Añoro aquella Linterna, oiga.
Realmente, sólo nos queda el opio medicinal de la religión, porque humanamente no hay esperanzas ni para nosotros ni para los hijos.
Añoro aquella Linterna, oiga.
Realmente, sólo nos queda el opio medicinal de la religión, porque humanamente no hay esperanzas ni para nosotros ni para los hijos.
A dios Cope,adios!!!