El origen de algunas frases hechas
La frase es la pera (= es el colmo, algo extraordinario) nada tiene que ver con la fruta del peral. La razón es que "se llamó pera antaño a la renta vitalicia, al destino o puesto de trabajo asegurado, a la posición aventajada que permite pasar por digno"
Recomiendo la lectura del reciente libro de Pancracio Celdrán Gomaríz, Hablar bien no cuesta tanto (Madrid, Temas de hoy, 2009). A través de ese texto podemos averiguar, por ejemplo, que la frase "es la pera" (= es el colmo, algo extraordinario) nada tiene que ver con la fruta del peral. La razón es que "se llamó pera antaño a la renta vitalicia, al destino o puesto de trabajo asegurado, a la posición aventajada que permite pasar por digno. Por eso se llamó pollo pera al joven de futuro resuelto". Podemos avanzar un punto más.
En efecto, según el Diccionario de Autoridades de 1937 "pera equivale metafóricamente a caudal o cantidad de dinero". Hoy no se mantiene esa equivalencia, pero subsiste en muchas expresiones y frases hechas, como esa de "pollo pera" que se utiliza poco. De todas formas, el "pollo pera" era más bien el jovencito atildado, un tanto pretencioso y ridículo. Hoy diríamos un "pijo". Esa derivación me hace sospechar que "pera" sea también un ñoñismo para no mencionar otras palabras que empiezan con <p> y que funcionan como tabús por malsonantes: pija, picha, polla, polvo, puta, paja (todas bisílabas). La prueba es que la frase grosera "hacerse una pera" o "tocarse la pera" es lo mismo que masturbarse. O también "tocarse la pera" es tanto como hacer el vago, como se supone que lo hacen los que se masturban con frecuencia. Por otra parte, "ser la pera" (= algo extraordinario, el colmo, el no va más) se puede decir también como "ser la polla" o "ser la puñeta" con el sentido indicado de las voces malsonantes. Lo de "puñeta" alude también a la masturbación.
Hay otras frases hechas en donde se conserva el sentido antes aludido de "pera" (= caudal de dinero). Por ejemplo, "pedir peras al olmo". Aparte de la interpretación literal (el olmo no da frutas), hay un juego de palabras, por cuanto el olmo es un árbol ornamental, que crece espontáneamente en las riberas y que da poca utilidad. Por eso "pedir peras al olmo" es tanto como esperar un rendimiento bajo, en último extremo, pretender lo imposible.
El sentido que hace equivalente la "pera" con "una renta o destino lucrativo y descansado" (según del Diccionario de Roque Barcia) es porque el peral suele ser un árbol muy productivo. Así, "partir peras" con alguien es llevarse bien, quizá por alusión a lo rentable que resulta compartir el beneficio de los perales.
La voz "pera" procede del latín pira (= las peras) o pyra (= hoguera, llama, fuego). Las dos imágenes se asocian por la forma de llama que toma la pera. En griego pir es tanto el fuego, la llama, como metafóricamente en ardor amoroso. Por ese lado asoma otra vez la alusión sexual de la pera.
Hay muchas variedades de pera. Como el lógico la que más me va a mí es la "pera conferencia".
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