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José García Domínguez

Tras el bachiller, a por el nivel C

"Si una confesión que se presenta de modo tan penoso ante el mundo ha logrado pervivir casi dos milenios, su doctrina necesariamente debe ser la verdadera", caviló para sus adentros.

He de confesarlo, desde que ha aterrizado Pepe Montilla en la Plaza de San Jaime está a punto de sucederme con el catalanismo progresista lo mismo que a Chesterton con la delicada cuestión de la salvación eterna. Es sabido que el padre de "El hombre que fue Jueves" mutó su personal escatología el día que, por casualidad, se tropezó con una iglesia católica, mientras paseaba por un suburbio de Londres. Según reconocería luego, la arquitectura de aquel templo se le antojó particularmente horrenda. Además, los contados feligreses que lo ocupaban semejaban torvos, sombríos, cuando no zafios; todos, sin excepción.

Por su parte, el sacerdote que oficiaba la liturgia revelose a sus ojos como un gran zote, al demostrar durante la plegaria una ignorancia profunda, supina, obscena, sobre los fundamentos mismos de las Escrituras. Y, por si algo faltase, los monaguillos eran dos esqueletos anémicos, de tez lechosa y mirada esquiva; un par de semovientes que incitaban a salir corriendo de allí con sólo imaginar su hálito en la nuca. Pues bien, tras contemplar la escena, aquel gran lógico decidió –con buen criterio– abrazar inmediatamente la fe de Roma. "Si una confesión que se presenta de modo tan penoso ante el mundo ha logrado pervivir casi dos milenios, su doctrina necesariamente debe ser la verdadera", caviló para sus adentros.

Así descubrió la luz Chesterton. Y tal que así acaba de ser deslumbrado uno por la estrella solitaria de la señera independentista. Escuchando a Antoni Bassas, locutor –todavía– de Catalunya Ràdio, mientras interrogaba al Muy Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña sobre el principal desafío de su mandato:

– Cuando le critican por su nivel de catalán, ¿le molesta o piensa que una parte de razón tienen?
– No, tienen una parte de razón.
– ¿Piensa hacer alguna cosa para mejorar su nivel de catalán?
– Sí, sí...
– ¿Sí? ¿Qué piensa hacer?
– Bien, pues mejorarlo, je, je...
– Pero... Quiero decir...
– Ya lo podrán comprobar a lo largo del tiempo, je, je.
– ¿Piensa ir a clases de catalán?
- Seguramente...
- ¿Se lo pondrá en la agenda? ¿Cada semana?
- Sí, seguramente.
- Umm... ¿Lo escribe? ¿Procura escribirlo?
- Sí, pero deficientemente.
- Umm

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