La reprimenda de la UE a la política de ZP

Si hubiera que hacer una conclusión de la reunión que han mantenido este jueves los ministros de Interior de la UE en Finlandia, es la generalizada crítica a todo lo que ha caracterizado la política de inmigración del gobierno de Zapatero.

Aún en lógicos términos diplomáticos, ha sido tal la unanimidad de los ministros europeos en sus críticas a las regulaciones masivas y su efecto llamada, a la lentitud en las repatriaciones o al hecho de que algunos países hayan actuado a espaldas de sus socios comunitarios, que hasta Rubalcaba –acompañado de Caldera y López Aguilar– han tenido que optar por el ardor del converso para disimular que era la política española, fundamentalmente, contra la que iba dirigida la reprimenda de nuestros socios.

Esa y no otra es la impresión que causaba López Aguilar diciendo ahora que "España no va a parar hasta conseguir una respuesta global de la UE", cuando fue precisamente el gobierno de Zapatero el que se negó tozudamente a consensuar y seguir las recomendaciones de todos nuestros socios contrarios a la regulación de Caldera. ¿Y qué decir de Rubalcaba, viéndolo ahora resaltar la importancia de las repatriaciones para "quebrar a las mafias" que se dedican al tráfico de inmigrantes, cuando ha sido precisamente la irresponsable política del "papeles para todos" de Zapatero la que "ha dado baza a las mafias", tal y como le reprochó este mismo verano el ministro del Interior alemán, Wolfgang Shauble? Eso, por no recordar la durísima declaración que su antecesor en el cargo, el socialdemócrata Otto Shilly, también lanzó en su día contra Zapatero, al que acusó, en el Frankfurter Allgemeine Sonntagzeitung, de haber creado "un precedente inflamable para toda Europa".

Finalmente, por muy vagas e imprecisas que hayan sido las ofertas de colaboración que nos hayan brindado ahora nuestros socios para solventar el estropicio, al gobierno de ZP le falta coraje para quejarse de ello. ¿Cómo se van y nos vamos a fiar del propósito de enmienda de quienes, como Zapatero, Rubalcaba, Caldera o López Aguilar, no reconocen sus errores?