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Daniel Rodríguez Herrera

Un dinosaurio preocupado

ahora tienen la opción de controlar donde y cómo se informan, y ya no aceptan ser conducidos como rebaños al pensamiento al que los periodistas querían llevarles

Rupert Murdoch, en un reciente discurso para la sociedad norteamericana de editores de periódicos, se ha definido a sí mismo como un "inmigrante digital", crecido en un mundo de información controlada por unos pocos propietarios de medios, diferenciándose así de sus hijas, que serían nativas digitales, y que nunca han conocido un mundo sin Internet. El hombre que ha revolucionado la televisión norteamericana dignándose a ofrecer noticias sesgadas a la derecha, en lugar de a la izquierda como sucede con todas las demás cadenas, reconoce que se halla sin respuestas ante la creciente demanda de noticias vía web por parte de los norteamericanos.
 
Sin embargo, un vistazo a sus primeras conclusiones sobre la revolución que supone Internet para los viejos periódicos demuestra que, para ser un dinosaurio de los viejos medios, comprende los nuevos mucho mejor la mayoría de los internautas. La demanda de noticias de los nativos digitales, los jóvenes consumidores de medios, tiene cinco características principales: desean las noticias actualizadas con frecuencia, saber no sólo qué sucede sino por qué, averiguar cómo las noticias les afectan personalmente, la opción de poder informarse en otro sitio y, por último, poder usar esa información para debatir sobre ella en una comunidad de usuarios de la que forme parte.
 
Los periódicos tradicionales pueden ofrecer parte de éstas características, pero no todas. La pérdida progresiva de lectores y la pérdida de publicidad a favor de los nuevos medios en Internet sólo puede reducirse si se consigue convertir los sitios web de los periódicos en la página de inicio de muchos usuarios, reemplazando a portales y buscadores. Las recetas de Murdoch, asumiendo los puntos fuertes que pueden aprovechar los periódicos, consisten en actualizar constantamente las noticias y no dejar simplemente una versión electrónica del periódico impreso, complementar la oferta de noticias con ayuda de los bloggers, ofrecer contenido cada vez más interactivo aprovechando las ventajas del medio y, según se incrementa el ancho de banda, empezar a complementar el texto con audio y vídeo. Olvida quizá que deben proveer también servicios básicos para el usuario como correo electrónico, creación de blogs propios o búsqueda, aunque no sea como tecnología propia, y permitir cierta personalización sindicando los contenidos de otros medios y bitácoras.
 
Murdoch no teme al cambio tecnológico. Lo que sí le da miedo es la creciente desconexión de los periodistas con sus lectores, como muestran las encuestas que aseguran que los primeros cada vez tienen menos confianza en los segundos. La causa sea posiblemente la cada vez mayor diferencia de pensamiento político y moral entre una élite periodística que siempre ha creído que debe instruir a sus lectores en lo que es bueno y adecuado y un público que cada vez les hace menos caso. Cuando los medios eran púlpitos sirviendo información de arriba abajo, esa desconfianza no importaba tanto, pues los ciudadanos no tenían otra opción. Pero ahora tienen la opción de controlar donde y cómo se informan, y ya no aceptan ser conducidos como rebaños al pensamiento al que los periodistas querían llevarles. O los medios se adaptan a esa realidad o nadie les hará caso. Serán dinosaurios. Y se extinguirán.

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