¿Es mucho pedir que se calle?
Hace dos días, Narbona se despachaba en la Universidad Menéndez Pelayo diciendo que no había motivo para pensar que pudiera haber restricciones en las grandes ciudades.
No tiene fácil explicación que después de año y medio en el poder los socialistas sigan encadenando, sin parar a respirar, errores infantiles. La última entrega ha sido, una vez más, de Cristina Narbona; después del verano de incendios y más incendios, de sequía y más sequía ha dicho en unas declaraciones radiofónicas que la Comunidad de Madrid va camino de las restricciones de agua, si no llueve en las próximas semanas.
El problema de la historia no es la afirmación de Narbona, que incluso pueden parecer de sentido común viendo como están los pantanos y sufriendo como estamos la falta de agua. El problema es que, hace dos días, Narbona se despachaba en la Universidad Menéndez Pelayo diciendo que no había motivo para pensar que pudiera haber restricciones en las grandes ciudades. Un cambio de opinión, en tan poco tiempo, sobre un asunto capital como el agua es preocupante por la irresponsabilidad de realizar una advertencia de gran calado como quien oye cantar; por la imagen cambiante en una cuestión de tanta relevancia y por la falta de seriedad que ofrece una ministra que ciertamente ha de tener datos pero no se aclara al ofrecerlos en público.
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