Pío Moa
Una buena iniciativa
Todo esto debe ser denunciado sin tregua, pero es preciso también que los ciudadanos se movilicen. Si cada cual procura informar y crear opinión en su entorno, las amenazas, manipulaciones y censuras de los demagogos fracasarán.
En la manifestación convocada por las víctimas del terrorismo pude oír, al paso de César Vidal, un grito repetido: “Tenemos voz, gracias a la COPE”. Me pareció notar cierta desesperación en ese grito, pues los medios de comunicación realmente independientes del gobierno son hoy muy escasos y sufren crecientes presiones, un indicio más del talante totalitario y demagógico de nuestros mandamases, tan bien predispuestos hacia la ETA como despreciadores de sus víctimas. Baste observar cómo las cadenas de televisión, con raras excepciones, e importantes periódicos o emisoras de radio, desinformaron sobre aquella manifestación contra la negociación (colaboración, vamos) con el terrorismo, tratando de ningunear o desacreditar a los demócratas. Es el invierno mediático, denunciado tan a tiempo por Jiménez Losantos y al que tan eficazmente han ayudado los sectores más oportunistas del PP.
Se va expandiendo así la situación de Cataluña, donde grandes sectores de la sociedad han sido privados de voz por la política de Pujol antes y del Tripartito ahora; política favorecida por la timidísima, casi inexistente oposición del PP, si exceptuamos el corto período de Vidal Quadras.
Ahora mismo estamos asistiendo a una ofensiva mediática en toda regla contra las víctimas del terrorismo, a quienes el gobierno intenta dividir, desacreditar y manipular. La Asociación de Víctimas es constantemente acusada de intolerante (al revés que el PNV, modelo de tolerancia hacia los asesinos), contraria a la paz (al revés que la ETA y el gobierno, tan interesados en ella), ligada a la extrema derecha o “manipulada” por ella, etc. La campaña mediática, orquestada por el gobierno y PRISA, sigue los esquemas típicos de las dictaduras: evitar el argumento y el examen de los hechos, y atacar salvajemente a los disidentes, con insidias y calumnias, a fin de destrozar su imagen pública. Este método tiene otras ventajas: advierte a los demás de que podrían correr la misma suerte si no se muestran “razonables”. Parte de la estrategia consiste en promocionar en la oposición a ese tipo de líderes “razonables”, sumisos a quienes aspiran a enterrar a Montesquieu, la democracia y la unidad de España. Actualmente es el presidente de la Asociación, Francisco Alcaraz, quien está sufriendo esa ofensiva por parte de quienes no cesan de favorecer a los terroristas.
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