Los vericuetos de la sandez
Cuando eran ministros de Lionel Jospin, Martine Aubry y Strauss-Kahn se odiaban. Una, socialista autoritaria; el otro, tímidamente "socialiberal", hoy se juntan contra Segolène Royal.
He recibido furiosas llamadas telefónicas de tía Mercedes, que ha salido del hospital, y como le han dado demasiada morfina (de LSD), se cree de nuevo joven, guapa y gauchists (engendro compuesto de gaucho e izquierdista), y me insulta:
–Cretino, ¿cómo puedes fingir contar lo que pasa en París sin decir nada del acontecimiento más importante de estos últimos meses? La boda de tu hijo. ¡Imbéciles! Vos y la asamblea fundadora del Nuevo Partido Anticapitalista de esa piruli de Olivier Besancenot! Y ¿qué me dices del "frente popular verde" de Daniel Cohn-Bendit para las europeas? ¡Chorradas! ¡Lo de siempre! Vos no me vas a decir que la guerra climática va a sustituir a la lucha de clases.
Le pregunto si tiene fiebre y cuelgo. Pues resulta que he leído en la prensa parisina que la iniciativa del pirulí, como la del ex "Dany el Rojo", inquietan al PS. Pero como ese partido está por los suelos, es lógico que todo les inquiete. Lo dije y lo repito: haga lo que haga, y aunque no haga nada, el PS se beneficia de un automatismo electoral, millones de franceses votan socialista porque no pueden votar "a la derecha". No creo que se angustien demasiado en cuanto a las posibilidades electorales de los carteros de Neuilly, a su izquierda, o de los Verdes, a su derecha. Tampoco pienso que su querella de chaia, o rifirrafe entre líderes, entusiasme a las masas. Bertrand Delanoë ha anunciado que será candidato al cargo de primer secretario del PS. Hacía meses que lo había anunciado, pero desde ayer es oficial.
O sea, que si cuento bien, tienen ahora como candidatos a ese cargo a: Delanoë, Segolène Royal, Julien Dray, Didier Hamon y Pierre Moscovici. Y dentro de poco, Martine Aury. No pasa nada, es lógico que ante un congreso (en noviembre) se manifiesten diversas candidaturas. Lo que también es normal, teniendo en cuenta la realidad, pero tal vez sea menos positivo, es que las alianzas y las ambiciones se basen únicamente en cuestiones de aparato, en las que las ideas, los proyectos y los programas no cuentan para nada. Por ejemplo, cuando eran ministros de Lionel Jospin, Martine Aubry y Strauss-Kahn se odiaban. Una, socialista autoritaria; el otro, tímidamente "socialiberal", hoy se juntan contra Segolène Royal y Delanë. Y así todo: los extemeños se tocan.
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