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EDITORIAL

¿Para cuando el Ministerio de la Verdad?

Se supone que son los historiadores, y no los legisladores, los encargados de indagar, recuperar y conservar nuestro pasado histórico.

Que en una monarquía parlamentaria se conmemore una república que se proclamó al margen de las urnas hace 75 años, contra la que posteriormente se sublevarían tanto sus promotores como sus adversarios hasta derivar en una guerra civil, ya resulta bastante surrealista. Que se haga, además, a través de una llamada Ley de la Memoria Histórica, adquiere unos tintes orwellianos difícilmente superables.

Se supone que son los historiadores, y no los legisladores, los encargados de indagar, recuperar y conservar nuestro pasado histórico. Al gobierno de ZP no le gusta, sin embargo, el método, pues hay unos "revisionistas de pacotilla" –por utilizar la muy "científica" expresión del socialista Ramón Jáuregui– que se resisten a la historia oficial con la que este maniqueo gobierno quiere maquillar el pasado para mejor manipular el presente. No sabemos si Jáuregui se refiere a historiadores españoles como De la Cierva, Vidal o Moa, o a hispanistas como Carr, Payne, Malefakis o Bolloten; el caso es que son muchos más los que, dentro y fuera de nuestras fronteras, se resistirían a comulgar con la beatífica y maniquea imagen que desde el gobierno se nos quiere dar de la Segunda Republica y de la guerra civil.

Si Peces Barba dijo que al homenaje a Carrillo habían acudido "los buenos" y no "los malos", no habría que esperar de este gobierno mejores criterios a la hora de distinguir entre historiadores.

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