La sinrazón de matar sin piedad a personas desconocidas se sustenta malamente en su previa condena como "enemigos del pueblo y de la humanidad", o de Allah, o de la Patria palestina, o... un etcétera demasiado largo.
Serafín Fanjul
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pedromar dijo el día 9 de Abril de 2009 a las 21:55:
Creo que al contrario de lo que decían Cebrián y González, el futuro sí es lo que era, y la prueba es que el presente les da la razón. En los setenta eran cuatro los marxistas –en las primeras elecciones el PCE solo obtuvo un 10% de los votos, y entre ellos había mucho antisoviético-, el resto de votantes de la izquierda, del PSOE, era un peronismo social edificado por Franco (“la mayoría silenciosa”, se decía entonces) y que los socialistas supieron transformar en peronismo político.
El PCE se transformó en una excursión, y eso no le costó mucho esfuerzo, pues Carrillo eran él y cuatro más. Todo lo de hoy ya estaba más que preformado entonces. Cayó el Muro, pero en los sesenta y setenta también se sabía lo que había hecho Stalin y nos daba lo mismo; porque eso, el estalinismo, para los que éramos de izquierdas, solo era un error. Para la progresía actual ocurre lo mismo con el Muro. La izquierda de entonces se alimentaba del sentimentalismo tanto como ahora. Hoy, sin embargo, son más peligrosos, porque es más factible su propósito destructivo, les vale un presidente de los Estados Unidos que sea tibio frente al islam, cuando no abiertamente promusulmán, o un adolescente que les cuente cuentos y que destruya la unidad de España, pues España se ha construido a pesar de la izquierda.
La izquierda española, salvo en el período de la guerra civil y en el del peronismo felipista, no ha logrado construir nada, a diferencia de lo que en sus países respectivos han hecho las izquierdas europeas. Por eso si en todo el mundo la izquierda es solo falsa ideología (no quieren revolución socialista ni nada por el estilo), en España esa necedad sube exponencialmente.
No hay nada nuevo: la izquierda sigue donde está desde hace cuarenta años. La española más, reduciéndose a sentimentalismo y “qué hay de lo mío”, que es el eslogan de los votantes del PSOE. No hay nada nuevo, salvo que ahora las izquierdas se sienten más fuertes, aunque solo sea porque “Otro mundo es posible”, sin proponer nada en concreto, solo destrucción al orden existente. El 68 se materializa ahora.
Creo que al contrario de lo que decían Cebrián y González, el futuro sí es lo que era, y la prueba es que el presente les da la razón. En los setenta eran cuatro los marxistas –en las primeras elecciones el PCE solo obtuvo un 10% de los votos, y entre ellos había mucho antisoviético-, el resto de votantes de la izquierda, del PSOE, era un peronismo social edificado por Franco (“la mayoría silenciosa”, se decía entonces) y que los socialistas supieron transformar en peronismo político.
El PCE se transformó en una excursión, y eso no le costó mucho esfuerzo, pues Carrillo eran él y cuatro más. Todo lo de hoy ya estaba más que preformado entonces. Cayó el Muro, pero en los sesenta y setenta también se sabía lo que había hecho Stalin y nos daba lo mismo; porque eso, el estalinismo, para los que éramos de izquierdas, solo era un error. Para la progresía actual ocurre lo mismo con el Muro. La izquierda de entonces se alimentaba del sentimentalismo tanto como ahora. Hoy, sin embargo, son más peligrosos, porque es más factible su propósito destructivo, les vale un presidente de los Estados Unidos que sea tibio frente al islam, cuando no abiertamente promusulmán, o un adolescente que les cuente cuentos y que destruya la unidad de España, pues España se ha construido a pesar de la izquierda.
La izquierda española, salvo en el período de la guerra civil y en el del peronismo felipista, no ha logrado construir nada, a diferencia de lo que en sus países respectivos han hecho las izquierdas europeas. Por eso si en todo el mundo la izquierda es solo falsa ideología (no quieren revolución socialista ni nada por el estilo), en España esa necedad sube exponencialmente.
No hay nada nuevo: la izquierda sigue donde está desde hace cuarenta años. La española más, reduciéndose a sentimentalismo y “qué hay de lo mío”, que es el eslogan de los votantes del PSOE. No hay nada nuevo, salvo que ahora las izquierdas se sienten más fuertes, aunque solo sea porque “Otro mundo es posible”, sin proponer nada en concreto, solo destrucción al orden existente. El 68 se materializa ahora.
Un saludo.