El maridaje entre socialismo y nacionalismo ha sufrido sus primeras crisis visibles. En Galicia era penalizado en las urnas y, en el País Vasco, un PNV radicalizado al calor del abrazo zapateril hacía imposible la alianza.
Cristina Losada
Compartir
Tuitear
Enviar
Enviar
Espon dijo el día 1 de Abril de 2009 a las 23:16:
Tiene usted razón, señora Losada, si a mi me llegan a decir hace unos meses que esto iba a ser posible, no me lo hubiera creido.
Y es que no se puede sorber y soplar a la vez; o construcción nacional de Euskadi o constitución española, pero las dos cosas a la vez no pueden ser.
Tres factores han hecho posible el pacto PSE-PP en el País Vasco, que está en las antípodas de lo que ocurre en Cataluña :
Uno, el terrorismo etarra ha creado anticuerpos frente al nacionalismo, algo que no ha ocurrido en Cataluña.
Dos, el euskera, idioma arcaico y minoritario, resulta imposible de imponer, nada ver con las tragaderas que los castellanohablantes tienen con el catalán, lengua más asequible.
Tres, el propio hecho autonómico, la dinámica parlamentaria hace que el PSE tenga que ser alternativa al PNV, de lo contrario firma su sentencia de muerte, puesto que un partido tiene que aspirar a la hegemonía, no a compartir el poder con su máximo rival; en ninguna comunidad autónoma gobiernan juntos la primera y la segunda fuerza.
Hay dos enormes damnificados por este pacto:
Uno, el nacionalismo, o sea PNV y ETA.
Dos, los progres para los que el enemigo no son los nacionalistas, ni siquiera ETA, sino los "fachas" del PP.
(Un saludo, señora Losada, me encantan sus artículos).
Tiene usted razón, señora Losada, si a mi me llegan a decir hace unos meses que esto iba a ser posible, no me lo hubiera creido.
Y es que no se puede sorber y soplar a la vez; o construcción nacional de Euskadi o constitución española, pero las dos cosas a la vez no pueden ser.
Tres factores han hecho posible el pacto PSE-PP en el País Vasco, que está en las antípodas de lo que ocurre en Cataluña :
Uno, el terrorismo etarra ha creado anticuerpos frente al nacionalismo, algo que no ha ocurrido en Cataluña.
Dos, el euskera, idioma arcaico y minoritario, resulta imposible de imponer, nada ver con las tragaderas que los castellanohablantes tienen con el catalán, lengua más asequible.
Tres, el propio hecho autonómico, la dinámica parlamentaria hace que el PSE tenga que ser alternativa al PNV, de lo contrario firma su sentencia de muerte, puesto que un partido tiene que aspirar a la hegemonía, no a compartir el poder con su máximo rival; en ninguna comunidad autónoma gobiernan juntos la primera y la segunda fuerza.
Hay dos enormes damnificados por este pacto:
Uno, el nacionalismo, o sea PNV y ETA.
Dos, los progres para los que el enemigo no son los nacionalistas, ni siquiera ETA, sino los "fachas" del PP.
(Un saludo, señora Losada, me encantan sus artículos).