LD (Lorenzo Ramírez) El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, cree que para reducir el consumo de carburante hay que disminuir la velocidad máxima permitida de los coches en el acceso a las zonas urbanas, pero esta máxima no es correcta y, de hecho, puede ser incluso ineficiente, según explicaron este miércoles a LD el secretario general de la patronal de concesionarios y fabricantes (Faconauto), Blas Vives, y el propio presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo.
Arnaldo señaló que el ahorro de combustible depende de la fuerza que es capaz de ejercer un motor en cada giro (lo que se denomina técnicamente como el par motor), de la forma de conducir el vehículo y de los problemas que tienen los coches en la mayoría de las ciudades para circular en horas punta, con numerosos atascos que elevan las emisiones de gases de los coches y que vacían los depósitos de gasolina a velocidad de vértigo, a pesar de circular a velocidades que no alcanzan, en la mayoría de los casos, los 20 kilómetros por hora.
El gasto no depende de la velocidad
El presidente de AEA explicó que “se puede gastar mucho más combustible si conducimos con marchas cortas y altas revoluciones, aunque se circule a baja velocidad, que si se conduce con marchas largas y bajas revoluciones, aunque se vaya a más velocidad”. Es decir, que el gasto de carburante depende de la forma de conducir el coche.
Además, recordó que existen vehículos que tienen una sexta marcha creada para ahorrar combustible, una marcha que no se puede utilizar cuando las velocidades son demasiado bajas.
Por otra parte, Arnaldo destacó que los atascos son la principal fuente de ineficiencia energética en el sector del automóvil, ya que los continuos acelerones y frenazos, con motores revolucionados que apenas se mueven unos metros cada pocos minutos, esquilman los depósitos de los coches y vacían los bolsillos de los conductores.
Además, AEA considera que la renovación del parque automovilístico es vital para rebajar la factura energética, porque “un todoterreno fabricado en la actualidad es mucho más eficiente y gasta menos combustible que cualquier coche producido hace diez o quince años”.
Aumentar la recaudación por multas
Por todo ello, Arnaldo consideró que la intención de Industria es la de aumentar la recaudación por multas, ya que, al rebajar las velocidades máximas de acceso a las ciudades, los conductores cometerán más infracciones, especialmente cuando no existan problemas circulatorios. “Como siempre, el conductor paga la incapacidad del Gobierno”, añadió el presidente de AEA.
De hecho, Arnaldo recordó que la propuesta de Sebastián se ha adoptado en Bélgica “pero sólo de forma puntual, durante uno o dos días para reducir la contaminación”, pero descartó su eficiencia energética en el largo plazo, todo lo contrario de lo que defiende Industria.
“Si Sebastián quiere que ahorremos en carburante que mejore el parque automovilístico, fomente el transporte público y mejore los accesos por carretera a las ciudades”, espetó el máximo responsable de AEA.
“Incongruente y sin efectos beneficiosos”
Por su parte, la a Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto), también rechaza la propuesta de Sebastián. Para el secretario general de la patronal, Blas Vives, el establecimiento en España de límites de velocidad más rígidos para reducir el consumo y la contaminación "es incongruente", puesto que la velocidad y los límites "deben adaptarse a las circunstancias del tráfico, la climatología, al estado del firme, al trazado de la carretera y a la conciencia responsable del propio conductor”.
De esta forma, la federación considera que la limitación de la velocidad máxima "no tendrá ningún efecto beneficioso”, sino que podría producir el efecto contrario al aumentar la congestión viaria", ya que el nivel óptimo se produce cuando el vehículo está lanzado y circula a una velocidad de entre 90 y 100 kilómetros por hora, permitiendo levantar el pie del acelerador gracias a la inercia y así gastar menor combustible.
Vives explicó que el ciclo óptimo de consumo del vehículo se produce al utilizar las marchas largas, mientras que en las marchas cortas se gasta mayor cantidad de carburante.
Por otro lado, Faconauto indicó que otro de los problemas de limitar la velocidad es que aumentar el riesgo de colisión entre vehículos, ya que la congestión tardará más tiempo en descomprimirse "debido a que la velocidad máxima permitida es demasiado baja".
Conducir bien ahorra combustible
Y es que conducir de manera "suave y previsora” puede llegar a ahorrar hasta un 30 por ciento de combustible en los desplazamientos de los españoles, según un estudio realizado por Hella España, proveedor integral de productos para la industria del automóvil, con motivo de la Operación Salida de agosto.
De esta forma, cambiar a marchas superiores con rapidez y conducir con responsabilidad evitando las maniobras bruscas son factores determinantes para reducir el consumo de carburante.