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José García Domínguez

Morir matando

Vaya, que sólo restan dos días para que el Senado repudie el apaño de Zapatero y Mas. O, dicho de otro modo, únicamente habrán de pasar cuarenta y ocho horas hasta que sea metafísicamente imposible convocar el referéndum antes del verano.

Por alguna razón que se me escapa, la Prensa catalana y los partidos domésticos han maquinado engañar a la afición en la cuestión de la fecha del referéndum. Así, unánimes, los periódicos del domingo daban por un hecho cierto e indubitado que la Constitución de Casa Nostra será sometida a consulta popular el próximo 18 de junio; lo cual implica descontar como algo seguro que el pleno del Senado ratificará el texto en la sesión del miércoles. Y a partir de esa evidencia indiscutida e indiscutible, inferían al alimón que Maragall habrá de convocar elecciones, de grado o a la fuerza, tras el verano; muy probablemente, aseguraban a coro, en septiembre.

Es decir, por ignotas causas que sin duda adivinarían a la primera los trileros de Las Ramblas –"¿dónde está la bolita, señores?"–, las fuerzas vivas del Oasis han convenido ocultar a la gente que a estas horas, en el Senado, los contrarios al Estatut ya disponen de la mayoría absoluta. Porque basta con tirar de calculadora para darse cuenta de que los 125 votos del Partido Popular, sumados a los cuatro de Esquerra, representan la mitad de la Cámara. Por lo demás, tampoco se corre el riesgo de perder la juventud hurgando en Google hasta descubrir que las decisiones del Consejo Nacional de ERC son vinculantes para sus cargos electos, que, por tanto, vendrán obligados a votar "no".

Si a eso se añade que el único representante de Eusko Alkartasuna se inclinará, como es norma en su grupo, por lo que decida Esquerra; que el senador del Partido Aragonés Regionalista hará lo propio con la postura del PP; y que Piqué lo va a tener muy difícil para poder inventarse otro viaje a China justo el miércoles, la cuestión empieza a estar más que clara. Vaya, que sólo restan dos días para que el Senado repudie el apaño de Zapatero y Mas. O, dicho de otro modo, únicamente habrán de pasar cuarenta y ocho horas hasta que sea metafísicamente imposible convocar el referéndum antes del verano.

Pero quien no ignora la verdad de esa aritmética parlamentaria es el ticket Pajares-Esteso, ahora relanzado de nuevo a la gloría del cine de barrio bajo los nombres artísticos de Maragall y Carod. De ahí que si el president, tal como indica el rumor que está circulando por Barcelona, anunciase hoy mismo el adelanto de las elecciones, pudieran ambos alcanzar el más difícil todavía en su circo del Tripartito. Pues, por absurdo y descabellado que parezca, no hay que descartar que ese par de dos se haya conchabado para celebrar las elecciones autonómicas antes que el referéndum. A fin de cuentas, sería la mejor manera de meter el dedito en el ojo a sus tres bestias negras, CiU, el PSC y el PSOE. Morir matando se llama la figura. Y ahora, la bolita está en su tejado.

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