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Carlos Semprún Maura

Todo igual

A contracorriente del delirio intervencionista actual, Salin considera que: "Las quiebras contribuyen a sanear el mercado, permitiendo terminar con el despilfarro de recursos originado por los errores de inversión y de gestión".

Mientras escuchaba al presidente Sarkozy pronunciar su ritual discurso de fin de año, me acordé del breve artículo que Pascal Salin, profesor de la Universidad de Paris-Dauphine, publicó unos días antes en Le Figaro (L'illusion de la relance) porque decía exactamente lo contrario. Es cierto que también resulta todo un ritual que en el marco del "feliz año nuevo" presidencial, se adopte un tono optimista –con o sin motivo–, pero lo que dice Salin va mucho más lejos, porque pone en tela de juicio los proyectos franceses –y también los foráneos– para luchar contra la crisis y reactivar la economía.

Pascal Salin considera que las medidas de ayuda estatales conducen a aumentos de los impuestos y de la deuda pública, lo que va en contra del objetivo inicial de esas mismas medidas. Así, a contracorriente del delirio intervencionista actual, considera que: "Las quiebras contribuyen a sanear el mercado, permitiendo terminar con el despilfarro de recursos originado por los errores de inversión y de gestión". Tras señalar algunos de esos errores (como las subprime), afirma que la solución sigue siendo la libertad de mercado y concluye su breve artículo con una nota provocadora: "No habrá ningún gran político capaz de afirmar: 'No pretendo saber cómo salir de la crisis actual, ya que los mercados son más capaces que yo y, por lo tanto, prefiero confiar en la sabiduría de los hombres'".

Evidentemente, la economía no es una ciencia exacta y esta crisis ha generado un pánico irracional con efectos sumamente negativos; situación que los políticos han aprovechado para presentarse como los salvadores. Han intentado aumentar su propia credibilidad a costa de disparar nuestros impuestos y nuestra deuda pública, ya de por sí gigantesca. Es el cuento de nunca acabar; de todas formas, digan lo que digan nuestros sociatas y nuestro Gobierno, esta "crisis del capitalismo" sólo tendrá soluciones capitalistas.

Volviendo a Nicolás Sarkozy, hoy lunes se convierte en Rey Mago y viaja al Próximo Oriente como mensajero de la paz. No me atrevo a predecir su fracaso, sino que me limitaré a señalar que, en Francia, una vez más, los medios, los políticos y la opinión pública son mayoritariamente muy "pro palestinos". Y lo escribo entre comillas, porque la Autoridad Palestina, Egipto y varios países de la Liga Árabe lo son mucho menos que nuestros políticos a la hora de defender incondicionalmente a Hamás.

Por ahora, la intervención militar terrestre de Israel en Gaza es un éxito. Esperemos –espero– que no se convierta en fracaso, como le pasó hace poco con el Líbano.

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