Una historia Gore
Los Estados Unidos, gracias a la viveza de su economía, pese al aumento de población y al crecimiento económico, de 1997 a 2003 aumentaron las emisiones de CO2 en un 0,007 por ciento. Nada. Vamos, que no necesitamos a los políticos.
Les contaré una historia. El invierno de 2003 fue especialmente crudo en Nueva York. Yo acababa de llegar y podía pensar que eran todos así, pero los neoyorquinos lo comentaban. La ciudad estaba engalanada con adornos y nieve abundante y salir a la calle era toda una muestra de coraje. Hubo un día especialmente helador. Fue el que eligió Al Gore para dar una conferencia sobre la gran amenaza de la humanidad contra sí misma: el calentamiento global. Imagínense las coñas sobre el personaje.
Desde que dijo que él se había inventado Internet, Al Gore le ha cogido gusto a decir la verdad al público. Su tema preferido es el del calentamiento global y a él le ha dedicado muchas horas de estudio. Ha recorrido el mundo en busca de los efectos de la subida del termómetro de la Tierra, recogiendo las opiniones de los científicos que cuadraran con su propia visión y perfeccionando su mensaje charla tras charla. La combinación de todo ello con el mejor hacer de Hollywood ha dado como resultado un documental extraordinario: Una verdad incómoda.
El relato es sencillo. Un gráfico que ordena 650.000 años, los últimos, con la evolución del CO2 y la temperatura de la Tierra. Parece la historia de dos amigos inseparables. Luego Gore abre la espita del CO2 en los últimos años, y termina con una vertical que rompe el gráfico. Si la temperatura le sigue en su trayecto, nos viene a decir, esto se va a convertir poco menos que en un nuevo Marte. No dice, claro, que en los períodos interglaciares la temperatura de la Tierra fue mayor a la actual, con menos CO2. Hace creer al espectador que el gas es la principal causa de variación de la temperatura, lo que sencillamente es falso. Es más, si la Tierra se está calentando o no, no es una cuestión cerrada, ya que la medición más precisa de la temperatura global, la recogida por los satélites en la atmósfera, no dice que sí. También somete al espectador al ejercicio de imaginarse cómo se fundirá el océano antártico y sus terroríficas consecuencias, sin mencionar que su temperatura es variable y que no hay que irse muy atrás en el tiempo, en los 1930’, para encontrar años menos fríos por esas latitudes que los actuales.
Pero más allá de las inexactitudes, de las sugerencias tramposas, de las ausencias resonantes en materia científica, llama la atención que mienta cuando dice que el consenso científico es total y que él viene a ser un torpe y humilde portavoz. No hay más que ver las declaraciones sucesivas hechas por Científicos Atmosféricos del Cambio Climático (CAECI) y las de Heidelberg, Leipzig y Oregón, en las que miles de científicos de primer orden reconocen que el consenso científico no existe y denuncian que hay un intento por manipular la ciencia con objetivos políticos.
Lo más popular
-
Federico Jiménez Losantos: 'Sánchez culpa a Mazón de que Bildu no le deje sacar al Ejército' -
Temor en Aldaya por el drenaje del parking más grande de Valencia: "Todavía no se han podido recuperar coches" -
La sorpresa de un bombero francés al enterarse de que son los primeros en llegar a ayudar a un pueblo de Valencia -
Byteqi, el nuevo medicamento para dejar de fumar en 3 meses -
Yolanda Díaz amenaza a las empresas con enviar a Inspección en pleno abandono a los ciudadanos por la DANA
Ver los comentarios Ocultar los comentarios