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El fin del Pacto

Si el Pacto está muerto, porque el propio Rajoy reconoce que ZP se lo ha cargado, lo mejor es enterrarlo

El Partido Popular debe romper definitivamente el vigente Pacto con el PSOE en materia de terrorismo. Lo debe hacer en primer lugar por higiene democrática. Si el Pacto está muerto, porque el propio Rajoy reconoce que ZP se lo ha cargado, lo mejor es enterrarlo. Sino se corre el riesgo que el cadáver comience a oler, se convierta en foco de infecciones o sea devorado por los buitres.
 
Pero la razón más importante para romper el Pacto es poner a Zapatero en la tesitura de tener que elegir claramente entre el PP o ETA. Lo que no es posible es mantener simultáneamente, como pretende el presidente del Gobierno, un Pacto con el PP para luchar contra ETA y un pacto con ETA y sus cómplices contra el PP.
 
El Partido Popular ha mantenido en las últimas semanas una posición de enorme firmeza denunciando reiteradamente el acercamiento del Gobierno y del PSOE a los terroristas, muy en especial con su decisión de permitir a ETA reintroducirse en las instituciones democráticas a través del Partido Comunista de las Tierras Vascas. Esa posición ha sido valiente y digna de todo reconocimiento.
 
Pero ese discurso de firmeza debe ser coherente ahora con las acciones y decisiones políticas que es obligado afrontar. Mientras el PP continúe en el Pacto contra el terrorismo, aunque sea formalmente, Zapatero tendrá la coartada perfecta para seguir avanzando en su aventura apaciguadora y seguir vendiendo que al final también los populares se subirán a su carro de la paz. El PP debe desmarcarse cuanto antes de ese proceso sino quiere verse finalmente arrastrado al mismo.
 
Por el contrario, el temor a romper el Pacto delata que el PP no está completamente seguro de poder desmarcarse definitivamente del Gobierno en esta cuestión o, al menos, de poder hacerlo sin pagar un alto coste por ello. Las acusaciones de deslealtad lanzadas desde el PSOE pueden terminar haciendo mella en los sectores más blandos de la oposición. Hay incluso quien piensa dentro del PP que si Zapatero termina teniendo éxito en su apuesta, sería un error quedarse completamente al margen de ese éxito histórico.
 
Este es un cálculo erróneo tanto política como electoralmente. El proceso abierto solo puede acabar bien en la medida en que Zapatero pague a ETA el precio político que esta le exige por dejar de matar. El PP no pude estar dispuesto a consentir que el Gobierno pague ese precio, ni por la dignidad de las victimas ni por el enorme riesgo que supondría para la unidad de España. El coste de hacerse cómplice de esa claudicación sería en todo caso mayor que el de desmarcarse ahora del Gobierno.
 
Mariano Rajoy debería lanzar por tanto un ultimátum cuanto antes a Zapatero: o está en el Pacto por las Libertades o está en el dialogo con ETA, pero el PP no va a consentir que esté en los dos sitios simultáneamente, porque eso es una tomadura de pelo a la oposición y al conjunto de los españoles. En esa tesitura, es seguro que ZP optará por continuar el dialogo con los terroristas y eso llevará inevitablemente a la ruptura inmediata del PP con el PSOE en esta materia.
 
Muchos pensarán que eso es precisamente lo que el PSOE está buscando, deshacerse gratis de un Pacto que Zapatero propuso cunado le convenía y que ZP ha dinamitado cuando se ha convertido en un obstáculo para su estrategia. La realidad es que el obstáculo es muy menor, como se ha demostrado en el caso del PCTV, y la campaña política y mediática del PSOE para responsabilizar al PP de la muerte del pacto ha comenzado ya. Prolongar la agonía solo hará que el desgaste del PP se alargue en el tiempo.
 
Es muy posible también que el PP se quede solo en su oposición a la política de apaciguamiento del Gobierno. Pero esa soledad es también una oportunidad: el PP será el único Partido que representará a todos aquellos españoles que se niegan a estas alturas a claudicar ante ETA. Pocas banderas pueden ser más justas, más legitimas y más nobles que esa. Es más, aunque ETA termine doblegando a ZP, los españoles sabrán que no se habrá derrotado al conjunto de la democracia española. Ese será el momento de exigir responsabilidades.

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