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Agapito Maestre

Zapatero y sus intelectuales

Los viejos intelectuales de Zapatero no saben qué decir ni qué hacer ante la entrega de Zapatero a la nueva "religión" de la democracia con los terroristas.

Es bueno fijarse en los comportamientos de los intelectuales de Zapatero para saber la deriva de su Gobierno. Tengo la sensación de que los escritores e intelectuales que apoyan a Zapatero, casi todos ellos integrados en el Grupo Prisa, están desazonados con su líder. Éste les ha traicionado. Son conscientes de que Zapatero ya no los usa ni como adorno de sus imbecilidades. Zapatero se sobra con las fórmulas pseudo-religiosas que le suministra Torres Mora, quien ha llegado a decir en un arrebato místico que los terroristas de Barajas "han caído en su propia trampa, porque ellos abrieron una puerta a la esperanza y ya no pueden cerrarla". La esperanza a prueba de bombas todo lo cura. El nuevo salvador no necesita de los viejos intelectuales, porque le bastan las idioteces y maldades que le suministra el nuevo sacerdote de la religión del diálogo, el entendimiento y la esperanza con los terroristas.

Los viejos intelectuales de Zapatero no saben qué decir ni qué hacer ante la entrega de Zapatero a la nueva "religión" de la democracia con los terroristas. Apoyaron a Zapatero y su "negociación" con ETA, pero ahora se arrepienten, porque Zapatero ha fracasado. No soportan por más tiempo el fracaso y menos la estulticia intelectual a la hora de explicarlo, pero, por otro lado, no tienen coraje civil suficiente para criticarlo. Anhelan la libertad, pero no tienen valor para quererla. Están en un callejón sin salida. Ellos gritan, pero la gente pasa de ellos. No crean opinión pública. Nadie les interesa sus paparruchadas. No tienen vida. Están muertos.

Y, lo que es más grave, ellos saben que están muy mal situados. Tiene que ser terrible la auto-percepción de su falsa ubicación política. Desubicados intelectualmente, sin saber qué decir y, sobre todo, sin saber qué escribir van dando tumbos de un lado para otro sin que nadie les preste atención. Y encima los jefes de la secta los desprecian por rastreros. Están al borde de un ataque de histeria intelectual. O hacen apología de la mezcla de estulticia y maldad de Zapatero o miran para otro lado. O escriben inmundicias o no escriben sobre nada.

Terrible, sí, es la situación de esos intelectuales que confiaron en que ellos serían los líderes de opinión del socialismo de Zapatero, incluso apostaron por el proceso de negociación con los criminales de ETA, pero, al final, todo ha quedado en nada. De fracaso en fracaso, sin saber a qué carta quedarse, ni siquiera albergan ya la esperanza de cantar un día que Zapatero es el príncipe de la paz. No saben cómo superar su mala conciencia. Han perdido el sitio porque apostaron a favor de un impostor. Ya sólo les queda escribir y actuar desesperadamente. Unos, carentes de todo talento y moralidad, dan palos de ciegos contra una asociación, la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que no sólo ha movilizado a millones de ciudadanos a favor de la libertad, sino que es un estímulo constante para traer más y mejor democracia. Otros, con más olfato político que moral insinúan tímidas críticas a Zapatero, acompañan una manifestación de Guardias Civiles uniformados, o sea, una manifestación ilegal. En fin, las reacciones de unos y otros son síntomas evidentes de un gran fracaso político y moral del Gobierno de Zapatero.

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