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El credit crunch y el desplome del consumo avanzan la llegada de la deflación a España

De la inflación a la deflación, en meses. La brusca caída del precio del petróleo, la falta de crédito y el hundimiento del consumo avanzan deflación en España para 2009, por primera vez en 60 años. El BE augura un IPC del 0,5% el próximo año y alerta que la recesión podría extenderse hasta 2010.

Caída histórica de la industria nacional
Indicadores económicos de FAES
De la inflación a la deflación, en meses. La brusca caída del precio del petróleo, la falta de crédito y el hundimiento del consumo avanzan deflación en España para 2009, por primera vez en 60 años. El BE augura un IPC del 0,5% el próximo año y alerta que la recesión podría extenderse hasta 2010.
LD (M. Llamas) Una deflación se podría definir como una disminución generalizada y continuada del nivel general de precios de la economía. Se puede originar como consecuencia de un incremento de la productividad (por ejemplo, el continuado descenso de precios en los productos tecnológicos) o bien debido a un empobrecimiento generalizado de la población.
 
Por desgracia, la presente espiral deflacionista que se cierne sobre un creciente número de países, incluida España, responde a este segundo supuesto.
 
Tras el auge económico de la última década sobre la base de unos tipos de interés excesivamente laxos, España afronta ahora su particular ajuste, que ya se materializa en recesión económica y una fuerte contracción del crédito (credit crunch). Como resultado, la sombra de la deflación se cierne sobre el país por primera vez en 60 años.
 
Descenso en el precio del petróleo
 
El precio del petróleo ha experimentado una brusca caída en los últimos meses. La elevada dependencia energética de la economía española provoca que la evolución de los precios sea muy vulnerable a las variaciones que exprimente el valor del crudo.
 
Sin embargo, la burbuja de las materias primas alcanzó su auge el pasado verano después de que los inversores se refugiaran en este mercado con el fin de mantener el valor de sus activos, en una búsqueda desesperada de liquidez tras la intensificación de la crisis financiera.
 
En la actualidad, el precio del barril de petróleo se sitúa en el entorno de los 50 dólares. La caída del crudo, sumada a la fuerte restricción del crédito y el desplome del consumo presente y futuro (indicador de confianza) han terminado por traducirse en un importante descenso de precios desde el pasado mes de septiembre.
 
Caída de precios en bienes de consumo
 
Así, si la inflación (IPC) alcanzó en julio el 5,3%, en octubre dicho indicador descendió hasta el 3,6%, mientras que el IPC adelantado (IPCA) avanza un aumento de precios del consumo del 2,4% en noviembre, según los últimos datos elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). De confirmarse, supondría una disminución de más de un punto en su tasa anual respecto al pasado mes de octubre.
 
Pero los bienes de consumo (cesta de la compra) no son los únicos que registran descensos o moderación en sus precios. Así, los precios industriales también caen. El Índice General de Precios Industriales (IPRI) registró un aumento del 5,9% en octubre de respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, cayó un 1,2% respecto al pasado mes de septiembre. La mayor caída mensual en siete años.
 
Descienden los precios industriales
 
Atendiendo a la clasificación por destino económico de los bienes, las tasas de variación intermensuales fueron del -0,4% para los bienes de consumo (0,1% para los bienes de consumo duradero, y del -0,5% para los bienes de consumo no duradero), del 0,1% para los bienes de equipo, del -1,5% para los bienes intermedios, y del -2,9% para la energía.
 

 
Solbes estima un IPC del 1% pafra 2009

Ante este panorama, algunos economistas comienzan a alertar sobre el riesgo de deflación en España para 2009. No obstante, según las últimas previsiones del Gobierno, el IPC podría cerrar el año en el 2%, mientras que la tasa de inflación interanual podría situarse por debajo del 1% en 2009. Es decir, rozando la deflación, algo que según el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, "hay que evitar a toda costa".
 
De hecho, el jefe de investigación del Servicio de Estudios del Banco de España, Juan Francisco Jimeno, auguró esta misma semana que 2009 "va a ser un año terrible" ya que muchos convenios se van a firmar teniendo en cuenta la tasa de inflación prevista del 2%, cuando la previsión es que sea inferior al 1%.

Así, Jimeno señaló en su intervención en el Seminario Ortega y Gasset de Empleo, que se prevé que la tasa real de inflación sea del 0,5% a mediados de año, por lo que "va a resultar realmente costoso" que los salarios crezcan un 1,5% el año que viene, "con la que está cayendo".

El investigador del Banco de España indicó además que las cláusulas de revisión salarial "no protegen necesariamente el nivel adquisitivo de los salarios, ya que en España los sindicatos y las empresas "saben cómo negociar" los salarios sin estas cláusulas y añadió que la gran mayoría de los países de la Eurozona carecen de este mecanismo.

El experto del Banco de España apuntó que la economía española "necesita un ajuste de precios relativos importante" porque hay que reasignar empleo de unos sectores a otros, parar las pérdidas de competitividad y aspirar a que la demanda externa sustituya a la demanda interna, "para sostener la actividad económica" en el futuro.
 
Recesión hasta 2010

"El consumo y la inversión no nos va a sacar de la crisis al menos en 2009", avanzando que la recesión en España se podría prolongar, como mínimo, hasta 2010, tal y como avanzó Libertad Digital. Jimeno añadió que el mercado nacional debe contar con unos costes laborales unitarios más bajos. Si se cumplen los pronósticos, la llegada de la deflación a España tendrá lugar a mediados de 2009. Un IPC negativo por primera vez en 60 años.
 

 
Fuente: Financialred
 
A este escenario contribuyen, sobre todo, tres factores que presentan una evolución especialmente negativa en España: la restricción del crédito, el desplome del consumo y la desconfianza récord que mantienen los empresarios y consumidores sobre la situación económica del país y que, en gran medida, avanza la evolución futura del consumo y la inversión.
 
El problema es que tales variables presentan una comportamiento mucho peor en España que en el resto de países de la UE. El credit crunch afectará con especial intensidad a la economía nacional debido al elevado endeudamiento de las familias y empresas, tal y como avanzó LD.
 
Las ventas minoristas se hunden
 
Asimismo, las ventas del sector minorista a precios constantes -eliminando el efecto de la inflación- cayeron el 6,9% en octubre respecto al mismo mes del año anterior. Como resultado, el empleo del sector registró la mayor bajada de su historia, el 1,4%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por otra parte, la confianza del consumidor (consumo futuro) se mantiene en mínimos históricos. El indicador que elabora Eurostat muestra claramente el desplome de España con respecto a la UE.
 

 
El indicador ajustado estacionalmente se situó en -44 para España (y en -23 para la media de la UE27), por debajo incluso del mínimo alcanzado en octubre de 1992 (-37,4). Tan sólo Grecia, Hungría y Portugal presentan datos peores en este ámbito.

Fuente: wonkapistas

Además, el Indicador de Sentimiento Económico (ISE), que mide la confianza de empresarios y consumidores en la economía, registró un nuevo mínimo en noviembre con una caída de 5,1 puntos (hasta 74,9) en la eurozona y de 6,7 (hasta 70,5) en la UE. En España el ISE disminuyó 2,8 puntos, hasta los 63,3, su marca más baja de la historia, según Eurostat.
 
Los pedidos de la industria se desploman
 
Por último, España registró en noviembre un deterioro récord en el Índice de Gestión de Compras de la industria manufacturera (PMI), según los últimos datos de Markit Economics. En concreto, dicho índice, diseñado para medir el comportamiento de la producción manufacturera, cayó a 29,4 puntos en noviembre desde los 34,6 de octubre. “Un ritmo de deterioro récord”, según el estudio.
 
Se trata de la décima caída mensual consecutiva en el volumen de pedidos de la industria debido al desplome del consumo. Algo que ya se está traduciendo en desempleo y en una caída histórica de los precios de venta.
 

Así, tras aumentar por treinta y nueve meses consecutivos, los precios pagados descendieron sustancialmente en noviembre. El factor principal de dicha reducción fue el descenso de los costes de una gran variedad de materias primas, principalmente el acero. También se registró una deflación de los precios cobrados por segundo mes consecutivo.
 
Según Andrew Harker, economista de Markit Economics, "a medida que las Navidades se acercan, las empresas del sector manufacturero español no encontrarán nada que celebrar en el último dato del índice PMI. La marcada deflación de los precios pagados hará más fácil que las empresas reduzcan sus tarifas, lo cual es necesario dada la dramática caída de los nuevos pedidos. Basado en el dato del PMI parece que el PIB se contraerá aún más en el cuarto trimestre, llevando a España a una recesión". Tal dato acaba de ser confirmado por el Banco de España en su último boletín de coyuntura, publicado este viernes.
 
Efectos de la deflación
 
Pero ¿por qué es tan temida la deflación? Tal y como explica el profesor del Instituto de Empresa (IE), Rafael Pampillón, "al reducirse los precios y, por tanto, los ingresos que obtienen las empresas por sus ventas, se produce una disminución de los beneficios, ya que se reduce la facturación, pero los costes no descienden en la misma medida debido a la rigidez a la baja de los salarios y de otros costes".
 
Esta reducción de los márgenes empresariales conlleva una disminución de la inversión y del empleo, que a su vez afecta nuevamente al consumo, avanzando así en la espiral deflacionista. Se reduce la inversión y el consumo, al tiempo que aumenta el paro.
 
Además, "las deudas que las empresas tienen contraídas con los bancos se mantienen constantes, es decir, mantienen su valor. Sin embargo, al disminuir las ventas, las empresas disponen de menos recursos para devolver esos créditos. Es decir, en una deflación, las deudas que se deben a los bancos aumentan relativamente con respecto a la facturación, creando serios problemas a las empresas deudoras y por ende al sistema financiero”, afirma.
 
"Japón presenta la historia de un país que se convirtió en ejemplo de estancamiento económico, deflación, parálisis política y crisis financiera. Si hay algo que quiere evitar cualquier gobierno de cualquier país del mundo es repetir esa experiencia", alerta.
 
Sin embargo, el Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE) advierte de que lo grave no es que caigan los precios de determinados bienes sino que "la riqueza patrimonial de una sociedad se derrumbe a la mitad o a una cuarta parte". En la actualidad, el mercado está corrigiendo el precio "inflado" de determinados activos.
 
¿Deflación o hiperinflación?
 
Por ello, el problema de la deflación actual va más allá. "Los bancos han financiado malas inversiones porque no existía ahorro real; hay un excesivo desarrollo de determinadas estructuras y un pobre desarrollo de otras. Para recomponer el patio los precios relativos tienen que ajustarse: construir vivienda no puede seguir siendo igual de rentable que hace 5 años. Y si los precios relativos caen, los activos de los bancos también caerán".
 
De este modo, el OCE considera que la fórmula de salvar bancos quebrados y promover la inflación mediante tipos bajos es "la más destructiva de todas. Destruye el sistema bancario y la moneda".
 
Las autoridades no apuestan por el "ajuste de precios y la necesaria reestructuración del sistema productivo (liquidar las malas inversiones y fomentar el ahorro)". De ahí que el OCE pinte el riesgo de un escenario futuro, incluso, mucho peor que el actual: Una posible hiperinflación futura debido al desplome de determinadas monedas.

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