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Juan Morote

Que alguien me lo explique

Lo que de verdad me duele y lo que necesito que alguien me explique es por qué no tengo la posibilidad de votar ninguna opción política que haga de la defensa de la vida, de la libertad, de la familia, del mercado y de la nación española su bandera.

Dice Rajoy que apuesta por la centralidad para afrontar su próxima reválida electoral, es decir, las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Como dirían mis amigos murcianos, "y dale Perico al torno" con lo de la centralidad. Yo me temo que lo de la centralidad es lo que inventó Arriola para acuñar la vaciedad ideológica, unida a la carencia de los principios más elementales.

Hasta ahora, muchos correctos bienpensantes atribuían al PP la defensa de la vida por oposición a la postura mantenida por Rosa Díez. Me temo muy mucho que en este punto, como no se movilice la sociedad civil, estamos listos. Más nos valdrá acogernos al sagrado que esperar que estos melifluos centristas del PP enarbolen la bandera de la defensa de la vida. No nos llamemos a engaño, el aborto será la mayor causa de vergüenza de la civilización occidental. Ni es moralmente decente pintarlo como una defensa caprichosa de la jerarquía eclesiástica, ni es moralmente legítimo hacer una dejación de la defensa de la vida de aquellos que aún no pueden ejercer este derecho. No sé si esto último también entra dentro del centrismo o la centralidad.

Junto a lo anterior es igualmente importante, en esto del centrismo, ser muy blandito. Ya lo ha dicho Rajoy: el PP se ha vuelto a alzar como eje de la política española, gracias a haber recuperado la moderación. Sencillamente creo que éste es un análisis profundamente erróneo. Lamento ser agorero, pero los datos no dan la razón a Rajoy. En Galicia ha repetido el resultado que obtuvo Fraga en las anteriores elecciones, y en el País Vasco ha perdido más de un tercio de los votos que logró María San Gil en los comicios precedentes. Por lo tanto, en Galicia gobernará el PP no por la pérdida de votos de la izquierda, esos no han ido al PP, sino gracias a la abstención. Y en el País Vasco apoyará a Patxi López, pues debido a los resultados obtenidos por el centrista Basagoiti, no puede hacer otra cosa.

Así que insistirá en lo del centrismo, volverá la campaña de baja intensidad y –si alguien no lo impide– oiremos a Jaime Mayor pronunciar discursos aseaditos, moderados, digeribles. Asistiremos a proclamas de moderación, de manos tendidas, de cooperación leal y no sé cuantas monsergas más. Aunque si el ABC no puede capitanear la campaña al PP, como ha hecho en Galicia, ya veremos qué pasa.

Me preocupa lo del centrismo, porque suscita en mí la curiosidad del desconocimiento. La verdad es que ignoro lo que es. Veo que provoca en sus adeptos comportamientos extraños, les hace creer que son más simpáticos, que birlarán votos a la izquierda, una y otra vez, aunque nunca pasa. Sin embargo, lo que de verdad me duele y lo que necesito que alguien me explique es por qué no tengo la posibilidad de votar ninguna opción política que haga de la defensa de la vida, de la libertad, de la familia, del mercado y de la nación española su bandera.

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