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Ignacio Villa

Este es el régimen catalán

¿Dónde está la consejera de Interior? ¿Dónde está el presidente del Gobierno que no ha dicho nada sobre la ausencia de democracia sobre una parte de lo que –por poco tiempo– sigue siendo la España constitucional?

¿Qué significa el nuevo Estatuto para Cataluña? Lo estamos viendo estos días en sus calles. Es la exclusión sistemática del Partido Popular de la vida política. Una exclusión que se pretende ejecutar con una persecución pública de las actividades políticas de los populares; y que es el efecto directo del nacionalismo más feroz y de la puesta en práctica del pensamiento único.
 
Los insultos, las agresiones, las intimidaciones que está sufriendo el Partido Popular en Cataluña son la prueba –sin errores– de que no hay democracia real en Cataluña. En esta comunidad autónoma no hay libertad, no hay respeto a los demás, no se respetan los principios básicos de la democracia. Cuando en el mapa político alguien se sale del guión oficial, se le cataloga como enemigo del régimen y entonces comienza una auténtica tortura con el único objetivo de hacer desaparecer del mapa a todo enemigo del nacionalismo.
 
Las reacciones políticas que hemos escuchado son desoladoras. La mayoría de ellas justificando las agresiones al Partido Popular por estar en contra del Estatuto. Algunos condenando lo ocurrido y otros –como Maragall– diciendo que le sabe mal por Mariano Rajoy. Es cierto que ese puede ser un motivo; pero la verdadera razón de fondo es que en Cataluña no hay democracia. Y la violencia se permite –cuando no se azuza– desde los entornos socialistas, convergentes e independentistas. Ciertamente el régimen político que se vive en Cataluña tiene un carácter soviético en el sentido más duro del término. ¿Dónde está la consejera de Interior? ¿Dónde está el presidente del Gobierno que no ha dicho nada sobre la ausencia de democracia sobre una parte de lo que –por poco tiempo– sigue siendo la España constitucional?
 
La persecución que está sufriendo el Partido Popular en toda Cataluña forma parte de la estrategia del Tinell. "Leña al mono" hasta que desaparezca. Los populares son perseguidos para colocar en la clandestinidad sus ideas porque molestan al régimen catalán. Por ello los dirigentes populares no pueden bajar la guardia; no pueden empobrecer el discurso. Ahora más que nunca sus militantes y sus votantes tienen que encontrar en los dirigentes del PP un mensaje claro y consistente; sin matices y sin recovecos.

Y es que la izquierda al final vuelve donde sólo sabe. A la violencia callejera, a la agresión y al insulto. Como en el Prestige, en la guerra de Irak o en el 11-M, la izquierda vuelve a la calle a intimidar a los demócratas. Y es que la democracia molesta al totalitarismo.

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