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EDITORIAL

La reacción a la sentencia del 11-M

No deberían insistir mucho en esa vía porque lo que menos conviene al PSOE es llegar a las elecciones con el nombre de ETA en la boca de todos, después del vergonzoso proceso de rendición que ha marcado esta legislatura de principio a fin.

La diferente forma en que PSOE y PP han respondido a la sentencia del 11-M pone en evidencia la distinta catadura moral de los dirigentes de uno y otro partido. Sí, es cierto que los populares carecen casi siempre de malicia para atacar al rival –aunque precisamente hoy hay que reconocer que Acebes ha acertado calificando de "interés prioritario para la humanidad" que Zapatero y Álvarez no se acerquen a la Sagrada Familia–, y casi nunca logran defenderse con acierto cuando son ellos los atacados, que es casi siempre, pese a la pésima gestión del PSOE en el Gobierno. Pero en este caso Rajoy ha acertado aceptando la sentencia y limitándose a pedir que se siga investigando la autoría intelectual, puesto que el tribunal la ha dejado vacante. Los socialistas, en cambio, con Blanco y Rubalcaba a la cabeza, no han perdido un segundo en intentar recuperar el ambiente de agitación que se vivió entre el 11 y el 14 de marzo, echándole en cara al PP toda clase de tropelías.

Sin embargo, resulta difícil que tengan éxito. A estas alturas, pretender hacer creer a los ciudadanos que ellos jamás vincularon la guerra de Irak con los atentados del 11-M no puede sino mover a la risa, como la mitad de las cosas que dice José Blanco. La otra mitad, sin dejar de ser estupideces, indignan, como cuando se dedica a hacer paralelismos colocando autorías materiales e intelectuales y colaboraciones necesarias de imaginados "engaños masivos" entre los dirigentes del PP, empleando los mismos términos utilizados en la sentencia contra los condenados por matar a 191 personas y herir a miles. O cuando se mofa de que los mayores responsables del atentado no hayan sido encontrados asegurando que podrían ser "Bin Laden o el primo de Bin Laden", y que le da completamente "igual", como si no fuera importante que quienes planearon el 11-M puedan estar en la calle, sin castigo, pergeñando otro. Que un personaje así sea portavoz del partido socialista demuestra las cloacas intelectuales y morales en las que el PSOE se encuentra actualmente.

No ha hecho falta más que echar un breve vistazo a la hemeroteca para que saliera a la luz la ocasión posiblemente más llamativa en que han vinculado los atentados y la guerra de Irak, en sus conclusiones (preconcebidas) de la Comisión del 11-M. Pero no cabe duda de que, si se molestan en buscar, los populares pueden encontrar alguna decena más sin demasiado esfuerzo. La sentencia, en este sentido, supone un varapalo mayor al PSOE que al PP.

La otra línea de ataque consiste en echar en cara al PP una supuesta obsesión por la posible autoría de ETA. Pero hace ya mucho, básicamente desde que después de la confusión inicial se produjeran las primeras detenciones, que en el PP no acusan a la banda terrorista de los crímenes del 11-M. Como mucho se han limitado a protestar por esfuerzos absurdos de borrar supuestas huellas –que en muchos casos ni eran tales, como en el caso del bórico– que pudieran dirigir la investigación por ese camino. Ni siquiera las investigaciones independientes han encontrado nada prometedor en ese rastro y hace ya mucho que no insisten por esa vía. Por tanto,  al PSOE le quedaría, como mucho, repetir por enésima vez la muletilla de que "Acebes mintió", como si éste no hubiera retransmitido casi en tiempo real lo que le decían los mandos policiales.

Pero, sobre todo, no deberían insistir mucho en esa vía porque lo que menos conviene al PSOE es llegar a las elecciones con el nombre de ETA en la boca de todos, después del vergonzoso proceso de rendición que ha marcado esta legislatura de principio a fin. Los populares nunca podrían agradecerles lo suficiente semejante favor.

En realidad, la única manera en que el PSOE podría sacar tajada de la decisión del pasado miércoles sería que dentro del PP les echaran una mano. Y se ve que hay algunos voluntarios, como Montserrat Nebrera –que ya ha sido duramente reprendida por su jefe de filas, Daniel Sirera–, que se empeñan en echarle una mano a Rajoy, pero al cuello, afirmando que los populares deben "mirar al futuro". Como si no lo hicieran ya. Rajoy sólo ha pedido –acertadamente– que se siga buscando a los responsables últimos del crimen, entre otras cosas porque el que sigan en libertad supone no sólo un escarnio para las víctimas sino, también, un riesgo de que puedan volver a las andadas "en el futuro". Otra cosa sería irresponsable, como irresponsable ha sido Nebrera desde que aterrizó en el PPC como número dos de Piqué.

Los populares no deberían desaprovechar la oportunidad que les brinda la sentencia del 11-M para acorralar al PSOE por sus continuos intentos de responsabilizar al Gobierno de Aznar por los atentados. Y recalcar una y otra vez lo poco que a Blanco –por ejemplo– le interesa el bienestar de los ciudadanos y de las víctimas, hasta el extremo que le da igual que se detenga o no a los autores intelectuales de la masacre. Si el PSOE no para de repetir una y otra vez sus mentiras, ¿por qué el PP no hace lo mismo con la verdad?

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