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EDITORIAL

El "nuevo ritmo" del nuevo Gobierno

Si hubiera que calificar el "nuevo ritmo" que Zapatero quiere imponer a su gobierno a la vista de cómo se han estrenado sus nuevos ministros tras el puente de Semana Santa, habría que hablar de un claro ritmo de desaceleración o, más bien, de frenada

Si hubiera que calificar el "nuevo ritmo" que Zapatero quiere imponer a su Gobierno a la vista de cómo se han estrenado sus nuevos ministros tras el puente de Semana Santa, habría que hablar de un claro ritmo de desaceleración o, más bien, de frenada. Juzguen ustedes mismos.

Se suponía que Trinidad Jiménez, Manuel Chaves y José Blanco afrontarían este martes en el Senado su primer examen parlamentario como nuevos ministros de Sanidad, Política Territorial y Fomento, respectivamente. Sin embargo, la siempre sonriente Trinidad Jiménez ha dedicado básicamente su intervención a agradecer a los parlamentarios la bienvenida que le han brindado como nueva ministra, más que a explicar cual va a ser su línea de actuación o, más concretamente, a responder sobre las repercusiones en la investigación universitaria y hospitalaria del compromiso adquirido por Farmaindustria con el Gobierno, sobre las que le habían preguntado.

Claro que mucho más lamentable ha sido el "bautizo" parlamentario de los ministros Chaves y Blanco, quienes han decidido a última hora dar, simplemente, la espantada. Se ve que Chaves temía el esperado encuentro dialéctico en el Senado con Javier Arenas a propósito de la financiación autonómica, y ha preferido que sea la nueva ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, la que diese la cara. Salgado, por su parte, no ha podido más que hacer referencia a su cargo como ministra que preside el Consejo de Política Fiscal y Financiera, para tratar así de justificar la huida de su compañero de Gabinete, a pesar de ser él quien ocupa el nuevo cargo de ministro de Cooperación Territorial. Arenas ha aprovechado para dejar de manifiesto, a la vista de las propias palabras de Salgado, lo poco que pinta el nuevo ministro de Cooperación Territorial con un tema tan supuesta y estrechamente relacionado con ese cargo como es la política de financiación autonómica sobre la que giraban sus preguntas, al tiempo que ha señalado que Chaves, tal y como ya hiciera en Andalucía, "huye y tiene miedo del Parlamento, del Senado, y de un millón de parados"

En cuanto a la ausencia de Blanco, ésta deja la impresión de que él mejor que nadie es conocedor de su falta de conocimientos y competencia para ostentar el cargo de ministro de Fomento. Ese cargo, y las inauguraciones de obra que conlleva, le darán sin duda la posibilidad de hacer gala de sus dotes de propagandista, que es su verdadera especialidad. Sin embargo es dudoso que Blanco, aun teniendo las preguntas por anticipado, supiera responder a las que le iban a dirigir en relación a la política de los horarios en los aeropuertos o sobre las dificultades de financiación referidas al tranvía de la bahía de Palma.

No menos reseñable es la primera actuación de Ángeles González-Sinde como nueva ministra de Cultura. Si bien no tenia prevista ninguna intervención parlamentaria, González-Sinde ha iniciado su gestión como cabía esperar de ella; esto es, aprobando nuevas subvenciones al cine español. El problema está en que estas subvenciones la colocan en una difícil situación ante la Ley de Incompatibilidades, puesto que su tío, Miguel González-Sinde, su hermano, José María, y su pareja, Ray Loriga, se dedican al mundo del cine que ella ahora regula. Y eso por no hablar de cuales serán las actuales relaciones de la propia ministra con las empresas de las que ha sido administradora como Qwerty Global Media S.L., y Alcalá Producciones S.L., especializadas en comer del pesebre del Ministerio que ahora dirige.

Por todo ello, y por mucho que Zapatero se haya arropado este martes con los parlamentarios socialistas para explicarles el "nuevo ritmo" de su Gobierno, nadie mejor que los nuevos ministros han dejado en evidencia en qué consiste. Más aún si tenemos en cuenta que ha sido el propio Zapatero el que ha puesto como objetivos de su "segunda fase" de lucha contra la crisis algunos que se supone que pertenecían a la primera, como erar lograr un "acuerdo entre los agentes sociales" o "pasar de la crisis a la recuperación".

Finalmente, no queremos dejarnos en el tintero la sonora ausencia en esta cita con Zapatero de Ramón Jáuregui, a pesar de haber sido este recién elegido número dos del PSOE en las elecciones europeas. Francamente no sabemos si esta espantada se debe a que Jauregui también se apunta al "nuevo ritmo" del Gobierno o simplemente al monumental cabreo que le ha debido ocasionar el saber que la inolvidable ex ministra Magdalena Álvarez va a ser su compañera de lista.

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