Eduardo Pedreño
Música casi gratis
El precio cambia por completo los esquemas tarifarios y vende música al peso: es decir, un precio por cantidad de información descargada, en este caso un céntimo de dólar por cada mega
Uno de los avances de la industria musical en la Red en los últimos dos años ha sido el nacimiento de las tiendas online de música a precios razonables, desde la célebre iTunes a otras surgidas a su imagen y semejanza (en servicio y en precios). El precio de las canciones (un euro o un dólar) es lo suficientemente económico para que muchos internautas se hayan atrevido a comprar música online. Pero no dejan de ser una minoría. Debo reconocer que, sin ir más lejos, jamás he utilizado uno de estos servicios.
Sin embargo, en las últimas semanas sí he tenido la oportunidad de utilizar un servicio que sí rompe el esquema tradicional y lo hace de manera legal. La página rusa Allofmp3 (con versión en inglés) presenta un esquema de precios agresivos y, según defienden, es completamente legal al haber llegado a acuerdos con las entidades de gestión rusas (lo cual dice mucho a favor de dichas entidades). El precio cambia por completo los esquemas tarifarios y vende música al peso: es decir, un precio por cantidad de información descargada, en este caso un céntimo de dólar por cada mega. Un dólar permite descargar cien megas, y diez dólares permiten descargar un giga. Por escasamente treinta dólares (el precio de un par de CDs de música) he podido descargar legalmente más de ochocientas canciones, un precio inimaginable hasta ahora en el mundo de la música. Además, el sistema permite elegir calidades, formatos, y con un simple programa podemos hacer nuestras compras y gestionar nuestras descargas desde nuestro escritorio de forma rápida y fácil.
La mera existencia de esta página indica que algo puede estar cambiando para que la música se venda legalmente “casi” gratis sin necesidad de cánones, de criminalizar a los consumidores o de buscar permanentemente la confrontación con la sociedad para perpetuar un negocio cuyos canales de distribución tradicionales agonizan virtualmente a la espera de que la industria empiece a dejar de mirarse el ombligo y busque soluciones reales a los problemas, y no mero escapismo. La música “casi” gratis es un primer paso para acabar con el anacronismo de la venta de soportes a precios abusivos, que ha tenido en los últimos años un reflejo lógico en el pirateo indiscriminado, el top manta y el auge de los programas de intercambio en la Red.
Esta alternativa, enormemente atrevida, convierte al P2P para una mayoría de consumidores en una opción más lenta y compleja que pagar un precio casi simbólico por la música a cambio de un servicio de enorme calidad. Tal vez el problema es que con este sistema se paga por la música el precio que vale, no 30 veces más. Y claro, eso es algo que las cuentas de resultados de las multinacionales discográficas difícilmente van a soportar. No sería malo que las SGAEs de turno y las mentes preclaras de las discográficas tomasen nota del ejemplo de AllofMP3 y empiecen a reconvertirse para adecuarse a esa realidad.
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