(Libertad Digital) Después de conocerse que Fomento ha retrasado la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) por “falta de fondos” y por la imposibilidad de conformar un comité directivo (debía haber echado a andar el 2 de junio), este lunes sabemos que los dos inspectores no tienen asignada de forma oficial ninguna aerolínea, y no han realizado ni una sola inspección desde 2002.
“Únicamente, de vez en cuando, nos mandan alguna documentación de alguna compañía, como manuales o formularios, para que los inspeccionemos”. Y eso que su cometido es examinar “en vuelo”. Actualmente, por tanto, Aviación Civil no envía a ninguno de sus funcionarios a revisar las aeronaves.
Uno de los dos inspectores, Javier Aguado, además, no tiene estrictamente el rango de funcionario público, sino de “personal laboral de la Administración General del Estado”, según aseguró él mismo. “Y, después de 25 años de servicio, cobro sólo 1.300 euros al mes”, añade a Expansión, que destapó todo lo relativo a las carencias de la inspección la semana pasada.
“No hago más que ganar en los tribunales, pero no gano nada”, agrega irónico Aguado, que se enfrenta ahora a seis meses de despido, después de un calvario de disputas legales con el Ministerio por sus informes negativos sobre determinadas compañías. “Hasta que no me machaquen del todo, no pararán”, subraya.
Fuentes de la inspección aérea de la Dirección General de Aviación Civil, que prefieren mantener su anonimato “para no sufrir persecución”, también aseguran que ambos inspectores “sufren un mobbing brutal; están marginados”.
Mientras, los técnicos oficiales de Fomento denuncian que “la inspección tendría que ser más rigurosa y exigente”, y revelan: “Nadie se ha dirigido a nosotros tras el accidente del MD-82. Contamos muy poco, hoy en día”. Y citan varios casos de irregularidades en los que se desoyó su opinión de especialistas. Por ejemplo, el del comandante de Iberia Michel Gordillo.
Por último, expertos del propio Ministerio señalan que “para la AESA se van a contratar a bastantes pilotos, para reforzar el número de inspectores. Quieren que sean pilotos frescos, no muy mayores, como pasa ahora con Senasa”.