Zapatero quiebra el ayuno
El único primer ministro europeo que enarbola el estandarte del laicismo con vocinglera agresividad asistirá en Estambul a una festividad religiosa a la vera de un gobernante islamista que intenta acabar con la laicidad del Estado turco.
El presidente va a hacerse en Turquía una cena de ramadán y lo hará sin conciencia alguna de su contradicción. El único primer ministro europeo que enarbola el estandarte del laicismo con vocinglera agresividad asistirá en Estambul a una festividad religiosa a la vera de un gobernante islamista que intenta acabar con la laicidad del Estado turco. No se le moverá una ceja por incurrir en tal contrasentido y tampoco se sentirán traicionados quienes alimentan –y se alimentan– de la vena dizque laicista del PSOE. Pues se da la curiosa circunstancia de que, para ellos, los ritos religiosos de los musulmanes no son religión, sino "cultura". Sólo las celebraciones cristianas pertenecen al ámbito vedado.
Erdogan y Zapatero mantienen una intensa relación, que ya alumbró una carta conjunta tras las caricaturas de Mahoma publicadas por una revista danesa. Mientras los editores eran amenazados de muerte y los fanáticos montaban algaradas violentas, ambos pedían respeto, y no para la libertad de expresión, sino para el islam. El mundo de los ayatolás, las fatwas y los burkas fascina a quienes abrigan un resentimiento profundo hacia la civilización y, naturalmente, no viven bajo la sharia. El visceral rechazo que antes desembocaba en adoración a los países comunistas, genera ahora una atracción fatal por el integrismo musulmán en los predios de la izquierda y el "progresismo". Muy en especial desde el 11-S.
Con el Gobierno de ZP, las relaciones exteriores forman parte de la política interior, como es costumbre en regímenes populistas y despóticos. No se ha diseñado la hilarante monserga de la Alianza de Civilizaciones –¿cuántas hay?– para hacer amigos o aliados extramuros, y menos para velar por el interés nacional. Se trata, nada más y nada menos, de realzar la pose dialogante y pacifista de Rodríguez, que según su ministra de Igual Da, es más necesaria que nunca cuando hay potencias convencidas de que "la violencia es un medio eficaz para defender sus intereses". No malinterpretemos. Seguro que Bibiana Aído no aludía a Rusia.
Llevábamos cierto tiempo sin desayunarnos con la pazzz y ahora toca ración doble. La sentencia de Orwell en plena contienda contra los nazis –"El pacifismo es objetivamente pro-fascista"– mantiene su validez en unos tiempos en que el islamismo ha declarado la guerra a Occidente. ¿Qué guerra?, preguntará el otro.
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