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José Vilas Nogueira

De linces y codornices

Su respuesta evidencia el carácter de extrema derecha de Esperanza Aguirre. Sólo un demagogo neofranquista osaría estorbar la protección del lince mediante la evocación de los muertos en carretera.

Pasmado me ha dejado el reciente artículo de Suso de Toro en El País. No ha sido arrobamiento cual el del abad Virila, suspendido por siglos por el trinar de un pajarillo, aunque de humildad frailuna sea mi intelecto y encantador pueda parecer el discurso de nuestro autor. Más bien abotargamiento ha sido, incapaz yo de penetrar la profunda filosofía de sus sentencias y apreciar la sabia economía de sus giros y construcciones. Las frecuentes invocaciones a lo onírico, hechas por el filósofo de Toro, me han sumido en el sueño, pero no en el sueño de soñar, sino en el de dormir.

Una enérgica colleja de mi cónyuge me ha recuperado de mi alelamiento. Y mal haya la cónyuge y su capón, que estaba yo en el séptimo cielo, en un país decente, con unos políticos inteligentes y honestos, y unos intelectuales y periodistas cultos y defensores de la libertad. Zas, y la vigilia me devuelve a la indefinida nación, entregada a políticos oligofrénicos y abyectos, en medio de la deserción generalizada de la libertad.

Pero conviene recuperar la mesura, que ya lo dijo Fraga, que no es de Toro, pero sí de Villalba. No hay que hacer caso a la COPE. No todos van a ser Llamazares, Pepiños, Zapateros, gudaris de capucha y tiro en la nuca, nacionalistas salteadores de bancos y robadores de funcionarios. Basta apagar la crispante emisora y encontramos, por ejemplo, a la ministra de Medio Ambiente. La señora Narbona ha pedido la suspensión cautelar de la construcción de una carretera por el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid, pues su Ministerio ha encontrado heces de lince ibérico en los terrenos que debería atravesar la carretera en construcción.

La presidenta de la Comunidad ha respondido que nadie ha visto un lince por aquellos parajes ni en toda la Comunidad de Madrid y, en cambio, sí han visto en sólo el último año quince muertos en la carretera que se pretende desdoblar, respuesta que evidencia el carácter de extrema derecha de Esperanza Aguirre. Sólo un demagogo neofranquista osaría estorbar la protección del lince mediante la evocación de los muertos en carretera. En efecto, cuántos automovilistas hay en la Comunidad; millones. ¿Y linces? Ninguno ha sido visto y ahora que la señora Narbona encontró una caca, ¿vamos a cerrarnos a la esperanza?

No; que no hayan sido vistos linces en la Comunidad de Madrid es débil argumento, pues todos sabemos que son animales esquivos, difíciles de ver. Tiene razón la ministra. Es más, alguna vez que pasé cerca del Palacio de la Moncloa vi yo mismo cacas sospechosas y fugaces sombras felinas. Debería acometerse su demolición y las demás que fuesen necesarias para restituir el hábitat de tan hermoso y emblemático animal.

Pero no sólo esta ministra es espejo de gobernantes y crisol de virtudes públicas. El presidente del Consejo Consultivo de la Generalidad catalana no le va a la zaga. Bien que, como industrioso catalán, este señor está más interesado en la fauna susceptible de aprovechamiento económico que en la salvaje. Con denuedo y valentía política ejemplares, Joaquín Tornos hizo a un lado las incompatibilidades inherentes a su cargo y vendió al gobierno de la Generalidad un fructífero estudio sobre la hibridación entre la codorniz común y la codorniz japonesa. La malvada derecha ha sido incapaz de apreciar conducta patriótica tan elevada; más todavía si se repara en que este proceso de hibridación supone un hermoso correlato animal de la alianza de civilizaciones.

El señor Rajoy debería adecuar su estrategia opositora a estos temas de bichos. En vez de insistir en la ruptura de la nación, en la inconstitucionalidad del nuevo Estatuto de Cataluña, en la rendición ante los terroristas, en la mentira permanente de Zapatero y sus aliados, podría formular preguntas verdaderamente relevantes, como: ¿El nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña protege el futuro del lince? ¿Qué dice este Estatuto sobre la hibridación de la codorniz común y la japonesa? Porque si no dice nada, habrá que modificarlo inmediatamente. ¿El Gobierno garantiza que Otegi y sus pistoleros respetarán la supervivencia del lince, pese a la condición ibérica del bicho? ¿Asumirán la doctrina correcta (cf. Tornos) sobre la hibridación de la codorniz común y la japonesa?

Si Rajoy emprende esta oposición responsable, se disiparan las nieblas franquistas que lo rodean. Y todos seremos felices cual codornices (híbridas o no, que eso importa menos).

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