, de alta gama. Este artículo es escribir para que de gloria leer. Felicidades y muchas gracias.
Atinada como siempre. Me encanta como escribes. Es un placer leerte.
Me permito un apunte: "Libertad sin responsabilidad y dependencia absoluta del Estado" en los de a pie, fomentada por los dueños del chiringuito a los que les va el poder sin responsabilidad.