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Carlos Semprún Maura

Embajadas virtuales

Esta embajada forma parte de la gigantesca estafa ecológica que crea pánicos irrecionales. Pero de todas formas, ¿qué podría hacer el bueno de Rocard para que se derritieran o no los polos?

Zoé Valdés y Jacobo Machover se encontraron estos días con Jack Lang en un estudio de televisión y le "ametrallaron" a preguntas sobre sus embajadas en La Habana, sobre lo que iba a pedir o esperaba obtener del régimen y sobre si hablaba sobre los derechos humanos; además, aprovecharon para recordarle los últimos datos sobre la represión y la miseria que reina en Cuba. Según me contó luego Jacobo, Jack Lang se mostró cortés y sonriente, pero no dijo nada: en cuanto a los "derechos humanos", desde luego él siempre los ha defendido hasta en su cocina; y sobre la situación de Cuba, se limitó a proclamar que los Estados Unidos debían levantar su "bloqueo" y que dentro de poco se verían cambios importantes en la isla. ¿Importantes para quién? Por lo visto, de lo que se trata es únicamente de preparar una visita oficial de Sarkozy a Cuba, después de la del Papa, de la del Rey de España y de la de Oliver Stone.

El otro embajador virtual nombrado por Sarkozy es Michel Rocard, otro "ex-todo". Pero esta embajada es de broma, ya que se trata de representar a Francia ante las focas del Polo Norte y del Polo Sur. Evidentemente, esto forma parte de la gigantesca estafa ecológica que crea pánicos irrecionales. Pero de todas formas, ¿qué podría hacer el bueno de Rocard para que se derritieran o no los polos?

Hace un mes, una periodista francesa que volvía a Vladivostok me contaba sus angustias al encontrarse en las calles con 45 grados bajo cero. El invierno pasado, o sea, a principio de 2008, recuerdo haber oído un reportaje radiofónico con el capitán de un barco-laboratorio que zurcaba las cercanías del Polo Norte y explicaba al periodista que a los novatos de su tripulación dos cosas les parecían particularmente duras: la noche casi permanente y el frío. "Hace 50 bajo cero", decía. Me imagino que la misión "científica" de ese barco-laboratorio era demostrar el calentamiento del planeta... Menos mal que Rocard a su edad no va a tener que visitar los polos, sólo algún despacho ministerial. Triste fin para un político que tuvo una vocación reformista.

También se nota el enfriamiento del planeta en la vida política francesa y precisamente cuando en estos momentos de crisis económica serían más necesarios que nunca los proyectos, los cambios, las ideas y las reformas. ¡La imaginación al poder!, se decía en Mayo del 68; pero no es un buen ejemplo porque si bien tuvieron algo de imaginción, nunca alcanzaron el poder.

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