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EDITORIAL

Así habló Zaratustra

Si de lo que se trata es de genética, animales como el cerdo tienen una asombrosa afinidad fisiológica con nuestra especie, por lo que habría que hacer extensivos esos derechos a toda la cabaña porcina del país.

A la última bufonada del Grupo Socialista sólo le falta la magistral música de Richard Strauss para una puesta en escena perfecta. Para matar los ratos de ocio, los diputados de PSOE tienen intención de presentar en el Congreso un proyecto que aspira a equiparar los derechos del hombre y el mono. Dicho así, de golpe, parece una tontería, pero si lo pensamos detenidamente nos encontramos con una soberana estupidez digna de la antología del disparate.

El proyecto pretende que se brinde a los simios "la protección moral y legal de la que, actualmente, sólo gozan los seres humanos" porque, según sus promotores, "el hombre comparte el 98,4 por ciento de los genes con los chimpancés, el 97,7 por ciento con los gorilas y el 96,4 por ciento con los orangutanes". Si de lo que se trata es de genética, animales como el cerdo tienen una asombrosa afinidad fisiológica con nuestra especie, por lo que habría que hacer extensivos esos derechos a toda la cabaña porcina del país. Y así sucesivamente.

Es obvio que se debe respetar y dar el mejor trato posible a los animales, pero eso no significa que dejen de ser lo que son. Un mono es un mono. Se podrá legislar sobre los derechos de los monos, pero no igualarlos a los del ser humano. Y es que, parafraseando al arzobispo de Pamplona, de tanto hacer el progre se termina haciendo el tonto.

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