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EDITORIAL

Kofi Annan, de la ONU a la Alianza de Civilizaciones

No es demasiado aventurado suponer que el futuro de Annan pase directa o indirectamente por el constructo zapateril, covachuela perfecta para que un burócrata como Annan se reinstale

A diferencia de la primera parte de la legislatura, últimamente a Zapatero no le sienta bien la Moncloa. Muestra inequívoca de ello son los nueve viajes que ha emprendido a lo largo del último mes y medio. El último dio comienzo ayer en Nueva York, adonde se ha desplazado el presidente del Gobierno para dar el postrer empujón a su "Alianza de Civilizaciones". Las comadres del invento, como viene siendo habitual en los dos años largos que arrastra la ocurrencia, son el mismo Zapatero y Kofi Annan, un pésimo secretario general de la ONU que, para pena de dictadores y regocijo de amantes de la democracia, vive sus últimos días en el cargo.

Lo sorprendente de esta enésima puesta en escena de la alianza de marras no es que George Bush no quiera saber nada de ella, sino que su presentación en Nueva York sirva para que Annan se despida de la Secretaría General por la puerta grande. No es demasiado aventurado suponer que el futuro de Annan pase directa o indirectamente por el constructo zapateril, covachuela perfecta para que un burócrata como Annan se reinstale. Le vendría como anillo al dedo ya que Annan deja Naciones Unidas salpicado por incontables casos de corrupción y sumido en el descrédito más absoluto. Quizá en eso consistía el apoyo que Annan siempre prestó a la "Alianza de Civilizaciones", una idea tan descabellada y ayuna de fundamento que ningún líder sensato se la ha tomado en serio.

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