El peligro de internet
La vieja guardia huele peligro, y el peligro se llama libre expresión, comunicación, acceso a la red de redes. El peligro que llevó a Obama al poder puede contribuir, decisivamente, a que el castrismo pierda su poder.
La cerrazón castrista ha resultado inversamente proporcional a la estrategia aperturista de la Administración Obama. O al menos es lo que han dado de sí estas primeras semanas de política moderada hacia Cuba. Las predicciones del llamado "exilio vertical" se han cumplido meticulosamente: a más concesiones del mundo libre, más censura y represión de la parte cubana. Nada sacia el apetito autoritario del castrismo. Se trata de esa clase de bestias a las que les dan un dedo y se cogen cabeza, cuerpo y extremidades.
El castrismo es una especie de agujero negro por donde desaparecen todas y cada una de las buenas intenciones que han sido, son y serán. Al levantamiento de las restricciones a las remesas y viajes de los cubanoamericanos a la isla, más la apertura estadounidense del sector de las telecomunicaciones, ha respondido el régimen cubano con cinismo y desdén. Y reprimiendo, que es lo que mejor se le da. Este fin de semana, desde Canadá, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba –una suerte de circo que ni siquiera hace reír, y a partir del cual el castrismo simula que existe una democracia participativa en el país–, Ricardo Alarcón le recordaba a los entusiastas de la moderación que no hay arreglo: que nadie espere un gesto de reciprocidad. En todo caso, Washington tendría que liberar a los cinco espías presos en Estados Unidos, levantar incondicionalmente el embargo y enviar a morir a Cuba al luchador anticastrista Luis Posada Carriles para que La Habana considere la posibilidad de una contrapartida.
Para colmo, un video de la conocida bloguera Yoani Sánchez mostraba este lunes en internet, por si hicieran falta pruebas visuales, que el espíritu censor del castrismo aumenta, como la bola de nieve, cuesta abajo en su rodada. La famosa apertura raulista humea sobre sus cenizas: hasta hace poco los contados cubanos que podían permitirse pagar unos escasos minutos de ciberespacio en los hoteles en moneda dura, todavía tenían esa posibilidad. Ya ni eso. En los hoteles cubanos, internet sólo es para extranjeros.
La vieja guardia huele peligro, y el peligro se llama libre expresión, comunicación, acceso a la red de redes. El peligro que llevó a Obama al poder puede contribuir, decisivamente, a que el castrismo pierda su poder. Retroceso es la palabra de orden en Cuba, y no precisamente para coger impulso.
PD: Súmate a la recogida de firmas en apoyo a la libre expresión en Cuba y contra las nuevas restricciones de acceso a internet impuestas por el régimen castrista. Deja tu firma en Blogs con Bandera.
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