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José García Domínguez

Los miserables

¿Acaso voy a ser yo, López, menos que el hijo del compañero Joan Clos, Ignasi Clos, que es okupa en el barrio de Gràcia, y que ha conseguido anular toda una Cumbre Internacional de Ministros de Vivienda en Barcelona?

Lo peor para el compañero López, que por tal respondía el chivo expiatorio de la bullanga de Martorell, no va a ser que Montilla me lo haya regurgitado "fulminantemente" de las Juventudes Socialistas. Sino que, por el mismo precio, lo ha expatriado del Limbo de los Justos, pues también allí hacen parada y fonda todos los progres que iban para tontos con balcones a la calle. Y es que ése era el gran drama del compañero López: que, a estas alturas del partido, aún no se había enterado de que en el PSC todavía hay clases. Cavilaba el muy simple que en el cortijo de la calle Nicaragua todo el monte es orégano.

Y de ahí le viene la ruina que se acaba de buscar el solito. De ahí, de ese cotidiano torturarse para sus adentros. "¿Acaso voy a ser yo, López, menos que el hijo del compañero Joan Clos, Ignasi Clos, que es okupa en el barrio de Gràcia, y que ha conseguido anular toda una Cumbre Internacional de Ministros de Vivienda en Barcelona? ¿Acaso yo, López, he de rebajarme también ante Jordi Batlle, el nen del compañero director general de Prisiones, Albert Batlle? ¿Yo, López, contenerme, mientras Batlle junior incendia el mobiliario urbano durante el Día de la Hispanidad, antes de ser detenido por las fuerzas de ocupación y ser devuelto a la calle, tras la preceptiva llamada de su papá a los maderos españoles?".

Pues, ya ves que va a ser que sí, compañero López. Y espera, que lo más duro aún está por llegar. Porque lo chungo no es que Duran Lleida te ande llamando "bobo" por no haber aguardado a después de las elecciones antes intentar abrirles la cabeza a Piqué y a Acebes. Ni tampoco ese artículo feroz que acaba de dedicarte Pepe Antich. Porque aún debes estar temblando con el "no es así como se defienden las ideas ni como se contribuye a dar una imagen positiva de Cataluña" que ha susurrado el señor director de La Vanguardia, ese indiscutido heredero de Anna Politskovskaya.

No, lo crudo de verdad va a llegar con esas camisetas que ha mandado estampar el compañero secretario de Organización, Pepe Zaragoza. El "yo no sé quién es el tal López ni lo he visto en mi vida" que desde ayer luce en el pechito el politburó en pleno de la Banda Trapera del Río. En fin, que no es que no te vayan a agradecer los servicios prestados a la Causa; es que ni van a mirarte cuando te los cruces por la calle. Créeme, López, sé de lo que hablo.

Qué cruel es la vida. Que te tengas que comer el marrón precisamente tú. Justo tú, López, que antes de salir con los compis a por Acebes y Piqué habías sido el primero del Partido en resolver el crucigrama en catalán del diario del señor Conde de Godó. ¿Te acuerdas? Línea cinco, horizontal: "El combustible habitual de la COPE. Tres letras". Odi
(odio), gritaste eufórico. Y pensar que sólo fue ayer.

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