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Carlos Semprún Maura

González y el asesinato de Goldman

Pierre Goldman, mientras participaba en el tráfico de armas para ETA, pidió colaboración a amigos suyos del hampa, sin siquiera percatarse que estos colaboraban con los matones profesionales que formaron los GAL, precisamente.

Habiendo matado los GAL a Pierre Goldman, el título de esta carta tiene más sentido común de lo que puede parecer a primera vista. Esta noticia, que ya se rumoreaba, ha sido confirmada por un ex comisario de policía en un libro de recuerdos: "L’indic et le commissaire" (El chivato y el comisario). Dicho sea de paso, por los extractos publicados estos días en la prensa, dicho libro es repugnante y cabe preguntarse quien fue peor malhechor, si el comisario o su indic. Los hechos son los siguientes: Pierre Goldman, mientras participaba en el tráfico de armas para ETA, pidió colaboración a amigos suyos del hampa, sin siquiera percatarse que estos colaboraban con los matones profesionales que formaron los GAL, precisamente. O sea que pidió a los GAL que se mataran a ellos mismos; lógicamente le mataron a él. Y uno de los asesinos de Goldman fue el chivato del comisario, Jean-Pierre Maione-Libaude (designado en el libro como "Maione" o Jean-Pierre), el cual, además de chivato era matón profesional. Empezó trabajando en la OAS y luego para el hampa y la policía (o ciertos servicios de policía); concretamente, "ajustició" a Goldman y a Henri Curiel. Terminó su brillante carrera siendo asesinado, no se sabe por quién. El cine negro galo se queda corto, pero lo es de nacimiento.

Vale la pena, creo, recodar brevemente quien fue Pierre Goldman. Militante de extrema izquierda, se soñaba "comunista combatiente" y exaltaba la generación de sus padres que combatieron contra el nazismo. Su primer libro, "Recuerdos oscuros de un judío polaco nacido en Francia", tuvo cierto éxito y cuando le encarcelaron todo el Faubourg Saint-Germain, todos los salones azules de la gauche divine, se movilizaron. Los motivos de su encarcelamiento no eran, sin embargo, excesivamente nobles: el atraco con dos cómplices de una farmacia para robar droga, que costó la vida a las dos farmacéuticas. Un policía que quiso intervenir fue gravemente herido, y sigue inválido. Pero, ¿qué importancia podían tener esos sórdidos detalles, puesto que Goldman era tan puro, tan romántico y tan revolucionario? La campaña a su favor redobló de entusiasmo y en su segundo proceso maître Keijman logró "demostrar su inocencia".

Pero resulta que en la cárcel Goldman conoció a
caïds
del hampa, que le fascinaron, y cuando salió libre –y odiado por los miembros de su antigua banda, que había traicionado, todavía hay clases, no faltaba mas–, reemprendió sus actividades criminales, con la coartada "política" del tráfico de armas para ETA. Se han realizado documentales y escrito libros sobre la noble figura de Goldman. La sociedad tiene los héroes que se merece. En toda esta siniestra historia el único que me parece un ser humano es el propio padre de Goldman, totalmente obsesionado y angustiado por saber si su hijo era realmente culpable de esos asesinatos, e indignado a más no poder de que se pretendiera cubrir con oropeles "revolucionarios" esa infamia. Nuestros progres le taparon la boca. Y ahora nos quieren montar una operación semejante con Cesare Battisti, el terrorista italiano en fuga desde agosto de 2004, que ha escrito un libro con prólogo de Bernard-Henri Levy y epílogo de Fred Vargas (la conocida filósofa), en el que demuestra que la culpa de todo durante los "años de plomo" en Italia la tiene la CIA. ¡Éxito asegurado! ¡Pobre Levy, hijo de millonario obligado a nutrirse de basuras!

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