Zapatero el trascendente
En el aniversario del 11-S, José Luis y Kofi toman café y defienden la "comprensión" con los terroristas, los mismos que sabemos que hoy preparan nuevas masacres en Europa.
En apenas unos días, coincidiendo con el quinto aniversario del 11-S, el presidente del Gobierno se ha dado un auténtico paseo por las nubes, jaleado por los medios habituales, que son casi todos. Se ha paseado del brazo de Kofi Annan, que por fin encuentra a alguien que le haga caso más allá de las dictaduras árabes y africanas; ha logrado unanimidad alrededor de su proyecto de enviar nuestras tropas a Líbano; mientras se quemaban autobuses, anunció que en breve habrá "noticias trascendentes" respecto a su pacto con ETA; ha afirmado en Helsinki, ante la estupefacción de los presentes, que el terrorismo es un problema de "comprensión" cuando medio mundo coloca a sus policías en alerta máxima. Y todo ello sin bajar un pie del trono celestial de la Paz en el que se encuentra cómodamente sentado. Lo que es mérito, tiene bastante.
En el festín pacifista que Annan y Zapatero se han dado en los últimos días, el primero ha felicitado al segundo por sus turbios manejos ante ETA, y el segundo ha proporcionado tropas para su singular interpretación de la resolución 1701. Ni uno ha preguntado cómo están las cosas en el País Vasco ni el otro ha cuestionado qué harán nuestras tropas en Líbano. Poco parece importarles. A ninguno de los dos se les conoce visión estratégica de fondo, por lo menos decente; eso sí, se les reconoce un dominio total y absoluto de la farándula, que los sitúa sobre la política diaria para flotar por encima del bien y del mal, de la corrupción y de las discusiones y rivalidades mezquinas del resto de los mortales.
Pero estar por encima del bien y del mal no impide al trascendente Zapatero meter de vez en cuando las manos en el barrizal de la política partidista. Tras pasearse con Annan irradiando paz, le faltó tiempo para bajar de las nubes y recordar al Partido Popular el carácter ilegal, ilegítimo e inmoral de su política exterior. Y para recordar que la derecha "no distingue entre guerra y paz". Es su agradecimiento trascendente por el apoyo al envío de tropas a Líbano. Después, Zapatero salió para Helsinki a defender la "comprensión" hacia los terroristas mientras Kofi Annan hacía lo mismo con Irán y su armamento nuclear.
Ayudar diplomáticamente a meter en la cárcel al asesino de miles de personas en Mesopotamia es un orgullo del que España debiera sacar pecho. Que dictadores y terroristas de medio mundo rabiaran con ello demuestra que se estaba en lo cierto: todo lo que moleste e indigne al totalitarismo es bueno para la dignidad humana. Claro que Annan, el nuevo amigo de Zapatero, no lo ve así. Ambos se reúnen, cuchichean, se felicitan por el magnífico orden en el Líbano y el "ansia infinita de paz". En el aniversario del 11-S, José Luis y Kofi toman café y defienden la "comprensión" con los terroristas, los mismos que sabemos que hoy preparan nuevas masacres en Europa.
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