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¿Son ZP y López de fiar?

El programa de Patxi López para el País Vasco es inasumible por el Partido Popular: el "Plan López", es desde el punto de vista constitucional, aberrante.

Como ha señalado con acierto el Foro de Ermua, el protolehendakari López, tiene varias medidas urgentes que llevar a cabo si quiere devolver al País Vasco a la senda democrático-constitucional. Básicamente, son cuatro.

En primer lugar, la expulsión legal y el hostigamiento político a todas las franquicias etarras que sobreviven en las instituciones. Desde ahí proporcionan apoyo humano y material a los pistoleros. Primer problema: a esta supervivencia no es ajeno el PSOE de López y Zapatero, porque fueron ellos quienes la permitieron cuando negociaban con la banda. Sacarlos de los ayuntamientos –no digamos ya de alcaldías– y marginarlos socialmente sería la mínima exigencia que en este punto debiera hacer el Partido Popular.

En segundo lugar, López debiera garantizar la libertad de los vascos de elegir la lengua que se utiliza y se aprende. Desde hace treinta años, la política lingüística del PNV ha tenido como objetivo la aniquilación del castellano y su sustitución por el euskera batúa. En los ochenta, el nacionalismo justificaba la inmersión y la "normalización" lingüística por la necesidad de recuperar el euskera, entonces minoritario. Hoy tenemos ya criterio histórico para concluir que no se trataba de eso, porque la enseñanza en castellano a día de hoy es casi imposible de cursar.

Otro tanto ocurre en relación con la cultura, la educación y la propaganda, que desde 1986 se han utilizado para inculcar a los jóvenes vascos una ideología de la división y el enfrentamiento. Hoy, toda una generación de jóvenes vascos ha sido educada en la creencia de que España oprime a Euskadi, que Navarra debe ser anexionada y de que la violencia contra los españoles está en el fondo justificada. Pero tanto en lo referente a la ideologización de los vascos como a la inmersión lingüística, tampoco el PSOE tiene unos antecedentes para ser optimistas. Entre 1986 y 1998 apoyó esta aculturación salvaje de los vascos y más recientemente, en esta misma legislatura, López ha apoyado todas las medidas del PNV en esta dirección, incluidos unos presupuestos que profundizaban en el radicalismo educativo-cultural.

En cuarto lugar, el Gobierno vasco debiera liderar la lucha contra los comandos etarras, para lo cual tiene un instrumento bien preparado: la Ertzaintza. Concebida por el PNV como una policía de partido, con un pasado al servicio de la formación fundada por Sabino Arana, la policía autonómica ha sido instrumentalizada, tanto en la lucha contra ETA como en lo relativo a la seguridad ciudadana y los servicios de información. Pese a la politización y a su infiltración por ETA en el pasado, sus miembros, a través de los sindicatos mayoritarios, han mostrado su determinación por luchar contra ETA, frente a la actitud de sus superiores.

Estas son las necesidades urgentes. ¿Son factibles? El Partido Popular no debiera perder de vista que ni Patxi López ni Zapatero han ganado estas elecciones y no tienen motivo para sacar demasiado pecho. El objetivo del PSOE era ganar las elecciones al PNV, pero lo cierto es que ha sido éste quien las ha ganado. Y es igual de cierto que en este caso serán la segunda y la tercera fuerza políticas las que se unan para desbancar a la primera, algo que los populares llevan denunciando del PSOE desde hace mucho tiempo y cuyo ejemplo más actual era el Gobierno de Touriño. El PSOE, sin vergüenza y sin escrúpulos, no tiene ningún problema, pero el Partido Popular deberá plantearse si merece la pena colaborar en un juego que él mismo ha denunciado en otras ocasiones.

¿Merece la pena? Depende de con quién y para qué. Sólo con un diagnóstico común sólido y una receta ambiciosa tiene sentido que el PP apoye al PSE. ¿Existen? Hoy en día, no. Recordemos que el plan de López y Zapatero para el País Vasco pasa primero por un pacto político entre todos los vascos. En este todos ha entrado en el pasado reciente la banda terrorista ETA, pero no el Partido Popular, y esta concepción era precisamente la que sustentó los pactos de Zapatero con ETA desde bastante antes de 2006. Además, el propio López ha hablado de la convocatoria de un referéndum vinculante unido a la reforma transversal del Estatuto y la Constitución.

En definitiva, el programa de Patxi López para el País Vasco es inasumible por el Partido Popular y es contradictorio con los cuatro puntos que más arriba citábamos como necesarios. La "Propuesta para el diálogo y la convivencia pacífica en Euskadi", el "Plan López", es desde el punto de vista constitucional, aberrante. Es verdad que Zapatero es capaz de hacer una cosa y la contraria al mismo tiempo, pero también lo es que en lo referente al desguace constitucional su dirección es única y uniforme. Y respecto a López, ni antes de las elecciones ni después ha dado muestra de otra cosa. Así que el Partido Popular y la derecha en general debieran cuidarse de optimismos electorales, porque ir de la mano de los conspiradores de Loyola exige que los términos del acuerdo estén muy claros. A López y a Zapatero hay que exigirles, reexigirles y volverles a exigir el cumplimiento de los cuatro puntos arriba citados. Y entonces, quizá, negociar el apoyo. Para a continuación fiscalizarlos y controlarlos de cerca. Deben demostrar ser dignos de confianza. Hoy no lo son.

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