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Agapito Maestre

Maldad populista frente a indecisión

¿Será capaz Rajoy de ganar tanta confianza como pierde credibilidad Zapatero? ¿Será suficiente la soflama blandita y cariñosa que Rajoy exhibió en "Tengo una pregunta para usted" para ganar electores?

Zapatero no para de perder credibilidad ante su electorado. Consciente del problema, es obvio que todo lo que dice, hace y planifica tiene por objetivo parar tal sangría de voto. El vídeo que ha grabado sobre sus expectativas de la Cumbre el G-20, como muchas otras iniciativas que está tomando, hay que inscribirlo en esa tarea de recuperación de un poco de confianza. Zapatero se ha marcado un vídeo sobre la próxima Cumbre de Londres del G-20 que no tiene desperdicio. Es una síntesis tan coherente como populista con la que pretende llegar hasta unas próximas y lejanas elecciones generales.

Se trata de aparentar normalidad y tranquilizar con ideología a sus seguidores. Zapatero, coherente como pocos en su mala oratoria llena de mentiras y sandeces, ha vuelto a repetir que la culpa de la crisis financiera es sólo y exclusivamente de los ricos y avariciosos capitalistas. Es menester, por lo tanto, que se les castigue en la Cumbre de Londres para que salga un nuevo orden mundial más justo e igualitario, etcétera, etcétera... Mientras llega ese orden idílico e inexistente, Zapatero sólo tiene una única preocupación que es la protección de los más desposeídos, de los trabajadores y, en fin, de los pensionistas, etcétera, etcétera...

Con esa cantinela de fondo, cada vez más dura de escuchar por sus exageradas contradicciones, las preguntas obvias que ya nadie deja de hacerse son las siguientes: ¿Bastará esa soflama populista para que Zapatero vuelva a ganarle a Rajoy? ¿Conseguirá esta mala política de falsa oratoria populista enfrentarse a millones de desempleados generados por la crisis? En fin, ¿arrasará la crisis económica y financiera el populismo de Zapatero? Hasta ahora, y desde hace meses, yo era, y todavía sigo siendo, de la opinión que Zapatero es capaz de volver a ganar unas elecciones con esa simple estrategia populista, que se sitúa en los antípodas de cualquier política económica seria, es decir, de un Gobierno capaz de tomar medidas estructurales que a todos nos haga apretarnos el cinturón.

Pero tengo que aceptar que la pérdida creciente de credibilidad de Zapatero, según reconocen hasta sus más firmes partidarios, me ha hecho reconsiderar mi posición. Sin embargo, esa reconsideración no me lleva a desdecirme de mi pronóstico sino a preguntar: ¿Será capaz Rajoy de ganar tanta confianza como pierde credibilidad Zapatero? ¿Será suficiente la soflama blandita y cariñosa que Rajoy exhibió en Tengo una pregunta para usted para ganar electores? Además de la victoria de las elecciones gallegas y el pacto con los socialistas en el País Vasco, ¿no necesitará algo más Rajoy para enfrentarse a Zapatero en las generales? De momento, sólo tengo respuestas negativas, porque a Rajoy le sigue faltando decisión y le sobra "ingenuidad".

En efecto, si las elecciones fueran en unos meses, quizá a Rajoy le bastaría con montarse en el tigre de la crisis, pero, por desgracia para él, este Gobierno durará bastante. Cuanto más dure la crisis, sin duda alguna, más se degradará la imagen de Zapatero, pero, nadie lo dude, también arrasará la credibilidad de la oposición –las preguntas que le formulaban a Rajoy en televisión son todo un síntoma de lo que digo–; esta crisis es tan dura que no respetará ni al Gobierno ni a la oposición. ¿Qué hará el Gobierno para aguantar? Primero, y contradiciendo a cientos de analistas políticos, Zapatero no prescindirá todavía de Solbes, resistirá y resistirá todo lo que pueda. Segundo, Zapatero seguirá siendo coherente y rígido en su discurso populista. Y, tercero, seguirá con su pacto con los sindicatos hasta sus últimas consecuencias. Éstos no abandonarán nunca a Zapatero. Es poco, ya lo sé; pero algo es algo.

Por el contrario, Rajoy tiene a su "disposición" a millones de "descontentos" de Zapatero. Descontentos, sí, descontentos es con todo lo que cuenta Rajoy. No es fácil, pese a lo que algunos creen, conseguir el favor de un "descontento". ¿Cómo conseguirá Rajoy ilusionar, acercar y a coordinar a esos descontentos hacia las filas del PP? La tarea no es fácil; sobre todo, si observamos que son ya millones y millones de "descontentos" los que han asumido el dictum de Zapatero: "No hay soluciones".

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