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Enrique Dans

Viacom, YouTube y Groucho Marx

Culpar a tus clientes porque les gusten tus productos y los quieran compartir es tan estúpido como que un cocinero intentase cobrar más a un comensal porque ha puesto una patente cara de satisfacción al degustar el plato, un "plus por disfrute ostentoso".

Vivimos, sin duda, el enésimo asalto de la guerra entre el copyright y el sentido común: ayer, Viacom formuló una denuncia de mil millones de dólares contra YouTube por lo que han denominado "incumplimientos masivos e intencionados" de sus derechos de autor. Según Viacom, propietaria de cadenas como MTV, BET, Comedy Central o Nickelodeon, en YouTube podían encontrarse más de ciento sesenta mil clips disponibles creados a partir de su material, que habían sido vistos más de mil quinientos millones de veces, y que YouTube insistía en seguir explotando, sin que las conversaciones con la empresa llegasen a ningún punto concluyente: en el momento en que YouTube retiraba los vídeos indicados en la take-down notice de Viacom, otros usuarios los volvían a subir a la plataforma de manera casi inmediata. Según Viacom, la estrategia de YouTube consiste en traspasar la responsabilidad de la vigilancia de sus contenidos a los propietarios de derechos, que tienen que encargarse de ver si aparecen vídeos prohibidos para solicitar su retirada mientras YouTube genera negocio con ellos y roba de forma continuada a los artistas.

Pocos argumentos se me antojan más ridículos y mentirosos que éstos. En primer lugar, por el hecho de que, en realidad, Viacom no se está quejando del comportamiento de YouTube, sino de lo que hacen sus propios clientes, sus propios espectadores, sus propios fans. No es YouTube la que sube contenidos a ningún sitio, sino los propios clientes de Viacom. Los lloriqueos del tipo "mis clientes son malos, malísimos y me roban" ya estamos hartos de oírlos en otra industria, la de la música: sabemos ya de lo estúpido y trasnochado de tales argumentaciones y de su inutilidad práctica. Si tus clientes toman tus contenidos y los replican en otros sitios, es porque existe una demanda para esos contenidos que tú no estás siendo capaz de satisfacer, que podría generar negocio, y que tú, Viacom, en tu suprema cortedad de miras, eres incapaz de cristalizar en ingresos. Por eso ahora señalas, cual perro del hortelano que ni come ni deja comer, a un tercero que sí genera ingresos, en lugar de intentar legítimamente capturarlos tú o apoyarte en sus capacidades para hacerlo.

Culpar a tus clientes porque les gusten tus productos y los quieran compartir es tan estúpido como que un cocinero intentase cobrar más a un comensal porque ha puesto una patente cara de satisfacción al degustar el plato, un "plus por disfrute ostentoso". Resulta que tienes clientes que, además de sentarse a ver tus series y programas, disfrutan tanto con ellos que se toman la molestia de grabarlos, digitalizarlos, subirlos a un sitio y comentarlos. Y tú vas y te molestas por ello. Tus clientes te están diciendo que quieren poner pedacitos de tus programas en un sitio, comentar sobre ellos, enviarlos a sus amigos, suscribirse a lo que otros suben y distribuirlos viralmente. Y tú lloriqueas y dices que te roban.

¿Pero en qué cabeza dura de carcamal del siglo pasado cabe pensar que un telespectador va a dejar de asomarse a la televisión a ver su serie favorita para cambiarla por un cuadradito de vídeo pixelado y de calidad deleznable? ¿No se te ocurre pensar que es más que posible que, en lugar de actuar como sustitutivo de tu producto, esos pequeños vídeos de mala calidad estén actuando como publicidad, como reclamo al producto principal, llevando nuevos televidentes e ingresos al canal e incrementando la popularidad del mismo? ¿Se te ha ocurrido que, en lugar de quejarte estúpidamente y reclamar daños, deberías analizar si es posible que las series con un mayor número de vídeos colgados en YouTube sean, precisamente, las que experimentan un mayor crecimiento de audiencia?

Viacom se queja a los tribunales por el "excesivo amor" que le profesan sus fans. Protesta porque su audiencia se dedica nada menos que a traerle más audiencia. Mientras, otras cadenas hacen cosas indudablemente más productivas. CBS, por ejemplo, vigila los contenidos que se suben a YouTube y los elimina cuando éstos infringen su copyright, pero seguidamente los sube a YouTube ella misma con una calidad superior. Esto le permite varias cosas: por un lado, eliminar el incentivo para que sean otros los que lo suban. Por otro, controlar la calidad del producto. Además, le permite ser capaz de concentrar una conversación dispersa entre varios vídeos similares en torno a uno sólo, y recibir un valiosísimo feedback de sus usuarios. Y por último, y no menos importante, compartir con YouTube los ingresos publicitarios por la atención que generan esos contenidos. Sin duda, una aproximación al tema mucho, muchísimo más inteligente.

Siguiendo el comentario del afamado blogger norteamericano Jeff Jarvis, lo que Viacom está haciendo es intentar ella solita convertir la industria de la televisión en la industria de la música, esparcir la estupidez, replicar los errores de otros, demonizar a los usuarios y aplicar a este siglo la mecánica del siglo pasado, en el que eran ellos los únicos que tenían la tecnología suficiente como para controlar los contenidos. Obstruir el mercado en lugar de dejarse llevar por la corriente.

En el fondo, Viacom miente. Lejos de estar "ofendida y ultrajada" por el comportamiento de sus usuarios, lo que le pasa es, simplemente, que el acuerdo que le ofrece YouTube le parece escaso. Quiere más dinero, sin darse cuenta de que lo que sus usuarios hacen con YouTube pueden hacerlo también por su cuenta, y sin ningún control por su parte. La demanda, en realidad, no es más que un punto en que apoyar su negociación. En el fondo, como en aquella genial conversación de Groucho Marx, "su condición, señorita, ya ha quedado clara. Ahora sólo estamos discutiendo el precio".

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