Mal, muy mal, lo ha hecho el Gobierno con el anuncio de la salida de las tropas españolas de Kosovo. Peor lo ha hecho Bernardino León, secretario general de la Presidencia y hombre fuerte de Zapatero, desdiciendo a la ministra de Defensa y casi pidiendo perdón por no haberlo consultado debidamente con sus aliados. Y peor aún, rematadamente mal, ha conseguido volver a hacerlo la ministra al seguir manteniendo que no ha pasado nada y que la retirada de las tropas españolas de Kosovo seguirá el calendario previsto. La incapacidad de esta señora para reconocer el espectáculo lamentable que está dando en el mundo el Gobierno de España, sin duda alguna, pasará a formar parte del patrimonio de inmoralidades de este Ejecutivo.
Y, sin embargo, este fiasco internacional no le costará votos al Gobierno socialista. Así es de cutre y estabulada la sociedad española que vota al PSOE. La operación de Zapatero de sacar las tropas de Kosovo sin avisar a nadie, y siguiendo las mismas tácticas que utilizó en Irak, lejos de salirle mal, como piensan algunos analistas, ha sido todo un éxito para sus fieles votantes anti-atlantistas y anti-norteamericanos. El golpe de efecto ha sido todo un éxito. Más aún, esa basura ideológica de extrema izquierda o como se llame sacará pecho ante el respetable, cual si se tratara de comunistas cubanos y venezolanos, y gritarán: "Zapatero es un líder con lo que hay que tener". Zapatero cumple con su "palabrita" pacifista. Bravo, valiente Zapatero, que dejas plantado a los malos de la OTAN.
Lo de Kosovo no es sólo un problema de formas, como mantienen los listos de la oposición. Es algo más grave. Revela la inexistencia de un Gobierno normal para un país decente. Es la prueba palpable de que estamos ante un Gobierno populista para una sociedad enajenada y al margen de la realidad. He ahí la enésima prueba de cómo una sociedad convierte un suceso extraño, anormal y, seguramente, "mafioso" en un acontecimiento común, normal y civilizado. España, sí, está en una misión militar con otros aliados, pero se le ocurre al jefe de Gobierno abandonar sin avisar a sus aliados y un sector de su país lo ve normal. Terrible.
Aunque hay algo más terrible que ver el asunto como normal, es verlo como si se tratara de una cuestión de formas. Por aquí, por favor, no entro. La gente del PP vuelve a equivocarse. Pero, hombre, cómo puede decir un diplomático, de esos que abundan tanto en el PP, que lo de Kosovo es una cuestión de formas. Lo que ha hecho Zapatero en Kosovo es la quintaesencia del populismo totalitario. Criticarlo por las forma es no haber entendido casi nada del socialismo populista. Por favor, señores del PP, presten atención a la historia, o sea, cuando se trata de ser o no ser una nación, la forma es el fondo. No hay separación entre envoltura y contenido. En fin, entre un Gobierno populista y una oposición enajenada, discurre el devenir de una sociedad encanallada. Eso es, hoy, España.
Otra de populismo
Lo que ha hecho Zapatero en Kosovo es la quintaesencia del populismo totalitario. Criticarlo por las forma es no haber entendido casi nada del socialismo populista.
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