Vamos a ver. Cuando se pregunta sobre la cadena perpetua, quien la afirma en sentido propio debe decir simplemente: a causa de su delito, en ningún caso debe salir de la cárcel. No nos andemos con medias tintas y el juego del parece que afirmo la cadena perpetua pero luego no. No. Se afirma claro o no se afirma. Así pues: cadena perpetua sin remisión. Ni con revisión ni sin revisión. Ni con arrepentimiento formal por escrito ni sinceramente interno. Ante un caso repudiable cometido por una persona miserable, como el de Fritzl, cadena perpetua por principio. Si se revisa después de 30 años, lo cual en principio me parecen pocos, entonces ya no afirmamos la cadena perpetua. Quien así opina, no está a favor de la cadena perpetua en sentido propio.
No defiende que deba estar por su delito para siempre en la cárcel, defiende que puede estar para siempre si llegado un límite de años no supera ciertas condiciones: redimirse, firmar o.... volar por los aires, como guste más.
"Que alguien puede estar para siempre en la cárcel si al cabo del tiempo no cumple X", no es lo mismo que "alguien deba estar en la cárcel para siempre a causa de X". Este último sí defiende la cadena perpetua por derecho, en sentido propio. A causa del delito, se le asigna la perpetua por principio. El primero no. Esto que es tan simple, parece no haberse entendido mucho, y así, por ejemplo, se critica a favor de la cadena perpetua pero con revisión, cuando justamente se ha hablado de una auténtica cadena perpetua sin revisiones ni nada por el estilo. Y aún más, se ha pensado y argumentado cómo puede ser cierta esta idea.
Yo creo que "perpetua" significa "perpetua" por principio, a no ser que ya estemos completamente locos y no nos aclaremos ni en lo elemental. No, no juguemos a cambiar las palabras o a inventarlas. Y yo, en ningún momento, como ya he dicho, he negado al que la defiende en un sentido propio. Es más, si se lee bien, cosa que no se ha hecho, se verá cuando el argumento de la perpetua por el delito es justo, y cuando se hace injusto. He hablado en un plano puramente ético, no legal. He ido incluso más allá poniendo ejemplos extremos sobre la tortura, y también, sobre la pena de muerte para ver si serían justas, incluso más justas penas, que la cadena perpetua. He preguntado por ejemplo extremamente: ¿ Sería justo sacarle los ojos y cortarle los dedos a quien así ha hecho?. Sin cortes, sin vergüenzas, diciéndolo con provocación, preguntando si el barro es lo que debería haber, aunque seamos todos un puñado de…..cerdos. Hay que contemplar el extremo máximo y mínimo, y figurarse los ejemplos precisos que estén al servicio de los límites. La filosofía no es nada si no va a lo posible.
Pero veo que hay un gusto especial, Don Alef, por cambiar las ideas. ¡Qué un gusto, una pasión auténtica!. ¿ No?. Más o menos el proceso glorioso de la tergiversación que ha hecho es el siguiente: Se lee. ( o ya ni siquiera se lee). No se entiende bien. Se lo traduce uno para sí, se dice para sí una cosa tremendamente simple: "Ah, esto es que cuando uno siente pena o remordimiento por el asesino....debe salir", "Ah, esto es que la cadena perpetua es un absoluto inabarcable, extraño flotante y “metafísico” y Uh, esto está fuera del ser humano y su jurisdicción, así que el hombre no es quien debe poner cadena perpetua. Y eso es lo que, en esencia, debe opinar él”. Se cree uno esta simplificación. Y luego, se difama: Si dice estas simplezas el autor (no dándose uno cuenta que son las propias simplezas inventadas) y para decirlas lo ha dicho de tal forma "difícil", sólo puedo llamar palabrería hueca a lo que ha dicho. Y pedante, al que lo ha dicho.
Vamos a ver, yo llamo pedantería al que pretende ir de listo y el que pretende aparentar profundas verdades sin decir nada. Yo no sé si serán verdades lo que digo, pero desde luego algo intentan decir. No tengo tanto tiempo que perder como para permitirme el lujo de intentar.....no decir nada. Por otro lado tampoco voy de listo, más bien hablo como sólo sé hablar. Y esa forma de hablar, es la natural.
Repitamos, por si se ha olvidado, el proceso de tergiversación de las ideas y de las palabras. No se entiende nada, pero se cree entenderlo mediante la traducción simplificada. Se equivoca uno rotundamente en la traducción y se difama vulgarmente. Es el perfecto proceso de la degeneración de cualquier idea: la falta de sinceridad para decir: mejor me callo, que no sé lo que quiere decir. Sea esto por la mala forma de expresarlo del autor, que es probable y siempre es mejorable, o la propia mala forma de entenderlo del lector.
En segundo lugar, lo que yo he dicho auténticamente, sobre la cadena perpetua:
Que en el caso de la perpetua en sentido propio: "para siempre en la cárcel a causa de su delito, haga lo que haga después", esto es lo que critican los humanistas o ilustrados, (que no es lo que yo he dicho, sólo lo he expuesto para contraponer argumentos): que el delito está unido inseparablemente al asesino para siempre, irreversiblemente sin posibilidad de librarle del objeto del delito por mucha perfectibilidad moral que pueda presentar el sujeto posteriormente. ( Si hay revisión y libertad, lógicamente, es absurdo decirlo, no defendíamos la perpetua sino sólo que podía quedar en perpetua si después de tantos años no superaba ciertas condiciones). Entonces lo que critica el humanista o ilustrado es que aunque perfeccione moralmente, se arrepienta sinceramente, o haga lo que haga posteriormente, ese delito le encadena de una forma atávica con él. No hay más futuro, el pasado le liga indisolublemente al sujeto con él.
Y yo he dicho: muy bien, esto podría parecer injusto, de algún modo, pero hay un argumento poderoso contra lo que dicen los ilustrados o humanistas: él o ella ha sido responsable. Quien viene a la vida a matar, merece de por vida ser condenado por haber hecho algo de lo cual era totalmente responsable. He analizado para defender esto el proceso interno moral. Este proceso interno es el siguiente: alguien, por ejemplo, a efectos clarificadores, mata a 40 millones de personas. Ha hecho un mal absoluto ( incluso matando a una persona, pues cada muerte es igual a la otra). Esto de mal absoluto quiere decir: en cuanto mal no tiene límite, su mal es inabarcable, es un mal incondicionado. Sería inmoral ponerle límites en cuanto mal moral. Pero como es un mal moral incondicional ( inabarcable) también paralelamente, sólo puede merecer algo igualmente incondicional y no condicionado en su pena: la cadena perpetua. ¿ No es esta la única pena incondicionada?. Perpetua, sin fin, sin límites. Incondicionada.
Sería inmoral poner una condena limitada ( dejarle luego en libertad) a lo que es un mal ilimitado: lo que ha hecho.
Lo de Inabarcable es el término preciso que aplico para decir lo que primero se observa en la conciencia original de ese Mal. ( víctima, o verdugo que toma conciencia de su Mal): no hay límites en el Mal que ha hecho, el propio entendimiento no lo puede contener, como lo sublime estético de Kant). Es el término, inabarcable, para decir moralmente su Mal.
Bien, entonces su Mal en cuanto inabarcable, digamos de una forma ya más externa, y para entendernos, es incondicionado. La pena como hemos dicho también ha de serlo, pues si no sería aplicar una pena condicionada o limitada a lo que es incondicionado. Él o ella se merece algo incondicionado puesto que ha hecho algo incondicionado. Siendo moralmente estrictos es lo que se merece. Entremedias de su Mal incondicionado y de su Pena incondicionada está su Culpa, ésta conecta ambos: el objeto de su delito con su pena. Su Culpa es también inabarcable. Una vez que ha hecho lo que ha hecho, es inmediatamente culpable de eso incondicionalmente, quiera o no, o le juzguen culpable o no.
Usted, Alef, ha criticado lo Inabarcable entendiendo extrañas cosas absolutas que vuelan por los aires y que ni con saltos un hombre ( o una mujer, o un perro, o una bacteria racional si la hubiera, o un homosexual ) podría alcanzarlo. Me parece que yo no he dicho semejante cosa. Supongo que ya ha quedado explicado.
Bueno, pues ahora lo que digo es :
En un análisis interno moral, cuando el asesino, por ejemplo, comete su mal incondicionado, lógicamente también queda culpado incondicionalmente por él, y con ello, la pena interna que la conciencia exige (vista por dentro, internamente) a ese mal no tiene límites, como en lo sublime estético, los desborda. Esta pena es analizada por la exigencia moral de justicia sobre lo que ha hecho, y esta exigencia se expresa por medio de la Pena que viene unida de forma lógica como el revés de la cara, es una forma gráfica de decir, con el delito. No viene unida por que sí. Es decir, la pena que propiamente exige la conciencia no puede estar separada de su delito: es la contraparte negativa, de castigo, de su delito "positivo" ( Acción realizada). En el momento que X hace algo, a eso que ha hecho le viene unido de forma lógica, por principio, una contra parte de la misma naturaleza exigido por la conciencia moral, que lo responde. Aquí Hegel, sin haberlo querido, cobraría perfecto sentido en lo que quiero decir. Como su delito es moralmente un Mal incondicionado, se exige como contraparte también, (la conciencia moral internamente vista lo exige), una pena de la misma naturaleza: Incondicionada, pero que responde "justamente" a su Mal: La cadena perpetua.
Ahora bien, esta pena le liga incondicionalmente a su delito en la conciencia ( en el plano legal habría que ver si es lo mismo o se puede decir lo mismo) Hablo en términos puramente morales. La pena aquí no se entiende tanto como algo legal sino como algo primeramente moral: el justo castigo incondicional. Si la conciencia moral exigiese un castigo limitado, sería inmoral, pues respondería a algo incondicionado de una forma limitada. Seguiría quedando "mal libre" fuera de los límites del castigo impartido. No, la conciencia interna moral sólo puede exigir una pena incondicionada. Esto se traduce luego, más legalmente en: la cadena perpetua. ( No obstante habría que ver si esta traducción es válida, porque se está hablando desde la conciencia moral, desde dentro, pero puede ser que sea moralmente aceptable que desde la pura conciencia se juzgue con un castigo o una pena incondicionada, pero en la aplicación al sujeto no estemos hablando ya a puro nivel de conciencia sino de sujeto, y en tanto que tal, teniendo al acusado como un "otro", es decir, como de algún modo, un objeto en tanto que sujeto: "un otro", un hombre. Este problema habría que verlo, ver si en el cambio de plano, de pura conciencia, lo que exije esta, a plano fáctico en que se juzga sobre un "sujeto real", es moral que permanezca la misma exigencia incondicionada de pena, o sería inmoral aplicar a un sujeto-real, (como Hombre, el acusado) esa Pena, aunque desde luego, esa pena la exija la conciencia moral en el nivel puramente nouménico de la conciencia moral. En este caso nos hallaríamos ante un callejón sin salida: si la aplicamos la pena incondicionalmente pero es inmoral que "una persona fáctica" aplique fácticamente a otra "una pena incondicionada", satisfaríamos el puro nivel nouménico de exigencia de la conciencia, que exige la pena incondicionada, lo que se traduce en la cadena perpetua, pero seríamos por otro lado inmorales fácticamente al aplicar nosotros a "un otro fáctico, un hombre", una Pena incondicionada.
Este problema realmente no lo sabría responder ahora, por eso es mejor simplemente dejarlo indicado para quien lo quiera pensar más tranquilamente.
Ahora simplemente me quedaré con lo que exige la conciencia moral desde un nivel puro, ( Aunque me sirvo de Kant, y a veces Hegel para decir las cosas, es que no encuentro palabras para decirlo de otro modo. Realmente no sé lo que Hegel o Kant dirían sobre la cadena perpetua desde sus respectivas filosofías. Simplemente es lo que pienso sobre el tema y me sirvo de los términos que conozco para intentar explicarlo). Quedándome con el nivel de la pura conciencia moral (llámese nouménico si se quiere), no me centraré pues en si no cambian ciertas variables en el nivel fáctico como juicio de uno a otro hombre. Si es moral que un sujeto real condene a otro incondicionalmente tal como lo exige la conciencia moral, o propiamente es una exigencia irrealizable fácticamente y que sólo puede hacerse desde el puro nivel de conciencia noménico ( Esto guardaría perfecto sentido, sin haberlo querido, conque únicamente fuese Dios como exigencia moral el que puediese condenar incondicionalmente a un hombre, pues en el caso de existir sería un ser nouménico y sería el único que lo podría hacer, sobre otra ser nouménica: la conciencia. Es decir, el problema está en ese cambio de plano, que un sujeto-real ejerza la labor de lo nouménico, que si, lo exige incondicionalmente, pero propiamente sólo esta conciencia tendría derecho a hacerlo. No un ser fáctico, un sujeto-real).
Como este problema de los dos planos da para mucho, vamos a centrarnos definitivamente en el plano nouménico sin salir de él: el de la pura conciencia moral. Hemos dicho que al Mal incondicionado le exige la conciencia una Pena incondicionada. Y que sobre el acusado recae como conexión de ambas, del delito y la pena, una Culpa incondicionada. Hemos dicho que esta pena le liga incondicionalmente al objeto, es decir, que exige una pena de cadena perpetua en el plano puramente moral. Ahora bien, cabe también un proceso por el que a nivel puro de conciencia moral esta exigencia incondicionada de pena deje de serlo. ¿ Cómo?. Adentrémonos en la conciencia interna y supongamos que somos nosotros los asesinos. Nuestra culpa incondicionada la reconocemos como tal y Nos exigimos una Pena incondicionada, es decir, rechazamos moralmente el mal que hemos cometido y nos exigimos una Pena incondicional. En el Reconocimiento del Mal incondicionado ( inabarcable) que hemos hecho, nos reconocemos Incondicionalmente, es decir, nos reconocemos sublime, sublimemente culpables, sin límites en nuestra conciencia. Nos reonocemos completamente Culpables y al hacerlo, en nuestra conciencia por dentro estamos negando Moralmente el Mal que hemos hecho pero Sin negar nuestra Pena Incondicionada. Es decir: he hecho ese mal, lo niego, pero soy culpable incondicional y merezco una pena incondicional también Inabarcable por todo el daño que he hecho, por todo el Mal inabarcable, sin límites en cuanto Mal moral, que he cometido. Imaginémonos este proceso interno en el que por medio de las lágrimas ( no se argumenta lo que se argumenta a causa de estas, sino que simplente son el medio, muy probbale, o más intenso como se ejerce lo que setamos diciendo: el máximo reconocimiento del mal).
Así pues, es sólo en el dolor propio en proporción inabarcable a nuestro mal cometido, cuando nos reconocemos como culpables. Rechazamos entonces el Mal que cometimos moralmente, aunque ya no lo podamos arreglar fácticamente. Y al mismo tiempo, nos exigimos, nuestra conciencia moral exige su correspondiente Pena incondicionada. Sentimos que esto es lo justo que nos tiene que pasar, esta pena, sin límites, pues el delito como Mal tampoco tenía límites. Entonces, justo en este momento de arrepentimiento verdadero como cambio interno de la conciencia moral, nos sobreviene otra reacción moral de la conciencia: la elevación por encima de lo que hicimos, nos desunimos de la forma indisoluble con la que estábamos ligados nosotros al Mal como mal incondicionado. Sobreviene "el aura" de elevación por encima de nosotros mismos y rompemos nuestra unión indisoluble, que exige perpetuidad, con el delito. En el proceso moral de arrepentimiento auténtico la conciencia moral elimina entonces la exigencia incondicionada de pena y se convierte en exigencia moral de una Pena ( no ya incondicionada). No ya perpetua en tanto que perpetua unión con el delito, pero si una Pena real de 40 años, por ejemplo. Eso habría que precisarlo, mejor hablar de omento de X años. No nos desprendemos nunca del Mal Moral que hemos hecho pero sí indisolublemente de él, de estar perpetuamente unidos a él como consecuencia del arrepentimiento. Y esto es lo que yo había dicho: "En ese momento verdadero de máximo reconocimiento aparece lo contrario: posibilidad de desatarse, que no desprenderse, para la Nueva Posibilidad", es decir, moralmente no aparece indisolublemente unido ya a su Mal, pues él mismo lo ha negado, y con ello, ha dejado de ser actualmente culpable incondicionalmente, y con ello, de exigírsele una condena incondicionada. Esto no le separa para nada de su pena, sino que sigue unido a ella, a su Mal, pero no ya de tal forma que desde la pura conciencia moral se exija una Pena incondicionada, pues al rechazar él mismo su mal incondicionalmente la conciencia moral deja de exigir actualmente una Pena incondicional. El Reconocimiento de su Culpa incondicionalmente ha hecho que la conciencia moral le deje de acusar incondicionalmente. No acusa incondicionalmente a lo que se reconoce Incondicionalmente culpable. La razón es clara, y aquí está la clave: la Conciencia Moral tenía su perfecto cometido en tanto que acusación de Culpabilidad incondicionada cuando el acusado no se reconocía como tal. Es decir, la conciencia moral era la justa contrapartida incondicionada a un mal incondicionado presente actual, moralmente. Es decir, se mantenía perpetuo e incondicional el polo negativo de la acusación como Culpable y de la Pena incondicional, mientras había por contrapartida un Mal presente moralmente incondicionado. Cuando se rechaza incondicionalmente este Mal, deja de haber de un modo "actual" este mal, y por tanto, de venir como contrapartida incondicionada de naturaleza contraria: La Culpa incondicional. Queda liberado de su indisolubilidad con el Mal pues este ya no está, pero como no obstante lo ha hecho, se exige y no puede desprenderse de la Pena. En mi opinión, en casos límite: 40 años.
En resumen: Se habla dsede el puro plano moral, y más concreto, del modo de estar la conciencia moral ante el delito y como la exigencia moral incondicionada de pena cambia a ser exigencia moral de esta en el proceso de arrepentimiento o reconocimiento. Arriba se ha explicado todo el proceso en concreto. Así pues, creo que moralmente no sólo debe sino que es Perpetua, Incondicionada, la Pena que exige la conciencia cuando se ha cometido el mal y no se ha rechazado a este incondicionalmente. Pues cuando no hay reconocimiento, el Mal incondicionado nunca se anula y necesita siempre su contrapartida incondicionada de pena moral. En este caso, el objeto del delito, al contrario que lo que dicen los ilustrados y humanistas, sí que une indisolublemente al sujeto con el Mal cometido sin posibilidad de cambio. Cuando este Mal se anula moralmente, que no como tal, y ello sólo por medio del auténtico Reconocimiento, entonces no sólo debe, sino que la pena deja de ser ya moralmente Incondicionada. Le libera de la indisolubilidad con el Mal, pues ya no lo hay presente en tanto que queda rechazado, pero no con ello lo desprende de él. Cumple su pena en X años. He creído que ese número, 40, es lo más justo. En fin, si alguien ha llegado hasta el final y ha tenido Paciencia, lo agradezco. Espero que haya servido para algo y aclare un poco más el tema. En suma, esto es lo que pensaba. No otra cosa, como se ha dicho.
Añado:
Ahí tenemos a la mayoría de terroristas de ETA, que ni se redimen ni muestran un ápice de intención de cambiar; notorio el caso, actual, del criminal De Juana Chaos. Más aún, en una espantosa humillación a la dignidad de las personas de bien y víctimas del terrorismo, lejos de esperar el arrepentimiento de éstos criminales con medidas disuasorias, nos hacemos eco estos días, que al tal Txapapote, le van a obsequiar con la posibilidad de formar familia en la cárcel, con la llegada de su mujer... En fin, aquí parece que lo único que tiene visos de ser perpetua es la pena de las víctimas, porque después de más de 30 años de padecimiento, no parece haber mucha disposición a "revisar" qué se ha hecho, y que no se hace, para resarcir a las víctimas.
"La fiscalía austriaca pide la cadena perpetua para Josef Fritzl"...
Pongo la mano en el fuego a que a la mayoría de austriacos les va a quedar en el ánimo un cierto sosiego, si finalmente le aplican la cadena perpetua. Y que ni por aproximación, a esa mayoría les sobrevendrá en un futuro "remordimiento" alguno por el posible sufrimiento que éste psicópata llegue a padecer.
Por cierto, la cadena perpetua, incluso en paises tan expeditivos en las sentencias como es el caso de Estados Unidos, no son para siempre. Cada ciertos años hay una revisió. Me viene a la memoria una noticia de hace poco, en la que asistimos a una de ellas para una terrorista de la "vader meinhof" condenada a cadena perpetua. También, si no ando mal esta mañana de memoria, hubo varias revisiones para el caso Charles Manson en Estados Unidos.
La cosa es muy sencilla: para éste tipo de criminales, 30 años mínimo en la carcel; luego una revisión. Si hay garantías de que ese sujeto (hombre o mujer) puede convivir en sociedad sin agredirla, pues libertad condicionada; y si no... pues nada, otros 10 años, y así sucesivamente. ¿Que no se redime?... bueno, al menos habremos hecho lo humanamente posible para que a un inocente no le siegen la vida porque hubo quien sintió pena por un criminal y su "libertad".
Es claro que esta mañana me he levantado con la memoria algo borrosa, pero (y ya lo buscaré por si alguien tiene dudas de lo que digo), recuerdo que incluso Franco conmutó cadenas perpetuas. O sea, que ese argumento que trata de atribuir una especie de absoluto a la cadena perpetua, para darle un matiz que la haga situarse en un plano más allá de lo humano y por tanto inabarcable para él, y por tanto fuera de la jurisdicción del ser humano, no es más que una consecuencia del efecto "psicotrópico" que provoca el exceso de "palabrería".
Ante una condena "normal", pongamos 20 años, un reo sabe que al cabo de 20 años sale y, si le asiste la paciencia, no se siente obligado ni a redimirse ni ha cambiar. Ante la cadena perpetua, el reo, si quiere volver a vivir en "libertad" junto a los demás, está obligado, al menos sobre el papel, a redimirse y a cambiar, porque si no, no sale.
Y si algún pre-aristotélico pensaba como el señor José Bono, "prefiero morir a matar", muchos post-socráticos pensamos que es más linda la vida de una hija nuestra que la de un confeso asesino, y, que sin llegar al extremo de desear verlo muerto, cuando menos, alejado de nuestras hijas e hijos...¿hasta su muerte?...¡no!, hasta que pague su delito (primera revisión: 30 años) y se redima.
Creo que se abre un tema interesantísimo sobre la cadena perpetua. Personalmente yo cuando me pregunto sobre ella me brota una duda: dónde pongo mayor importancia, en el delito o en lo humano. Cuando se llega a límites en los que una persona de una forma repudiable, como en el caso del asesinato de esta niña, decide cortar para siempre la vida de otra o de muchas otras como tantas veces ocurre...¿ qué merece ?. No ya la cadena perpetua, ¿merece la muerte o incluso, peor, la justa tortura?. Aquí, en lo que merece, hay dos planos: el humano, con la lmitada justicia que el hombre puede practicar, y el de la posibilidad mejor que actualmente o absolutamente, es imposible para el hombre. De aquí sale en relación histórica, el plano divino. Es decir, por un lado, la justicia humana que puede practicar éste dentro de sus límites. Y por otro, lo que propiamente es mejor como posible y es lo Justo como tal, lo que se merece ropiamente, pero la limitación del hombre impide llevarlo a cabo. No llamaré divino a este plano pues para ello tendría que demostrar antes que existe Dios, y lo primero que se me pesenta aquí simplemente es la limitación física del hombre y la posibilidad de una no limitación, y por tanto, de hacer lo Justo como tal.
En el plano humano:
Parece que la evolución de las sociedades ha ido eliminando a la tortura. Está en el fondo la idea socrática de que es peor cometer injusticia que padecerla. Por ejemplo: ¿ le cortaría usted los dedos o le sacaría los ojos a aquél que ha hecho lo mismo con otra persona?. No hay duda de que seguiríamos siendo mejores que él si lo hiciéramos. Se piensa, o se tiende a pensar, que aunque haya hecho eso, nosotros no debemos hacerlo con él pues haríamos algo que en cualquier caso, no debe hacerse con el ser humano, por mucho que este sea el más mísero de los hombres. Es decir, ya ha aparecido el Ser Humano de una forma general. Si hemos negado "cometer tortura por igual al que la ha cometido " es porque hemos pensado con la Idea del Ser Humano en general ya de fondo sin darnos cuenta. Decimos: No, eso no se le debe hacer a un ser humano, al hombre. ¿ Pero se le debe hacer una tortura menor o un mal físico menor?. Cuando se juzga en las sociedades actuales que no se le debe hacer ningún tipo de tortura, ni siquiera pena de muerte y nisiquiera, cadena perpetua, se juzga claramente desde esta idea de lo Humano. Por eso los defensores apelan a la tradición humanista e ilustrada. En nuestra explicación, o intento de ella, hemos visto que en el primer caso de una tortura por igual al que la ha cometido, tendíamos más a negarla porque no se le debe hacer eso a un ser humano. ¿ Pero en caso de torturas menores, o una pena directa capital o cadena perpetua?. La idea socrática y también cristiana de que es peor cometer mal que padecerlo hará persistir la Idea general de lo que no se debe hacer al hombre para todos los casos. No sólo ya que no se le debe hacer mal físico, sino tampoco quitarle la libertad de una forma definitiva, para siempre. Restringirla temporalmente sí, pues si no, lógicamente, no habría ya ni pena. Pero se piensa que una cadena perpetua es una anulación definitiva de la libertad al ser humano y eso no se debe hacer, por mucho que sea el más mísero de los hombres. Entonces ahora uno se lo vuelve a preguntar para estar seguro.
- ¿ Por mucho que sea el más mísero, sin límites?. ¿ A alguien que hubiera hecho sufrir y agonizar de la forma más cruenta a 40 millones de personas, y no sólo no se hubiese arrepentido, sino que se riera de sus víctimas y quisiese volver a repetirlo, a ese, ¿ no se le debería ni siquiera anular la libertad para siempre?. No digo ya una tortura física proporcionada al dolor de todas sus víctimas porque tal cantidad de dolor humanamente no es aún posible ni impartir ni soportar artificialmente. Y porque de primeras, parece un mal mayor que el de la anulación de la libertad perpetua y se trata de poner los casos límite por arriba y por debajo, para poder decidir sobre el asunto.
Aquí parece que seguir apelando al modelo de lo humano y la idea de lo humano resulta caprichosamente teórico e injusto. Parece que su delito le condenaría "por lo menos" a una cadena perpetua. Quizá el argumento del Ser humano, el argumento humanista, se iría haciendo más fuerte cuanto más atentásemos contra este ser miserable de una forma más viva. Es decir, sólo cuando le vemos sufrir al máximo, diríamos "Basta" a la tortura. Pensaríamos que se lo merece, pero que no debemos hacerle eso; lo pensaríamos de repente como ser humano, justo cuando más sufre, justo entonces pensaríamos con el argumento humanista, y diríamos que no debe hacerse por mucho que él lo haya hecho. También cabe resistirse a este argumento y ser capaces de soportar ver su tortura sin pararla, hasta su sufrimiento máximo. Pero entonces viene la réplica: ¿ No estamos haciendo un Mal nosotros, por mucho que él lo haya hecho?. Ahora bien, ¿este argumento del Mal puede aplicarse a cuando le condenamos a cadena perpetua?. Aquí funciona entonces ya de una manera más teoreticista la idea del Ser Humano, el argumento humanista,y por tanto, se aparece no ya como algo vivo como en el caso de la tortura, sino como un modelo en sí de lo humano, cristalino: que no se debe hacer mal ni físico ni moral ( como anulación de su libertad) en ningún caso. Pero en casos máximos como el dicho parece que se merecería algún Mal aunque no fuera máximo como el de la tortura pero sí como el de la cadena perpetua.
Bien, entonces supongamos que le condenamos a cadena perpetua.
A esto, una vez que se hace real, si nos acercamos al propio individuo y vemos que sufre, viene siempre en el sufrimiento real y de cerca visto, el argumento humanista y el argumento del Mal unidos: ¿ No estamos anulando de forma definitiva algo esencial del ser humano como la libertad?. ¿ No estamos haciendo un Mal como tal aunque él lo haya hecho?. Pero si en el condenado no vemos ni un mínimo de "vulnerabilidad" en él, no vemos que ni siquiera le supone mal, y que mucho menos se arrepiente, ( y no sólo que no vemos, sino que realmente no ocurre nada de esto), entonces no viene de forma tan fuerte el argumento humanista o queda ya de una forma mucho más teoreticista preguntando ya más absurdamente: ¿ No estamos anulando su libertad esencial? ( y el individuo le vemos tan tranquilo, sin problemas, sin sufrir ni nada por el estilo, y riéndose a carcajadas cada vez que recuerda como mató a 40 millones de personas). Pero si vemos que sufre realmente un mal absoluto: su libertad anulada de una forma definitiva y vemos que se arrepiente, y sea rrepiente de verdad y profundamente, el argumento humanista vuelve a coger fuerza real y pierde su forma teoreticista vacía de antes.
La cadena perpetua anula la libertad del condenado de una forma absoluta, es decir, para siempre. Aquí está otro punto importante. ¿ Se vuelve a poner peso en el delito o en lo humano?. ¿ En el objeto o en el sujeto?. Según el humanista o el ilustrado la cadena perpetua le liga a él con su delito de una forma ya irremediable y para siempre. Esta es la idea de Savater, por ejemplo. Podemos verla en su artículo colgado en Internet: "Contra la cadena perpetua". Es decir, haga lo que haga , siempre va a estar ligado a lo que hizo. Por mucho que se perfeccione moralmente, el objeto de delito que hizo le va a obligar siempre a estar unido inseparablemente de él cumpliendo una pena que le anula algo esencial de lo humano: su libertad de una forma tajante. El objeto le liga para siempre a él. Pero contra esto también hay una razón muy poderosa: él es responsable de lo que ha hecho. Quien ha venido a esta vida a matar, merece que el objeto de su delito le sea castigado de por vida, pues es un mal tan grave que su límite es inabarcable, y este límite inabarcable de gravedad del mal que ha hecho, se traduce paralelamente en una "culpa" inabarcable, y por tanto, en una pena correspondiente ( no máxima de tortura o pena de muerte, pero sí por lo menos de cadena perpetua).
Creo que en un sentido estricto moralmente el argumento del delito que se traduce en cadena perpetua, simplemente es el paralelo correspondiente como pena " inabarcable" a un mal de gravedad inabarcable. Por medio está la culpa que revoca en el asesino como una culpa también inabarcable, es decir, algo que no puede fijarse en límites o sería inmoral: sus asesinatos son males absolutamente. Y este mal que ha hecho matando a esas personas es algo "infinito" en cuanto mal, inabarcable en límites, no podríamos decir: hasta aquí en cuanto daño moral, sí en cuanto daño físico establecido en números. Pero el mal moral no es esto. Es el mal en cuanto tal, ni siquiera el que haya producido a las particulares personas, sino que es un mal incondicionado. Aunque trágicamente a nadie le afectase o le fuese indiferente. Y sobre él recae, quiera o no, una culpa incondicional, y por tanto, una pena incondicional.
Bien, pero esta pena incondicional como dice el humanista le va a ligar al condenado a ella para siempre haga ya lo que haga. Por mucho que mejore. Pero cuando el condenado, el que reconoce su culpa, se da cuenta verdadera de lo que ha hecho y por dentr suyo él mismo se condena Inabarcablemente por lo que ha hecho, es decir, infinitamente, es decir, cuando tiene una conciencia de culpa del mal moral que ha hecho tan infinita como su mal, es cuando, precismaente, sobrevuela un aura de liberación. En ese momento verdadero de máximo reconocimiento aparece lo contrario: posiblidad de desatarse, que no desprenderse, para la Nueva Posibilidad, es decir, aparece de nuevo su libertad, aunque no por ello, sino todo lo contrario, desprendiéndola de lo que ha hecho. La diferencia está en que se abre la posibilidad de lo nuevo y antes estaba ligado infinitamente, sin libertad, a lo que había hecho. Ahora la culpa, haisdo en cierto modo liberada, que no eliminada. Entonces, jsuto en este momento dialéctico, aparece njusto el argumento del delito que le encadena para siempre a é, cuando antes en cambio, antes de su reconocimiento de culpa inabarcable, aparecía justo.
Digamos que este es el proceso natural interno en que los dos argumentos contrapuestos tienen su sentido en un momento distinto. En el plano legal..¿ Cómo determinar o hacerlo equiparar?. El problema legal sigue en pie. Y el ético.....seguramente también. Pues caben muchas cosas que decir de lo ya dicho.
Por otro lado guardauna ismilitud muy estrecha con el proceso religioso de culpa y redención mediante el perdón con el arrepentimiento. Bien, dsede luego esa similitud la hay, pero aquí se ha tratado dea nalizar las cosas tal como se nos presentan. Para el plano religioso hay que suponer a Dios, y Dios no se nos da primeramente en lo que hemos analizado. Más bien es otro problema.
Muy acertado, como siempre, Sigue escribiendo para que no te cambien a ti .
"Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí".
A lo que añado unas reflexiones de Ortega en "Rebelión de las masas":
"La vida, que es, ante todo, lo que podemos ser, vida posible, es también, y por lo mismo, decidir entre posibilidades..."; "No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayectoria está absolutamente predeterminada"; "La fatalidad en que caemos al caer en este mundo consiste en todo lo contario...nos impone varias trayectorias, y, consecuentemente, nos fuerza a elegir"; "Vivir, por tanto, es sentirse "fatalmente" forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo"
Es "comprensible" que nuestros políticos no se quieran comprometer ni siquiera a un debate sobre la cadena perpetua. Que el político anhele el poder no es cosa mala, a mi juicio, otra bien distinta es qué hace después con el poder. Así, tengo la impresión que nuestra clase política crée que para obtener el poder sólo hay una trayectoria posible: la recta (que no lo recto), y, suele ser, como nos decía Don Agapito el otro día en su "Gobierno de coalición" que el camino nos depara giros. Los crímenes en la sociedad, cuando se tornan "plaga" también son giros.
Nuestra clase política, y no menos proporción de sociedad, tal vez, por falta de perspectiva o no saber cartografiar la sociedad, prefiere pasar campo a través; salirse del camino en su afán de acortar distancia hacia el poder. Sin embargo, no hace falta ser ni geólogo ni topógrafo (menos aún metafísico), tan sólo haber salido al campo de la vida para saber que en no pocas curvas, lo que hay, oculto entre matorrales, no es sino el precipicio. El político español, carente de paciencia, (no sólo de ahora), prefiere pensar que sólo hay un camino: el de la bala (y no muchos se lo toman en su sentido no metafórico); por contra, a las víctimas, como bien dice Don Agapito, se les agudiza el sentido de lo recto (que no de la recta); del anhelo de justicia, y, en definitiva, la paciencia...y ahí están, firmes en su determinación para no ser arrastrados al precipicio, y con ellos... todos.
Alef, si se ha molestado por mis escritos.....no le voy a intentar acariciar en cada uno de ellos. Cuando escribo digo lo que se me ocurre, y tal como se me ocurre, lo digo. El lenguaje se amolda a la propia Idea. Yo no dirijo como escribo. Si la idea es bella la forma de decirlo es bella, si siente la vanidad de todo cuanto hay y la declara, por ejemplo....así la dice. ¿ Cómo quiere que exprese una gran Idea con un lenguaje mediocre?. ( "lenguaje normal", que a usted quizá le dañe lo de "Mediocre y cotidiano). No puedo. ¿ Usted cree que hablan los poetas para adornar lo que dicen?. Sí, los malos poetas. Los buenos ni siquiera piensan como hablan. Y eso que yo no quiero hacer poesía aquí. No llame pedante a unas formas nobles de hablar que señalan también realidades nobles. Hágalo si quiere, pero se equivoca. Y le vuelvo a decir que tiene poco estilo criticar sin buscar otras razones. ¡ Qué fácil es decir pedante!. Usted va a lo fácil. Es lo que más convence: lo típico. ¿ Cómo se iba apensar otra cosa distinta?. No!, este es un pedante!. Yo me voy tranquilo......y escucho de lejos sus quejas y las de todo el pueblo, si las hubiera. Son falsas.
Yo sólo le digo que podría vivir mejor, menos molesto, si probase a ver las cosas sin juzgar desde el modelo canónico de la sociedad. Queda muy bien entre ella, pero tiende a ser falso en todo lo que juzga. Usted podría reírse, podría decir: interesante forma de ver el asunto. ¿Por qué hablará así?. ¿ Qué hace que hable así?. ¿ Es para aparentar o no?. Lo intentaría comprobar al menos, antes que juzgar arriesgadamente. Además: el lenguaje es para crearlo, no para uniformizarlo.
A Agapito no le guardo ni un sólo recelo ni nada por el estilo. Al contrario, relea lo que le he puesto y encontrará un gesto antes de cariño que celoso. ¿ Por qué ha dicho eso? Realmente no le encontrado mucho sentido. Pero ya le digo, su modo de juzgar es social, no propio. ¡ No puede ver la auténtica realidad que es mucho menos negra que la que usted se piensa!. Por lo menos la que yo entrego.
Creo que la virtud a la que se refiere Agapito es la heroicidad. Aparece el personaje colocado por encima del plano común e individualizado. Distinguido. ¿ Pero por qué?. Porque aquello a lo que pretende llegar él mismo y comunicar al público: la verdad ( en el caso del predicador), o la justicia ( en el caso de las víctimas), les hace situarse en un plano de realidad por encima del resto. Y con ello, aparecer así individualizados y distinguidos. ¿Y por qué esta verdad o esta justicia les provoca ser héroes - aparecer en ese plano peculiar de realidad-?. Primero porque ellos mismos, (predicador, víctimas) lo buscan Ante todo o como cosa primera ( verdad, justicia). Pero esto no es suficiente. Para que el héroe se distinga y sea héroe como tal se necesita que los demás no busquen esto Ante todo. Sólo cuando Todos no buscan verdad, justicia etc, "Ante Todo" y aparece Uno que por buscarlo "Ante Todo" ha invertido más esfuerzos que el resto en ello, queda peculiarizado, es minoritario: se destaca por la cualidad de lo que dice o hace. ¿ Pero por qué lo busca Ante todo?. Pienso que es porque valora ( acertadamente) que es lo Único válido. Es decir, porque no tiene más opción que esa como opción únicamente Real. Podría responder ante un problema con lo que le viene primero a la cabeza y soltarlo. Pero si lo que busca Ante todo es decir algo que es verdadero, lo primero que le venga a la cabeza, a no ser que sea una idea genial, lo va a considerar como falso, y por tanto, como Nada, como una no realidad. Y por otro lado, si queriendo buscar Ante todo esa verdad o justicia, dice por ejemplo algo que sabe que es una opinión ligera o no lucha verdaderamente por lo justo, entonces se traiciona así mismo porque ya ha visto claramente que lo que tiene que hacer es lo primero. Y creo que piensa que es lo que tiene que hacer porque es lo mejor, y lo mejor creo que es en su último fondo, tal como se le presenta: lo más Real, es decir, lo únicamene existente en sentido propio. Hacer algo no existente sería no hacer nada. Y no hacer nada sería hacer lo que no es. Pero él es. Luego tiene que hacer aquellas cosas que son. Si no, sería un imbécil. De ahí podemos sacar un argumento gracioso, y ya retórico, que sería que puesto que nadie busca Ante todo lo que es, pero lo que es, es lo únicamente real, y puesto que quien no hace lo que es, no hace nada, y quien no hace nada siendo él algo, hace un sinsentido y hacer un sinsentido puede decirse coloquialmente, como ser un imbécil, entonces, queridos amigos: Todos los seres humanos de esta Tierra son imbéciles menos los héroes: que busca la verdad o la Justicia Ante todo.
Es decir, sólo los filósofos y gente como las víctimas, son los únicos no imbéciles de este planeta, y, probablemente, del Universo.
El_Erast,
ok