LD (M. Llamas) De este modo, las cuentas públicas españolas reflejarán un desequilibrio mayor al previsto por el Ejecutivo. La razón estriba en que el ministro de Economía, Pedro Solbes, mantiene intacta su previsión de crecimiento para 2009 en el 1%. Dicho cálculo no se cumplirá. De hecho, los datos internos de su gabinete reflejan ya que el PIB nacional apenas avanzará un 0,8% durante los próximos seis meses.
Como resultado, el déficit publico de España, previsto en el 1,9%, amenaza con superar el próximo año el límite comunitario del 3%. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) afirma que el déficit español subirá hasta el 4,1% en 2009. Por ello, pintan malos tiempos, no sólo para la economía de empresas y familias, sino también para las finanzas de las administraciones públicas. Y, por consiguiente, para los impuestos, actuales y futuros, del conjunto de contribuyentes españoles.
El deterioro de la actividad económica, y sobre todo la inmobiliaria, ha mermado en gran medida la recaudación fiscal de las administraciones públicas, tal y como avanzó LD. El crecimiento de los gastos unido al recorte de los ingresos se traduce en desequilibrio presupuestario.
Según el último Informe Mensual de Recaudación Tributaria, los ingresos fiscales se desplomaron un 52,8 por ciento en agosto, con respecto al mismo mes del año pasado. Tal caída se debe al fuerte descenso en del Impuesto sobre Sociedades y la nueva agilización en el ritmo de devoluciones de IRPF e IVA.
Además, los ingresos tributarios procedentes de la actividad inmobiliaria se ha recortado a la mitad en los últimos 12 meses Ante tal situación, Hacienda ha incrementado las inspecciones con el objetivo retrasar las devoluciones porque la caja esta vacía. De hecho, el déficit público alcanza en la actualidad el 1,3 por ciento del PIB.
Déficit público del 7% y deuda de hasta el 70% del PIB
¿A qué se debe este desequilibrio? La principal razón estriba en la negativa del Gobierno a reconocer la crisis económica. Y es que, los PGE del presente año se elaboraron empleando de base un cuadro macroeconómico totalmente irreal.
España cerrará 2008 con un aumento del PIB real (anualizado) del 0,4 por ciento, según los cálculos más optimistas. Es decir, casi un 90 por ciento menos que las previsiones mantenidas por Solbes desde diciembre de 2007 hasta el pasado mes de abril (un crecimiento anualizado del 3,2 por ciento), en plena campaña electoral. El desajuste existente entre el optimismo del Gobierno y la realidad económica ha causado el actual déficit de las cuentas públicas.
Un desequilibrio que tendrá que ser sufragado por los contribuyentes a través de mayor presión fiscal y aumento de la deuda pública (impuesto futuros). En concreto, el Gobierno estima que la deuda del Estado crecerá 2 puntos, hasta el 38,8 por ciento del PIB. Y ello, sin contar, en ningún caso, el plan de rescate bancario presentado por el Gobierno, y que supondría movilizar hasta 150.000 millones de euros (15% del PIB). Y es que, dicho plan amenaza con generar un déficit anual próximo del 7% u 8%, y una deuda del 70% del PIB.
El problema es que los PGE para 2009 adolecen del mismo desajuste. Estima que el PIB avanzará un 1 por ciento en 2009; que el paro apenas se incrementará en 500.000 personas (hasta el 12,5 por ciento de la población activa); que el precio del petróleo (indicador clave para la inflación en España) se mantendrá estable en 106, 5 dólares por barril; que el Euríbor a 3 meses (índice de referencia para fijar el tipo de interés de las hipotecas) se moderará hasta el 4,3 por ciento.
El optimismo de Solbes
Además, según Economía, el consumo crecerá un 0,4 por ciento; que la formación bruta de capital decrecerá un 1,5 por ciento (en la construcción apenas un 5,1 por ciento); y que la necesidad de financiación en el exterior de la economía española, en tanto déficit por cuenta corriente, lejos de aumentar (actualmente supera el 10 por ciento del PIB), se reducirá hasta el 9,4 por ciento.
En base a este cuadro, Solbes prevé que el total de ingresos no financieros del Estado (tras la cesión a CCAA y municipios) apenas bajará un 0,1 por ciento respecto a la liquidación de impuestos prevista en 2008. Es decir, el Gobierno ajusta un poco el gasto público (un 3,3 por ciento más) y espera que la recaudación fiscal se mantenga estable en 2009 ya que, según el Ministerio, la economía nacional se recuperará a mediados de 2009. De ahí el, hasta cierto punto, moderado crecimiento del déficit público estimado para el próximo año en los PGE.
Sin embargo, los datos actuales y la evolución futura apuntan al incumplimiento de todos estos cálculos. ¿Resultado? El desequilibrio presupuestario será muy superior al previsto por el Ejecutivo en los PGE de 2009, con todos los riesgos y problemas que ello implica.
España sufrirá una intensa recesión en 2009
Frente al previsión de un aumento del PIB del 1 por ciento en 2009, el Indicador Sintético de Actividad que elabora el gabinete de Pedro Solbes avanza que un crecimiento económico del 0,8 por ciento interanual en los próximo 6 meses.
Es decir, los cálculos que incluye los PGE contradicen las propias estimaciones (siempre moderadas) del Ministerio de Economía. Sin embargo, la recesión económica (dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo) golpeará de lleno a España en 2009 e, incluso, existe el riesgo de que se prolongue hasta 2010.
La tasa de paro superará el 15%
Ante tal perspectiva, en ningún caso se cumplirá la previsión de desempleo del Gobierno (12,5 por ciento). De hecho, la mayoría de los organismos e instituciones del ámbito económico nacional coinciden en que la tasa de paro podría fácilmente dispararse por encima del 15 por ciento. Muy lejos, pues, del optimismo del PSOE.
El incremento del desempleo y el rápido deterioro de la afiliación a la Seguridad Social amenaza con agudizarse a corto y medio plazo. La destrucción neta de empleo ya es un hecho en la actualidad y crecerá en el futuro.
El riesgo inflacionista del dólar
Por otro lado, Solbes confía en que la inflación se modere por debajo del 5 por ciento en 2009. Sin embargo, tal indicador está fuertemente ligado a la evolución del precio del crudo, tal y como reconoce el propio Gobierno. En este sentido, los PGE se han elaborado en base a que el barril de petróleo no supere los 106 dólares.
El riesgo radica en que el precio del oro negro depende a su vez del valor del dólar. El problema en este caso, reside en que los analistas avanzan una fuerte depreciación del billete verde como consecuencia de la grave crisis financiera que vive EEUU y el costoso plan de rescate financiero aprobado por la Administración Bush.
Los expertos consultados por LD no descartan un desplome próximo del dólar (1,75 dólares por euro ) frente al cálculo elaborado por Economía (1,42 dólares por euro). De ser así, el repunte de la inflación española está asegurado, por encima, incluso, de los niveles actuales. Pese a ello, también existe la posibilidad de una deflación pura y dura debido a la fuerte caída del consumo y a la depreciación de los activos inmobiliarios. El debate en este ámbito, sigue abierto.
El Euríbor subirá
Un desajuste similar es el referido al Euríbor. Los PGE estiman que el tipo de interés que sirve de referencia a la inmensa mayoría de las hipotecas en España se modere hasta el 4,3 por ciento. Y ello, pese a que los informes internos del Ministerio de Vivienda no descartan que éste suba durante los próximos años hasta estabilizarse en el 8 por ciento en 2012, tal y como adelantó LD.
Además, pese a que el Banco central Europeo (BCE) se muestre dispuesto a rebajar una vez más el tipo de interés oficial, la enorme emisión de deuda pública que se producirá en los próximos meses como consecuencia del rescate bancario en la UE, amenaza con elevar las rentabilidades de la deuda de ciertos países (los más afectados por la crisis) a medio y largo plazo, lo que presionaría al alza a su vez los tipos de interés.
El incremento de los costes hipotecarios se está traduciendo ya en un sustancial avance de la morosidad y los impagos. Además, la creciente tensión que vive el mercado interbancario, unido a las recientes quiebras de grandes entidades (tanto en EEUU como en Europa) tan sólo empeorará la actual situación financiera. El problema es que el denominado credit crunch que ya está en marcha afectará de un modo muy especial a la economía española, debido a su elevado endeudamiento.
El consumo caerá
Tampoco se sostiene un aumento del consumo del 0,4 por ciento interanual en 2009, tal y como mantiene el Gobierno. La caída de todos los indicadores en este ámbito no dejan lugar a dudas: matriculación de vehículos, compraventa de viviendas, la caída del consumo minorista, unido a la profunda desconfianza que impera entre los consumidores (está en mínimos históricos) no aportan ninguna señal de optimismo en este ámbito a medio plazo.
Además, si se tiene en cuenta que la recesión y la restricción del crédito alcanzarán a España de lleno en 2009, junto al incremento sustancial del paro, resulta muy probable que, lejos de crecer, el consumo comience a registrar tasas negativas de crecimiento.
La actividad inmobiliaria no levantará cabeza
Por otra parte, según el Gobierno, la formación bruta de capital decrecerá un 1,5 por ciento. Sobre todo, en la construcción, con una caída del 5,1 por ciento. Sin entrar a analizar los distintos componentes de este factor clave del crecimiento económico, la mayoría de los expertos coincide en señalar que el desplome inmobiliario será mucho mayor.
Los indicadores de actividad y la caída de precios avanzan ya una crisis en el sector del ladrillo superior al fuerte reajuste que sufrió el mercado inmobiliario en la primera mitad de los años 90. Una agonía que amenaza con prolongarse durante años. Así, el desplome de la construcción y la caída de la industria (principal demandante de bienes de equipo) no augura nada bueno en cuanto a la formación bruta de capital fijo. Es decir, la inversión amenaza con decrecer por encima de lo estimado en los PGE.
El problema de la financiación exterior
Por último, el déficit exterior de España, lejos de moderarse, corre el riesgo de aumentar. El Gobierno confía en que la mejora en las exportaciones permita reducir en alguna medida el elevado endeudamiento que presenta la economía nacional respecto al extranjero. Sin embargo, parece no tener en cuenta que la crisis económica afecta a las principales economías del mundo.
Es decir, los clientes exteriores de España restringirán su consumo. Asimismo, la crisis crediticia amenaza con agravar el problema, ya que el coste de la deuda corre el riesgo de dispararse en los próximos meses.
Si a ello se suma la escasa competitividad y productividad de la economía española, el panorama del déficit exterior pinta una cuadro para 2009 más pesimista que el actual, y mucho peor que el previsto por el Gobierno.
Menos ingresos fiscales
De este modo, el deterioro económico nacional y la crisis financiera internacional provocará una lógica reducción de los ingresos tributarios respecto a 2008 y las estimaciones de los PGE para 2009, siempre y cuando el Ejecutivo no se decida por incrementar la presión fiscal, tal y como ya han anunciado algunos ayuntamientos. Pero el gasto público no sólo se mantiene sino que aumentará, como mínimo, un 2% en 2009.
Solbes ha vuelto a fallar en sus cálculos, y la factura de su error será sufragada con los impuestos, presentes y futuros de los contribuyentes españoles. Un detalle. El Informe Económico y Financiero de los PGE esconde la palabra crisis y la sustituye decorosamente por la de "intensificación de la tendencia de desaceleración".