Un gobierno tosco y desquiciado
¿Como puede ser que exista tanta preocupación por los sellos mientras se resta importancia a la quiebra del Estado de Derecho que supone la detención ilegal de los militantes del Partido Popular por el mero hecho de serlo?
Hacía tiempo que no veíamos a un gobierno así de nervioso. Parece al borde del colapso. El caso Bono le ha puesto a los pies de los caballos. Ha dejado en la más absoluta evidencia que éste es un gobierno que mangonea, que recorta las libertades cuando le parece oportuno, que persigue políticamente a los que le molestan y que azuza la persecución contra los que se salen del discurso oficial. Ese es Zapatero y así es su ejecutivo. Con la condena de los tres policías nacionales este gobierno ha quedado por los suelos. Su credibilidad en materia de libertades, respeto y convivencia ha quedado definitivamente enterrada. Tan conscientes son de ello que Alonso, López Garrido, Moraleda y Pérez Rubalcaba se han lanzado, a la desesperada, a intentar desviar la atención.
El primero ha sido el ministro Alonso, que fuera el responsable político de la policía en el momento de las detenciones ilegales. El actual ministro de Defensa ha arremetido con una actitud chulesca contra el Partido Popular en el Congreso. Para variar, ha dicho que los populares mienten y que la condena a los policías demuestra que el PP estaba intoxicando. Hay que estar verdaderamente huérfano de razones para emplear un argumentario tan pobre.
Poco después, desde Sevilla, ha hecho su aparición el actual ministro del Interior. Pérez Rubalcaba, con esa hipocresía habitual en sus declaraciones, ha intentado justificar que la fecha en que se ha llevado a cabo la oportuna operación policial contra las empresas filatélicas era una casualidad, y que en ningún caso se trata una cortina de humo. Sin que nadie le preguntara. Excusatio non petita... Además, ¿quién puede creer al portavoz del gobierno de los GAL? Nadie mínimamente sensato. Es cierto que la presunta estafa de los sellos puede ser un asunto muy importante, pero es mucha casualidad que la operación se lleve a cabo en el momento más oportuno para desviar la atención. Huele al más puro estilo Rubalcaba.
A estas excusas hay que añadir el esperpento montado por el secretario de Estado de Comunicación por la tarde en Moncloa. Fernando Moraleda convocaba de forma urgente una rueda de prensa para decir que "los españoles pueden estar tranquilos, el gobierno de Zapatero va a luchar contra la corrupción". ¿Como puede ser que exista tanta preocupación por los sellos mientras se resta importancia a la quiebra del Estado de Derecho que supone la detención ilegal de los militantes del Partido Popular por el mero hecho de serlo?
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