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Aznar

Para nuestra fortuna nuestra imagen allende los Pirineos no es sólo la que aportan el inefable tándem Zapatero & Moratinos Corporeision

En estos últimos días nos hemos encontrado con referencias a los viajes y actuaciones de José María Aznar fuera de nuestras fronteras. En unos casos con respeto, en otros con admiración o con desprecio. Aznar no puede pasar inadvertido, ni él lo busca ni sus enemigos lo permitirían. Y es que, tres años después de dejar voluntariamente el poder, supone un referente en el ámbito exterior tanto para el mundo liberal-conservador como para el socialista. Para los primeros, entre los que nos encontramos los analistas del GEES, es el español con mayor presencia internacional en la defensa de nuestros valores. Para los segundos porque, por humillante que resulte, el ex presidente tiene una agenda de contactos fuera de España mayor y de más calidad que la del presidente del Gobierno. No sólo goza de mayor autoridad, lo que no tiene mucho mérito, es que está presente en la política internacional, como resulta evidente por sus reuniones con dirigentes extranjeros o su asistencia a encuentros de alto nivel.  Este hecho carece de precedentes en nuestra historia política y esperamos que no vuelva a repetirse, porque no deja de evidenciar el declive de nuestra política exterior.

Aznar dejó el poder pero no la política. Está donde creyó que debía situarse: en el campo de las ideas, en la defensa del programa liberal-conservador, de la democracia liberal y de una Europa fuerte, arraigada en sus valores tradicionales. Porque está en activo continúa presente en la escena internacional, con más crédito que quien asume encantado un papel subordinado en Europa, quien reconoce a grupos terroristas –ETA, Hamás, Hezbolá– como actores políticos legítimos, quien renuncia al legado judeo-cristiano y a los valores de la democracia liberal, quien no cree en España, ni le importa.

Una de las características de los estados modernos es que su dimensión internacional no depende ya en exclusiva del Gobierno. Éste hace la política exterior, pero universidades, empresas, instituciones de todo tipo y particulares conforman la acción exterior. Para nuestra fortuna nuestra imagen allende los Pirineos no es sólo la que aportan el inefable tándem Zapatero & Moratinos Corporeision, exponentes del entreguismo al Islam radical y entusiastas de cualquier movimiento populista que ponga en peligro las instituciones democráticas y, de paso, las inversiones españolas. El Banco Santander, Telefónica o figuras políticas como José María Aznar, cada uno desde su terreno, muestran al mundo que la sociedad española es mucho más y que, de la misma forma que somos capaces de crear algunas de las multinacionales más eficaces del mundo, seguimos dispuestos a continuar transformando Occidente desde nuestra propia identidad, seguros de nuestros valores, hacia mayores cotas de libertad y justicia.

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