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José García Domínguez

"¡Es un complot de Madrit!"

Dicho en román paladino, según la Cámara de Comercio de Barcelona, los verdaderos jefes del complot son: José Montilla, Joan Clos y su amado Josep Piqué.

Cómo no lo habría sospechado ayer, cuando de repente me quede a dos velas. Qué pocas luces, las mías. Y es que hay que estar ciego para no intuir a la primera algo tan evidente. Pero si es de cajón, hombre. Claro que sí: se trata de una artera conspiración, otra más, de Madrit. Gracias que esta mañana el editorial del Avui me ha sacado del embotamiento mental transitorio.

Dormir sobre un volcán, titulaba su valiente alegato el gran Vicent Sanchis, que viene siendo algo así como nuestro híbrido doméstico entre Malcolm Lowry y Émile Zola, pero con zapatillas de esas a cuatritos marrones para andar por casa. Y he aquí el párrafo más memorable de la deslumbrante edición vernácula del J'accuse con la que nos despertaba: "Hasta ahora temblábamos con Adif [?], Renfe y Aena... Ahora habrá que añadir también REE (Red Eléctrica Española). Todo junto parece un complot para convertir a este país [?] en un lugar inseguro para vecinos, visitantes e inversores."

Más enérgico e indignado, si cabe, el Nadal que dirige El Periódico (no confundir con su hermano, el Nadal que sólo dirigió el hundimiento del Carmelo) señala con el dedito a esos saboteadores conjurados en la Meseta. "No es de recibo", titulaba en portada a tropecientas columnas. Para añadir a continuación: "Cataluña paga el 25 por ciento de la factura española de la luz y sin embargo recibe sólo el 15 por ciento de las partidas destinadas a mantenimiento de la red de distribución (...) Es decir, que también en este sector hay déficit fiscal. Un déficit injustificable sabiendo como se sabe del endémico mal estado de las infraestructuras eléctricas catalanas."

Hasta ahí, bien, todo muy limpio, muy correcto y muy profesional. Pero, a continuación, va el Nadal Bis y me comete un error de principiante, una pifia propia de cualquier pringadillo que nunca en su vida hubiera pasado de secretario de agitación y propaganda en una agrupación de barrio. A quién se le ocurre dejar estampadas las huellas de las dos manazas en un trabajo tan fino. Cómo se puede ser tan torpe, hombre de Dios. Pues, cuando al lector ya le ha quedado clarito que el apagón es fruto de una maniobra anticatalana organizada entre Pizarro, Aznar y la Faes, resulta que se olvidan la principal pista del crimen en la mismísima portada.

Y explican que eso tan bonito de la factura lo han sabido por un informe de la Cámara de Comercio. Y, claro, uno llama a la Cámara. Y les pide el informe. Y se lo dan. Y, primero, lo lee en catalán. Y, luego, traduce esto al castellano: "[al ser un sector intervenido por tratarse de un monopolio natural] las infraestructuras del transporte eléctrico tienen escrito su guión en la planificación que propone el Ministerio de Industria". Dicho en román paladino, según la Cámara de Comercio de Barcelona, los verdaderos jefes del complot son: José Montilla, Joan Clos y su amado Josep Piqué.

¡Ay cuando se entere el tete!

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