Zapatero y el silencio del PP
Zapatero, como todos los políticos sectarios, no cesará en llevar hasta sus últimas consecuencias el pacto de hierro entre el PSOE y los nacionalismos centrífugos, incluido el representado por los terroristas.
Porque siempre me he tomado en serio a Zapatero, creo que es el momento de preguntarle a la oposición, al PP, que nos explique cómo parará a este hombre que ha situado a España, a la nación democrática, al borde del abismo. Es importante que el PP salga ya a la calle y se enfrente a la dura realidad, que no es otra que el cambio de régimen político sin contar con su consentimiento. Una vez más la cosa quedaba meridianamente clara en la entrevista que Pedro J. Ramírez le hacía a Zapatero Sus respuestas demuestran que no le importa una higa la actitud y la opinión de millones de españoles que han votado al PP. Toda su "política" se reduce a marginar, o peor, a estigmatizar al PP del nuevo régimen político, que pretende imponernos. El talante tosco y bronco, democráticamente hablando, del personaje aparece varias veces en la entrevista, pero destaca un momento que el presidente llama la atención del periodista, en realidad, le perdona la vida al entrevistador a propósito de los agujeros del 11-M: "Durante dos años hemos soportado con paciencia democrática insinuaciones abominables, cábalas sin fundamento y conspiraciones inventadas (...)", sin embargo, viene a decir Zapatero, yo le concedo a usted esta entrevista...
La cosa es dura, pero Zapatero, como todos los políticos sectarios, no cesará en llevar hasta sus últimas consecuencias el pacto de hierro entre el PSOE y los nacionalismos centrífugos, incluido el representado por los terroristas. Zapatero es el último eslabón de una dura cadena, que la izquierda española ha ido componiendo en las últimas décadas. Sí, más que entrelazados, la izquierda española ha aceptado o, simplemente, se ha integrado en las propuestas totalitarias de los nacionalismos. Éste es el acontecimiento "político" más importante de la transición y la democracia y, quizá, de los últimos años del franquismo. Es un novum, que algunos hemos tratado de desligar de otros periodos de nuestra historia, pero que tendrá consecuencias trágicas: el fin de la democracia. Una muerte anunciada repetidas veces con la actuación del Gobierno al margen de la opinión del PP, o sea, de la mitad de la población.
La entrevista del domingo de Zapatero con Pedro J. Ramírez da pruebas de que el presidente del Gobierno nos conduce al disparate. La tragedia está a la vista, pero el pueblo, el gentío, sólo parece estar preocupado por las vacaciones. El panorama político es oscuro, pero las intenciones y los pasos de Zapatero son firmes para terminar con el régimen de la transición. Nadie se llame a engaño. Zapatero quiere un cambio de régimen político de acuerdo con las estrategias terroristas y nacionalistas. La democracia desaparece poco a poco y en el panorama se instala un régimen de violencia verbal, ruptura y negación del otro. Sin esta clave rupturista y republicana es imposible entender la entrevista de Pedro J. Ramírez a Rodríguez Zapatero.
¿Qué cosa hace ante este panorama el PP? Sospecho que bastante menos de lo que desearían sus bases. Fuera del ejercicio de oposición, a veces brillantísimo en el Parlamento, el PP está demasiado encogido, demasiado encerrado en lo políticamente correcto: esperar, ver y actuar de comparsa. He ahí la otra parte de la tragedia que se le viene encima a España.
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