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Maite Nolla

¿Qué tiene Rajoy en la cabeza?

Pretender que el paisano te dé su voto hagas lo que hagas y presentes a quien presentes es un error.

¿En qué piensa Rajoy? Si me disculpan el chiste fácil, estaría por responder que su cabeza la ocupa el ciclismo, ahora que estamos en plena Vuelta a España. Pero el caso es que, tomada seriamente, es una buena pregunta. ¿Qué piensa hacer el líder del PP? ¿Por qué va a hacer determinadas cosas?

Por lo visto, la estrategia del partido se centra en la cuestión económica. La crisis va a acabar con Zapatero y eso conlleva no tensar la cuerda en otros asuntos. Además, se hace el cálculo de que aquellos que ahora critican a Rajoy van a acabar votándole ante la posibilidad de desalojar al zapaterismo del poder. Un cálculo arriesgado, a mí modo de ver, por varios motivos.

Primero, que el partido ha externalizado el servicio de estrategia y planificación electoral en el marido de doña Celia Villalobos, una persona con más fracasos que aciertos y que, agradeciéndole los servicios prestados –y cobrados–, podría ser objeto de un ERE.

Segundo, que incluso dando por buena la idea de que la economía se llevará por delante a Zapatero, el PP debe poner algo de su parte. Este verano tanto Leire Pajín como José Blanco –personajes de tercera– han puesto contra las cuerdas al PP; aunque fuera mentira, nadie del partido rebatió el eslogan baratujo, pero efectivo, de que el PP quería recortar el dinero destinado al gasto social. O la bobez de que el Gobierno ha ahorrado para dar el dinero a los que más lo necesitan. Cuando digo nadie, me refiero a que al público en general no le llegó la respuesta. Si el conducto reglamentario de los telediarios no es suficiente, se podría dedicar el sueldo del asesor a pagar publicidad en la tele, en la radio, en los periódicos o en internet.

En tercer lugar, la experiencia demuestra que en los pactos con el PSOE el PP siempre sale perdiendo. No hay ninguna razón para modificar el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo –propuesto por Zapatero y redactado por Rubalcaba– excepto querer que los partidos nacionalistas, con el PNV a la cabeza, lo firmen y lo traicionen en unidad de acto; es decir, acabar con el pacto vigente y convertir en inviable el futuro, sin revocar la venia del Congreso para seguir negociando o volver a negociar. Y pactar la renovación del CGPJ sin modificar el sistema no soluciona el problema, obviamente.

Y el último motivo es que hay que procurar no ofender al votante, al menos no en exceso. Pretender que el paisano te dé su voto hagas lo que hagas y presentes a quien presentes es un error. Ni siquiera un político de primera como Josep Piqué pudo aguantar navegar entre dos aguas, como Paco de Lucía, y acabó perdido entre la indefinición, la abstención y los Boadella y demás. Y si eso le pasó a Piqué, no quiero ni pensar como le irá a la nueva presidenta, de difícil comprensión en la mayoría de su discurso y de abierta contradicción con su propio partido en lo poco que se le entiende. La última es querer asistir a los actos oficiales de la Diada para obtener un certificado de buena conducta nacionalista. El año pasado ya me pronuncié al respecto y a lo dicho entonces me remito. Sólo recordar que el "Español del Año" y "gran estadista" llamado Jordi Pujol, rara vez –o ninguna– acudió a los actos oficiales del 6 de diciembre.

Mejor haga como Montilla y váyase a la Expo.

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