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Guillermo Rodríguez

Eres grande, Amazon

Todo lo que aparece en los cortos –ya sea el reloj del protagonista o el jarrón que decora una de las estanterías– puede adquirirse en Amazon.com

Desde los primeros balbuceos de Internet se ha venido discutiendo sobre la viabilidad de la publicidad “online”. Que si funciona, que si no... Y mientras los demás discrepan, compañías como Google o Yahoo! nutren sus cuentas trimestrales de jugosos dólares provenientes de la venta de anuncios. A pesar del buen comportamiento –lleva ocho trimestres consecutivos de crecimiento–, los más escépticos siguen, erre que erre, negando su validez.
 
Uno de los razonamientos más acertados sobre los que confían en la publicidad online es que debe adaptarse a la realidad del medio en el que opera. Es decir, debe tender hacia la interactividad. Demostrado queda que los banners aportan más bien poco respecto a los anuncios tradicionales, los pop-ups son molestos (y ya apenas visibles gracias a las barras de herramientas), los Skyscrapers o rascacielos abrumadores... se necesitan ideas nuevas, formatos diferentes, atrayentes, que calen en el internauta y consigan el más difícil todavía de retener el nombre de marca y alentar a que el usuario compre lo que se publicita. Lamentablemente, pocas novedades han surgido en los últimos años. Hasta que llegó Amazon.
 
Ha tenido que ser el mayor comercio online el que presente un modelo imaginativo y atrayente. A todas luces es lo mejor que se ha hecho hasta la fecha en el sector. El lanzamiento no es casual: las Navidades –periodo donde se juega la mayor parte de las ventas de todo el año– están a la vuelta de la esquina y Amazon Theater puede convertirse en el motor que tire de las ventas. Se trata de una serie de cinco cortometrajes protagonizados, entre otros, por actores como Minnie Driver, Daryl Hannah o Chris Noth y dirigidos por Tony y Ridley Scott. La novedad se encuentra en que todo lo que aparece en los cortos –ya sea el reloj del protagonista o el jarrón que decora una de las estanterías– puede adquirirse en Amazon.com. No hay más que esperar a los títulos de crédito para pinchar sobre el enlace del producto en el que el usuario está interesado. Y comprar.
 
Muchos argüirán, sólo con parte de razón, que campañas publicitarias de estas características sólo pueden permitírselas grandes compañías como Amazon. Sí pero no. ¿Acaso se necesita algo más que una cámara de vídeo digital?
 
Hace años, los competidores de la tienda de Jeff Bezos se quejaban de que se requería de la infraestructura con la que cuenta Amazon para incorporar muchas de sus virtuosas herramientas. Hoy en día, casi todas las tiendas de comercio electrónico las han implantado e imitan en mayor o menor medida todo lo que hace la tienda online. No sería extraño, por tanto, que en no mucho tiempo tiendas en la Red españolas lancen campañas como la iniciada ahora por Amazon. Sólo hay que darle tiempo al tiempo... Y si no, rezar para que, por fin, Jeff Bezos se anime a abrir una sucursal por estos lares.

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