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Larry Elder

McCain perdió el primer debate

Si McCain quiere "poner al país por delante", la manera es sencilla es pasar a la acción, destapar las mentiras de Obama y ganar las elecciones.

¿Cuántas oportunidades desaprovechó McCain en su debate presidencial frente a Obama? Contémoslas:

Obama dijo, sin que McCain le contestara, que su plan consistía en reducir los impuestos "al 95% de las familias de clase trabajadora". Esto es simple y llanamente imposible, ya que el 32% de las devoluciones fiscales de las declaraciones presentadas (alrededor de 43 millones de americanos) no tributan en los impuestos federales sobre la renta. Obama concretó esta promesa ofreciendo una rebaja fiscal de 500 dólares "para aliviar a los trabajadores" (1.000 dólares por familia) y en caso de que las deducciones superen a la deuda tributaria, Hacienda entregaría al contribuyente un cheque por la diferencia. Esto no puede considerarse "un recorte fiscal". De hecho, McCain también impone una deducción fiscal de 5.000 dólares por sanidad, pero ni los medios ni el propio McCain la llaman "recorte fiscal".

Obama también afirmó, sin contestación, que sus subidas de los impuestos solamente afectarán a aquellos que ganen más de 250.000 dólares. Pero si tenemos en cuenta sus planes de gasto público y la cantidad de dinero que espera recaudar para ello, las cuentas simplemente no cuadran. Además, considera que subir los impuestos es a) una buena política económica, y b) un asunto de justicia. Pero esto resulta absurdo incluso según las propias declaraciones de Obama. Por ejemplo, antes del debate, hablando sobre la crisis económica, el candidato demócrata sostuvo que esta circunstancia le forzaría a "aplazar" las subidas de los impuestos. Pero si los incrementos tributarios a los presuntos ricos son una buena política económica, ¿por qué "aplazarlos"? ¿La ralentización económica no debería suponer una urgencia aún mayor para, como dice Obama, "relanzar" la economía?

El candidato demócrata también sostuvo, sin una respuesta en el debate por parte de McCain, que a causa del estancamiento económico podría limitar algunas de las partidas de gasto. De nuevo ¿no habíamos quedado en que el gasto en educación, sanidad y formación laboral eran una "inversión"? Si "inversión" significa una economía más productiva y dinámica, con esta vuelta de tuerca, ¿no estaría Obama promoviendo la ralentización económica?

Pero estas no fueron las únicas ocasiones que desaprovechó McCain. También hubo un importante goteo en política exterior. 

Obama calificó, sin oposición, como un error a la guerra de Irak. ¿Lo es? Casi el 39% de los estadounidenses considera que lo ha sido, mientras el 41% dice que la historia la juzgará como un éxito. Sin embargo, más interesante resulta la variación que han experimentado esos porcentajes desde agosto: el "éxito" ha subido desde el 29% y el fracaso ha caído desde el 57%. 

Obama siguió afirmando, de nuevo sin ninguna réplica, que no se ha logrado alcanzar "la reconciliación política" que perseguía la guerra. Esto es patentemente falso. Así, por ejemplo, el Gobierno iraquí, apenas hace unas semanas, fijaba la fecha para las elecciones provinciales. McCain nunca mencionó este dato. Además, el candidato republicano tampoco le recordó que en lugar de una incipiente democracia y un aliado musulmán en Oriente Medio en la guerra contra el terror, Obama quería una retirada precipitada de las tropas de Irak. Como decía el ex secretario de Estado James Baker: "Si recogemos y nos vamos ahora mismo, verá la mayor guerra civil que nunca haya visto". Hasta izquierdista Washington Post publicaba recientemente un editorial señalando las constantes mejoras en Irak y criticaba a Obama por su insistencia en una retirada a piñón fijo:

El demócrata Barack Obama sigue argumentando que sólo la retirada de las unidades de combate estadounidenses obligará a los líderes iraquíes a comprometerse. Pero la realidad del último año sugiere lo contrario: que sólo una mayor seguridad aportada por las tropas americanas permite un entorno político en el que los acuerdos legislativos y las elecciones libres sean factibles.

Obama también reiteró, sin respuesta, que siempre se opuso a la guerra. ¿Lo hizo? Tras su discurso pacifista de 2002, dijo que entendía el motivo por el que los senadores votarao a favor de la guerra de Irak y admitía que "no estaba familiarizado con los informes de Inteligencia del Senado"; que "fue una decisión difícil" para los senadores; y que él "no sabía" cómo habría votado en caso de haber estado en el Senado. Más de un año después de iniciada la guerra, Obama decía que "no hay mucha diferencia entre mi postura y la postura de George Bush en este momento". Si tenemos en cuenta su récord de votación siguiendo la disciplina de su partido (el 98% de las veces), ¿por qué habría que creerse que Obama habría desafiado a la mayoría de su partido y votado en contra de la guerra?

Si McCain quiere "que la prioridad sea el país", la manera es sencilla es pasar a la acción, destapar las mentiras de Obama y ganar las elecciones.

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