Excepcional conmemoración de la II República
Excepcional es la utilización de la historia de España, concretamente de la Segunda República, para "distraer" a la ciudadanía, nunca para legitimarse ante ella, de sus tareas democráticas.
Celebraremos la Segunda República, ha dicho un dirigente comunista, con "creatividad política". Falso. Lo que llama "creatividad" no es otra cosa que manipulación de la "memoria histórica". Las ideologías que recurren al pasado para legitimar sus vacíos actuales sólo pueden hacerlo de modo excepcional, o sea, ocultando la historia objetiva. Por desgracia, esta peculiar conmemoración de una época pasada es sólo una forma más, entre otras muchas, de excepcionalidad del gobierno de Zapatero. Sí, la democracia como un régimen político, y sobre todo una forma de vida, basada en la normalidad de la ley está en peligro. La democracia en España está herida de muerte. Aquí y ahora, democracia es sólo una palabra, un concepto vago, para ocultar que vivimos en un régimen político basado en la excepción.
Excepcional es la llegada al poder de Zapatero. Excepcional es la salida de las tropas de Irak. Excepcional es la forma de investigar el mayor atentado terrorista de la historia de España. Excepcional es nuestra política exterior. Excepcional es la reforma, o mejor, el destrozo de la Constitución a través de la aprobación en el Congreso de los Diputados de un nuevo Estatuto de Cataluña. Excepcional es la manera que tiene el Gobierno de negociar con los criminales de ETA. Excepcional es el trato dado por el Gobierno a la oposición, entre otras razones, porque no le concede dignidad alguna para ejercer funciones políticas; parece que a la oposición sólo se le permite, como si Zapatero fuera el dueño de las instituciones, estar en el límite del sistema.
Y, por supuesto, excepcional es la utilización de la historia de España, concretamente de la Segunda República, para "distraer" a la ciudadanía, nunca para legitimarse ante ella, de sus tareas democráticas. El uso y abuso de la "memoria histórica" por parte de este Gobierno no tiene otro objetivo que instalarnos en la provisionalidad, incertidumbre y excepción de la ley. Es una amenaza permanente al orden basado en la Constitución. Es una técnica perversa para mantener en vilo a la monarquía constitucional. Es una forma "totalitaria" de excluir a la mitad de la población.
Sin agitación y propaganda un régimen excepcional es inviable. Por eso, el Gobierno socialista ha mantenido movilizados a todos sus medios de comunicación, o sea casi todos, e incluso ha creado nuevas cadenas de televisión para que sirvan a sus excepcionales intereses. Nada es, pues, inocente en la conmemoración de la Segunda República. Todo es excepcional. La fuerza de la propaganda del régimen republicano, repleta de consignas totalitarias, es la pobre reserva espiritual que tiene el socialismo de hoy. En fin, si Carl Schmitt, el politólogo del totalitarismo, resucitase, hallaría en el socialismo decisionista y arbitrario de Zapatero una prueba para justificar su teoría.
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