Mariano Rajoy suena como la música en la sala de espera del dentista. Levemente molesta, intrascendente, sin pulso ni interés, inane. Su voz suena, pero lo que dice queda en un recóndito rincón del cerebro, mientras uno piensa en lo que se le viene encima. Las palabras de un líder tendrían que despertar el interés que provoca una estrella del rock en pleno concierto. Rajoy no lo es, ni líder ni estrella del rock. Y se necesita mucho más que cargarse de razón para cargarse al régimen zapateril, que en su segunda legislatura triunfal está comenzando a consolidarse. Cada día que siga fumándose puros en la séptima planta de Génova 13 es un día ganado para Zapatero y su cuadrilla.
Rajoy le ha entregado a Zapatero los instrumentos con que los socialistas están destrozando su partido: el control de la justicia. Súmenle un "plan de rescate" de las rotativas y tendrá también a la prensa cogida por los balances. Y el PP se debatirá entre sus movidas internas, las tramas de corrupción atizadas por Garzón, la falta de liderazgo, las derrotas electorales...
Mariano no puede llevar a su partido al matadero en 2012. Y no creo que lo haga. O lo entrega a Alberto Ruiz Gallardón al democrático modo en que él mismo fue elegido presidente del PP, o permite que la guerra soterrada acabe en la batalla final en un congreso en 2010. U opta por un candidato de consenso.
Esperanza Aguirre no va a liderar el Partido Popular. Tiene grandes apoyos en Madrid, pero fuera de allí su popularidad no es la misma. Ni en la gente ni en su propio partido (que así le va, déjenme que añada). A Gallardón no le tragarían las bases, así se lo quiera endilgar Mariano al PP con calzador. ¿Quién queda? ¿Mayor Oreja? ¿Camps? ¿González Pons?
No. El candidato es Rodrigo Rato. Ahora está viendo cómo los principales dirigentes se desgastan entre corrupciones aledañas, espionajes de Mortadelo y Filemón, derrotas electorales y discursos vacíos. Y cuanto más caen las cabezas visibles del PP, entre los hachazos propios y ajenos, más se yergue la suya. En plena crisis económica, Rato puede presentarse, legítimamente, como el hombre que sabe cómo sacarnos de ésta. Y podría tener el visto bueno de Prisa, aunque quizá para entonces poco importe, porque quedará de ella la mitad de la mitad. Tiene el favor de los votantes y puede obtener apoyos dentro del partido muy importantes y hoy muy enfrentados. Y puede ganarse también el apoyo de los medios de comunicación preferidos de los votantes populares y que hoy no ven con buenos ojos a Rajoy.
Así que apunten: Rato frente a Zapatero en 2011.
José Carlos Rodríguez
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El tapado del PP
El candidato es Rodrigo Rato. Ahora está viendo cómo los principales dirigentes se desgastan entre corrupciones aledañas, espionajes de Mortadelo y Filemón, derrotas electorales y discursos vacíos.
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