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Matías Jove

Un café con subvención

¿Por qué cuesta menos un café en el Congreso de los Diputados? ¿Por qué los españoles tenemos que subvencionarle el café a nuestros representantes?

Zapatero se gustó. Los "improvisados" entrevistadores asentían ante el canto de su legendaria verborrea y ya, sólo quedaba ponerle la guinda al pastel para ser merecedor de la admiración de propios y extraños: el presidente improvisando.

No le salió. Decir que un café cuesta 80 céntimos es un error monumental pero, si uno lo mira con buenos ojos, no tiene nada de particular que Zapatero no conozca el precio del popular agua manchada con unos granos de semilla tostada.

Lo que realmente nos debería preocupar es su reacción. Su rápida respuesta convocando a casi medio centenar de periodistas en el Congreso, invitarles a un café por 70 céntimos y el aplauso de los medios de comunicación es alarmante. ¿Por qué cuesta menos un café en el Congreso de los Diputados? ¿Por qué los españoles tenemos que subvencionarle el café a nuestros representantes?

El hecho de que un café cueste menos en el Congreso de los Diputados que en la calle debería ser de por sí un tema de escándalo y demuestra que, una vez más, la sociedad civil española no es consciente de que estamos metidos en un espiral de subvenciones que nos ha llevado a ver como normal una barbaridad como estar subvencionando los cafés a nuestros representantes. Hay quienes necesitan una importante dosis de cafeína para agudizar su ingenio pero de ahí, a justificar una subvención para quienes tienen una retribución que oscila entre los 3.000 euros a los 13.000 euros mensuales, se me antoja exagerado.

Muy probablemente el gobierno está utilizando el café para no hablar de otros temas, pero la repercusión que está tomando la anécdota del café se puede convertir en una oportunidad para el líder de la oposición. Rajoy, que también responderá a las preguntas de los ciudadanos en unos días, puede ir al programa y comenzar a hablar claro.

¿Por qué no contarle a los españoles que, además del café de los diputados, estamos sufragando la expansión de unos nacionalismos construidos y financiados con el dinero de todos los españoles creando unas redes de dependencia muy difíciles de romper? El líder de la oposición podría contarle a los españoles que, además del café, los españoles seguimos sufragando una televisión pública que, en aras del derecho a la información, se ha convertido en un grosero homenaje a la manipulación; podía contar que, además del café, los españoles estamos pagando la producción de un cine que es utilizado para hacer y conservar amigos que propaguen las ideas de quien les amamanta.

En definitiva, Rajoy tiene una oportunidad inmejorable para, además de hacer promesas, explicar que las pagaremos todos los españoles. Como los cafés de ZP.

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